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SANTA
CRUZ
A 225 kilómetros de Calafate existe un poblado de ensueño llamado El Chaltén, que fue declarado Capital Nacional del Trekking. Frente al filoso pico del Fitz Roy, donde Werner Herzog filmó “Grito de Piedra”, el Chaltén ofrece descanso y excursiones entre paisajes espectaculares. Travesía en catamarán por el lago Viedma, caminatas por los glaciares Torre y Viedma, y la increíble belleza de la Laguna de Capri y el Lago del Desierto. Por Julián Varsavsky “Mirarlo,
es verlo siempre En cierta ocasión,
varios amigos llevaron al poeta francés Paul Valéry a
recorrer unos famosos paisajes europeos –sin duda, hermosos–
ante los cuales el escritor comentó con voz resignada: “¿Por
qué insisten en mostrarme siempre el mismo paisaje en todas partes?”.
En Santa Cruz, donde se combinan decenas de glaciares con vastos espacios
vacíos casi sin vegetación, y picos de piedra rodeados
de bosques, seguramente el autor de Eupalinos hubiera enmudecido.
UN SINFIN
DE EXCURSIONES Antes de llegar al Chaltén, por un camino
de ripio, la primera imagen que aparece es un lago celeste de nombre
Viedma, al fondo del cual nos encandila el fulgor de un glaciar. El
Glaciar Viedma parece un río que se congeló justo en el
momento en que caía en aluvión por el medio de un valle.
Tras una colina asoman las puntiagudas casas de este pueblo ubicado
en el extremo norte del Parque Nacional Los Glaciares, que recibe la
visita de 20 mil turistas por año. La variedad de paseos es en
realidad incontable, ya que los senderos se entrecruzan unos a otros
y comparten segmentos en común. La mayoría de los visitantes
se queda aquí, al menos, dos días completos, aunque un
total de 4 días es el mínimo ideal para recorrer y aspirar
todos los aromas de la zona.
CAPRI PATAGONICO
La tercera salida en importancia, conocida como Laguna de Capri, es
la caminata hasta las cercanías del Fitz Roy. Los primeros 60
minutos son de pendiente bastante pronunciada, pero sin mayores accidentes
geográficos (accesible para cualquiera). En esta excursión,
cruzamos arroyitos de deshielos donde nos agachamos a tomar el agua
más pura y fresca que pueda existir. Vamos a la sombra de unas
espesas arboledas y de repente se perfila de cuerpo entero el Fitz Roy,
ese coloso de piedra que impone un respeto reverencial en todo el valle.
A las dos horas de camino llegamos a la laguna de Capri y vemos temblar
sobre la aguas la figura invertida del Fitz Roy, de la base a punta.
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La segunda
excursión en importancia es un trekking hasta el glaciar Torre,
que en realidad es una sencilla caminata de dos horas hasta la laguna
del mismo nombre, al pie del glaciar. Se parte desde el pueblo hasta
un mirador sobre el valle del río Fitz Roy. Al fondo se levanta
el cerro Torre (3102 metros) y un cordón con varios picos que
a la distancia parecen coronados por una punta con el espesor de una
aguja. Luego se atraviesa el valle en medio de un bosque de lengas hasta
el nacimiento de la laguna (ver foto de tapa). Finalmente se llega al
campamento base delcerro Torre, desde el cual partieron las legendarias
y discutidas ascensiones del escalador italiano Cesare Maestri, que
Werner Herzog llevó al cine en la espectacular película
Grito de Piedra. Hasta aquí se puede llegar fácilmente
sin necesidad de guía, pero quien desee un poco de aventura puede
contratar, antes de partir del Chaltén, los servicios de alguna
agencia. De esta forma, un guía lo proveerá con el equipamiento
para cruzar el río colgado de una soga mediante un sistema de
roldanas (tirolesa). Después se bordea a pie la laguna para bajar
caminando sobre la superficie de hielo (se usan zapatos especiales con
grampones en la suela). Con la ayuda de arneses y sogas se realiza una
práctica de escalada en el hielo, y por más que las fotos
puedan producir cierto resquemor, este tipo de escalada es mucho más
sencilla de lo que parece. Además se implementan todas las medidas
de seguridad para que nadie se caiga (a lo sumo el novato queda colgando
de manera incómoda, pero sin golpearse). El precio de la jornada
de aventuras es de $ 65.
Durante
el verano se instalan bajo las arboledas que rodean la laguna de Capri
alrededor de 40 carpas con grupos de jóvenes que utilizan el
lugar como base para variados trekkings. El camping, totalmente agreste
y al cuidado de Parques Nacionales, dispone de un precario baño
con letrina (no hay agua corriente ni luz). Un poco más apartado
está el sofisticado campamento que instala todos los años
la agencia de expediciones Camino Abierto, que dispone de dos grandes
carpas que sirven de cocina y comedor, varias tiendas con forma de iglú,
e incluso otra que oficia de baño. Las cristalinas aguas del
lago son muy frías para bañarse, pero como contrapartida
ofrecen agua potable en abundancia.