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“EL OTRO” A LO LARGO DE LA HISTORIA Y EN LA SOCIEDAD ACTUAL
Sonriente “plus de goce” del capitalista

¿Qué es �el Otro�? ¿En qué ha cambiado a lo largo de la historia? ¿Hay un �Otro� específico del capitalismo actual? ¿Será cierto que nos determina, no sólo en nuestras maneras de pensar sino en nuestras formas de gozar? Y este Otro, ¿tiene futuro? El siguiente ensayo avanza en estas cuestiones.

Progreso: Desde Freud, queda cuestionado el ideal de constante progreso. Y el sujeto no siempre
quiere su propio bien, como lo
muestran la culpa o el masoquismo.

Por Alberto Fernández *

El psicoanálisis tiende a caracterizar nuestra época como el tiempo de la inconsistencia del Otro por efecto de la caída de los ideales; también se la relaciona con el retroceso del lugar del padre. Pero inconsistencia no significa vaciamiento del Otro. Aun descentrada por el inconsciente, la razón redobla su apuesta de la mano de la ciencia y el desarrollo de la tecnología. Esta modificación en el lugar del saber es el elemento decisivo –según Lacan– para efectuar el pasaje del discurso del amo antiguo al amo capitalista. El hiperdesarrollo tecnológico motoriza la mundialización económica e instala el mercado como gran Otro que hoy reina y manda hasta el punto de lograr subordinar la sociedad y el estado a su propia lógica global.
Para llegar a lo que algunos filósofos culturales llaman capitalismo tardío o posindustrial, transitaré –en apretado resumen– algunas épocas. Ordenará dicho recorrido el eje que componen el sujeto y el Otro en tanto estructura, instancia o institución simbólica.
Polis y divinidad. ocupan el lugar del Otro en la Grecia antigua. Desde el siglo IX hasta comienzos del siglo V (a.C.) se produce el tránsito de una sociedad tribal a la sociedad-Estado que constituye la polis. En su marco, lo que importaba para juzgar el comportamiento era la acción externa y, por lo tanto detentaba estatuto de sujeto todo aquel que tenía alguna participación activa en la vida de la polis. La divinidad era politeísta, con un funcionamiento de alianza y de lucha entre los dioses. Un tema constante en la tragedia griega es la oposición entre el orden divino y el orden humano, que ponía en juego el destino impuesto por los dioses y la libertad de elección. En la tragedia, los conflictos aparecen en estado puro y con el rasgo de lo inevitable. La jerarquía entre estos distintos niveles era claramente vertical: arriba los dioses, en el medio la tierra, los hombres y los semidioses y por debajo el Hades que contiene el infierno del exilio. En ese contexto, Anaximandro escribe su libro del cual casi lo único que nos ha llegado es la búsqueda de leyes que expliquen el devenir del cosmos. Encuentra una ley suprema que todo lo abarca y todo lo gobierna. Una ley que considera divina y que concibe como la absoluta ausencia de límite; la llamó “lo ilimitado” (apeiron). Lo ilimitado es para Anaximandro un principio omniabarcador y omnirrector. Interesante ilustración de la consistencia del Otro de la época que, sin el menor rasgo humano, impone su orden y ley.
Monoteísmo cristiano. La fuerza superior divina a lo largo de la Edad Media se legitima –al menos para el poder eclesiástico y político– en un solo dios. El sujeto en cuestión interioriza el juicio sobre sí mismo. Esto quiere decir que el buen o mal comportamiento se juzga en la interioridad del sujeto, lo cual se agrega al cuestionamiento sobre la acción pública. Se trata del pasaje de la cultura de la vergüenza (comportamiento ligado a la acción pública), a la cultura de la culpabilidad (juicio interno del propio sujeto). Respecto del lugar del conocimiento, el hombre le atribuye a Dios –amo de toda sabiduría– todas las respuestas a los enigmas y problemas de la naturaleza.
El imperio de la razón. La condición moderna comienza con el Renacimiento, en los siglos XV y XVI. Se perfila un sujeto “...camino a su autonomía de conciencia frente al tutelaje de dios” (Nicolás Casullo, “Modernidad, biografía del ensueño y la crisis”, en El debate modernidad posmodernidad, Ed. El cielo por asalto, Buenos Aires, 1995). Pero es en el siglo XVII, en el campo de la filosofía, donde se produce la crisis que genera lo moderno: Descartes hace del sujeto pensante el eje de los significados del mundo, la razón frente a las ilusiones y trampas de los caminos míticos de lo sagrado. La identidad entre pensamiento y ser es clave para el pasaje de lo sagrado a lo racional, porque el hombre se autoriza a anudar su existencia de sujeto con el acto de pensar, sin depender de un más allá divino. Así se apropia de la palabra. Dichapalabra devenida en significantes y pequeñas letras combinadas en cálculo hará posible el nacimiento de la ciencia moderna; la naturaleza –reino inequívocamente perteneciente a Dios– podrá ser descifrada.
Se sigue de lo expuesto que el trono del Otro todopoderoso no queda vacío, sino que cambia de amo. Dicha sustitución no se produce sin resto, porque no se licua el lugar de lo divino y la religión. Aunque ya el sujeto no sería el mismo: en mi opinión, se pasa de una suerte de descentramiento (sin división subjetiva) a una posición del sujeto centrado sobre el poder de la razón de sí mismo. Se podría objetar que la ciencia en tanto Otro genera cierta distancia con el sujeto, ilusión que se reduce si entendemos que el antecedente lógico de la ciencia moderna se sostiene en la identificación y autorización del sujeto en la razón.
Durante el siglo siguiente (de la Ilustración) comienzan a fundarse los relatos y representaciones que estructuran el proyecto moderno. Lo histórico, los fenómenos sociales dejan de ser una irracionalidad divina para pasar a ser leídos con la racionalidad de la ciencia social. También, mientras se desacralizaba el poder aparecían nuevas realidades y significantes que las nombran: derechos del pueblo, propiedad privada burguesa, lucha entre intereses de clase. ¿Cómo era el horizonte de los ideales modernos?: un conocimiento continuo que produciría un progreso indefinido hacia un confín de emancipación y felicidad para toda la humanidad. Tal reivindicación