Por
Sonia Ruades de Rojo *
Desde los confines de lo que fuera el Tahuantinsuyu el
Imperio Incaico- y unida al destino latinoamericano de exterminio sistemático,
la historia de La Rioja es pura insistencia. Si los españoles
vinieron solos, sin mujeres, nosotros somos el producto de la violación
de las mujeres aborígenes (Ricardo Mercado Luna, Conferencia:
Legitimidad, legalidad y mito; Jornadas: Los vínculos
hacia el 2000, La Rioja, 1999). Después de siglos de enfrentamientos
armados, La Rioja emergió con el fantasma de otro fenómeno
del exterminio: varias generaciones de mujeres solas. Producto del éxodo
de hombres que se emplean en las cosechas como trabajadores golondrinas
o en las fábricas de las grandes ciudades, La Rioja se transformó
en una sociedad de mujeres, niños y viejos que trabajan en una
organización doméstica matriarcal y a la vez feudal. Esta
familia, reunida alrededor del fogón, define una espacialidad en
círculo, una escena que, como en la película La guerra del
fuego significa a la mujer como generadora de supervivencia, mismidad
y obstinada pertenencia. Este espacio circular es tal vez defensa, para
conjurar la eficacia simbólica de los descuartizamientos (aquel
método español de exterminio, de tanta eficacia simbólica)
o como cierre o sutura de tanta pérdida.
La sociedad amenazada y las organizaciones madricéntricas (como
las plantea Darcy Ribeiro, citado por Blanca Montevecchio en La metáfora
de la conquista) son polos de un mismo drama. Matriz vincular que surge
como respuesta a la práctica del exterminio, de la colonización
genocida que reproduce un orden perverso en las antípodas de la
ley. La ley como lugar del bien, de la ética del no matar, no tiene
cabida en la lógica del colonizador, y la organización familiar
madricéntrica reproduce la circulación de los funcionamientos
tanáticos como parálisis, involución, trauma permanente.
El discurso social de descalificación queda proyectado como conflicto
en los objetos parentales, de donde el niño extrae sus enunciados
identificatorios. Odio étnico y repudio de razas se aúnan
en una dialéctica de lugares de exclusión donde colonizador
y colonizado quedan encerrados en un conjunto escindido, que no podrá
funcionar como soporte narcisístico para ninguno. El vínculo
colonizador-colonizado se trasmutó en la metonimia del sin-lugar
del colonizado, de su no asignación, del lugar del estigma, como
contracara de la omnipotencia y omnipresencia defensiva del colonizador.
En ausencia de la Ley, de un orden Otro, se impide el intercambio y por
ende el crecimiento. Y el orden social se prolonga en el intercambio constitutivo
familiar con estructuras vinculares narcisísticas endogamizadas,
fallidas las funciones paterna y materna. La narcisización, sin
el corte de la Ley, conduce a estructuras cerradas, circulares y al no-lugar
de la psicosis. No se puede ser sujeto (sujetado a un discurso) sin mediar
la castración e identificación. Estas, fallidas, son dos
caras de un mismo proceso: hombres que funcionan como apéndices
de madres fálicas y por lo tanto sin fuerza para imponer un código.
En las familias, a lo largo de varias generaciones de mujeres solas, la
pareja se limita al momento del coito casi hasta desaparecer
la conyugalidad. Familias madricéntricas: como no hay alianza,
no hay cesión. Se trata de un entorno social de mujeres en el que
la cultura, semantizada como muerte real o simbólica, produce,
como defensa un repliegue hacia la naturaleza. En vez de no reintegrarás
tu producto, no lo dejarás nacer a un medio de
tanta muerte.
Muchos más interrogantes plantea pensar en el intercambio constitutivo
familiar con el hombre joven como valor de intercambio por su escasez
en lugar de la mujer. Hombre joven = valor = trabajo: proveedor de sustento.
La mujer, en cambio, chancleta, es disvaliosa y trae problemas
por la rivalidad entre los hombres y porque, con las crías, trae
el hambre.
La locura o la magia
Cuando el discurso fundador, que Piera Aulagnier llamó contrato
narcisista, se asienta en los enunciados básicos de una cultura
enraizada en sus instituciones, reconocida y aceptada por el conjunto,
hay un recorrido en la inscripción del infante en ese discurso,
en su constitución como sujeto.
Diferente recorrido evolutivo se da en casos como el descripto en este
trabajo dentro de los procesos de transculturación. Sin embargo,
enfocar la dramática de las estructuras vinculares madricéntricas
sólo como efecto de la transculturación, o bien explicar
la conflictiva de sus miembros desde las series complementarias de Freud,
sería parcializar el análisis, perdiendo la visión
binocular de lo vincular y la panorámica de la red histórica
y social.
El trauma de la conquista de América trajo consigo la ruptura del
discurso fundante de las culturas aborígenes, que debían
intervenir en la catectización del infante y su fundación
como sujeto. Piera Aulagnier dice: La ruptura del contrato narcisista
tiene consecuencias directas sobre el destino psíquico del niño.
En ese caso, ante la aparición de patologías graves, cuando
la realidad social es la primera responsable, creemos esencial el papel
de la realidad histórica infantil, en la que damos tanto peso a
los acontecimientos que afectan al cuerpo como a la posición de
excluido o de víctima que la sociedad impuso al niño o a
sus padres. Y agrega: No es totalmente casual que la historia
de las familias de gran parte de quienes luego serán psicóticos
repita con tanta frecuencia un mismo drama social y económico
(La violencia de la interpretación, cap. 4). Hay una continuidad
histórica, sistemática, en estas fracturas subjetivas.
Cuando el discurso sagrado de la cultura dominante es compacto; cuando
el acceso al campo social está forcluido, no habiendo lugar para
ejercer como hombre, como ciudadano ni tampoco como esposo o hijo, cerrándose
los caminos a la exogamia, ¿para qué narcisizarse?, ¿para
qué vivir? Entonces aparece la magia.
La magia aparece como solución de compromiso, como parche de un
tejido social que no contiene. También como interpretación
del mundo y de la vida en términos de enunciados míticos.
Y como compensación ante la rotura de la articulación en
lo social. Se podría pensar en dos caminos posibles para enfrentar
la exclusión: a) el camino de la toma de conciencia y la búsqueda
de identidad y de resistencia al modelo dominante, que impide vivir como
sujeto; o bien, b) se busca un mecanismo sustituto como contrapolo de
los malos, como antídoto de las desligaduras, que permita
ligarse masivamente a un ídolo y quedar a cubierto de males.
Así, cuanto más grande sea el desamparo mas superprotectora
será la imagen del tótem. Y un ritual o una creencia de
varios siglos, en la medida en que sean compartidos por muchos, darán
a la vez certeza y pertinencia.
Desde el polo psicótico al polo sublimatorio, ¿qué
pasa con las significaciones que quedan fuera del proceso de historización?
Tal vez los mitos, los rituales y la magia no sean un tapón para
la toma de conciencia (la religión entendida como el opio
de los pueblos) sino un intento sublimatorio que aporta capacidad
de ligadura y recupera una verdad histórica.
¿Qué son los mitos? ¿Son significantes congelados
en el tiempo a modo de certezas sobre un pasado y un futuro de gloria,
cuya repetición sirve para reconocernos como comunidad, para asegurarnos
pertenencia e ilusión de perennidad?
Si la historia la escriben los que ganan (eso) quiere decir que
hay otra historia, dice una canción popular. Quizá
los mitos en Latinoamérica son la contra-historia del mestizaje.
Y, en este sentido, un intento de recuperar la verdad histórica
y con ella la capacidad de ligadura; una apuesta sublimatoria para escapar
a la locura. La pulsión de vida y lapulsión de muerte estarían
contenidas en la ceremonia del ritual como enunciados míticos de
la contracultura, en oposición al miticidio. El ritual, así,
se ubica en las catacumbas de la cultura avasallada.
Bibliografía
Aulagnier Piera: La violencia de la interpretación, cap. IV,
Ed. Amorrortu, 1997.
Bartolaci Dino y otros: Pensando en la constitución del sujeto,
Actas FAPCV 1997.
Diccionario de las configuraciones vinculares, El Candil, Bs. As. 1999.
Michel Foucault: Genealogía del racismo, Ed. Altamira La Plata,
1996. El discurso del poder, Ed. Folios, México, 1983.
Galeano Eduardo: El libro de los abrazos.
Mercado Luna Ricardo: Los Coroneles de Mitre, Ed. Plus Ultra, 1974.
Montevecchio Blanca: La metáfora de la conquista, Ed. Kargieman
Bs. As. 1991.
Ruades de Rojo Sonia: Acerca de la fundación de mitos, Clacso Buenos
Aires, 1983. Las patologías de la exclusión, sección
Psicología de Página/12, 7 de octubre de 1999.
Sociedad Peruana de Psicoanálisis: Mitos universales, americanos
y contemporáneos, tomos I, II y III, Simposio Internacional, Perú,
1989.
Freud Sigmund: El malestar de la cultura, Tótem y tabú,
Psicología de las masas y análisis del yo. Obras completas.
* Psicóloga. Integrante del Servicio de Psicología Clínica
del Hospital Presidente Plaza de La Rioja.
SOBRE
USOS Y ABUSOS DE LA TERMINOLOGIA PSI
El psicodiscurso de los políticos
Por Jorge Pinedo
Planea sobre el mundillo académico psi una chanza: sentencia
que de las facultades de psicología vernáculas sólo
egresan psicólogas, aún los varones. Alude a cierto espíritu
maternizante, comprensivista, capaz de transformar un cúmulo de
explicaciones en una ramplona justificación. Reducción acaso
montada sobre aquello de que Edipo no sabía que había
matado a su padre y que la mujer con la que se acostaba era su madre.
Por la inversa, pero en la misma vía, la argumentación psicológica
que recluye en el ámbito estrictamente individual aquellas acciones
que comprometen a los pueblos parece ocupar el espacio reproductor reservado
a la ideología. Con lo que un acontecimiento político queda
subsumido en la culpa privada de un destino singular al que la masividad
de la historia aplasta. Espejismo que partiendo de la confesión,
pero en sentido contrario al secreto que la acompaña, vuelve pública
la responsabilidad individual que se torna vergüenza colectiva, hasta
quedar disuelta. Catapultada a la condición de metafísica
de la economía de mercado, la psicología también
se diluye en una vulgata que soporta un sujeto autárquico al que
desentiende tanto de la lógica como de los efectos de sus actos.
Tal vez por su eficacia publicitaria, una retórica acorde se reproduce
hasta el punto de quedar naturalizada en un generoso rango de expresiones
políticas. Desde las Confesiones de San Agustín, esto no
es nuevo, ni es moderno. Con motivo de ofrecer antecedentes destinados
a promover la Ley de Obediencia Debida, el 6 de mayo de 1987 el Procurador
General de la Nación, Juan Octavio Gauna, adujo que los militares
torturadores, asesinos y desaparecedores se vieron compelidos a causa
del entrenamiento destinado a incorporar el hábito del cumplimiento
inexorable de las órdenes, y el condicionamiento psicológico....
Cuando en 1989 Raúl Alfonsín terminó su vuelta, derivó
su responsabilidad a la primera persona: No supe, no quise, no pude,
con lo que el indiferenciado alud del mea culpa alcanzó para perpetuar
impunidades propias y ajenas. Un lustro más tarde, el marino Scilingo
sostuvo su confesión de haber arrojado seres humanos al mar en
una canallesca angustia que lo agobiaba. Poco tiempo después,
el 25 de abril de 1995, el entonces jefe del Ejército, general
Martín Balza, basó su operativo blanqueo en un deseo
personal de hacer llegar a la comunidad su mensaje doloroso
sobre un pasado que nunca fue sostenido y que se agita como un fantasma
sobre la conciencia colectiva....
Más próximamente, un funcionario del FMI recetó poner
a la Nación entera en tratamiento psicológico, borrando
de un plumazo su participación patógena. Salvando las distancias,
la renuncia del vicepresidente Carlos Chacho Alvarez pivotea
sobre la explícita intención de poder decir lo que
pienso y lo que siento. En consonancia, el alcalde porteño
Aníbal Ibarra intentó consolidar la Alianza electoral en
el municipio a fin de contener a los radicales.
Jerga psicológica hecha jerigonza, convierte conceptos y criterios
en meros adjetivos al tiempo en que la retórica política
los expropia y los vacía. Nada por aquí, nada por allá
de los intereses económicos y fuerzas sociales en pugna, sólo,
como supo señalar Eduardo Grüner (Conjetural Nº 31, setiembre
1995), usar la culpa para perder la vergüenza.
Aludir a la instancia subjetiva resulta una tentación más
sencilla que obvia: Fernando de la Rúa tomado por la vacilación
obsesiva en el umbral del rasgo paranoico; Chacho Alvarez compelido a
repetir su personalísimo síntoma histérico de los
portazos. Nuevos capítulos para ese género casi literario
donde el relato autobiográfico se pretende universal mediante el
procedimiento de autentificación de la autoproducción, versión
posmoderna del autobombo. Mecanismo mediante el cual la política
se despolitiza cadavez que los actos de los hombres públicos dejan
de incluirse en la polis para restaurarse en lo íntimo y privado.
A aquella hazaña dialéctica perpetrada por el cristianismo
de hacer de la serie pecado/confesión/arrepentimiento un dispositivo
destinado a difundir la culpa privada en la responsabilidad colectiva,
la psicología en función ideológica le invierte el
procedimiento. Lanzada desde el tercer o aun del segundo término
del conjunto, apunta al pecado personal, a la variable individual, para
que de allí se desplace hacia la lógica de la punta del
pincel que intenta teñir el mar: la responsabilidad individual
queda diluida en la culpa colectiva, en el plural mayestático,
en la supuestamente inimputable subjetividad del Yo.
POSDATA
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Padres.
Escuela
para padres. Encuentros multifamiliares coordinados por Muchnik
y Rotenberg en la Liga Israelita Argentina. Miércoles a las
11. 4582-0421.
Se recibió. Me recibí... ¿y ahora
qué?, taller el 31 a las 20 en la Sociedad Argentina
de Psicodrama, con Guillermo Vilaseca.4854-8742.
Divorcio. Divorcio: qué debe saber un profesional
que trabaja con familias, el 25 de 18 a 19.30 en la Sociedad
Argentina de Terapia Familiar, con María Esther De Palma
y Norma Petrín. 4962-4306.
Grupos. Reunión informativa sobre el programa de especialización
en coordinación de grupos del Instituto de Investigaciones
Grupales, que dirige Graciela Jasiner, hoy a las 20.30. 4833-7808.
Vinculares. Posgrado en psicoanálisis de las configuraciones
vinculares. Charla informativa por M. C. Rojas, hoy a las 11.30.
Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia
de Grupo. 4774-6465.
Revistas. Actualidad Psicológica sobre Placeres
culinarios, con José Luis Cao, Susana Vaitelis y Denise
Amon; Cuestiones de Infancia (de la Carrera de Especialización
en Psicoanálisis con Niños de la Asociación
de Psicólogos), con Calzetta, Donzino, Fernández,
Frizzera, Heuser, Janin, Kestelman, Lucioni, Mantilaro, Moreira,
Rojas y Scalozub.
Cuba. V Congreso de Psicología de Latinoamérica
y el Caribe: Psicología y globalización.
Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad de Oriente,
Santiago de Cuba. Del 13 al 16 de noviembre de 2001. [email protected].
España. Congreso de la Federación Europea de
Psicoanálisis, del 5 al 8 de abril en Madrid. [email protected]
o Asociación Psicoanalítica de Madrid, teléfono
91-431-05-33.
Hipoacusia. Congreso Hipoacusia 2001: información
en www.argensoft.com.ar/hipoacusia2001.
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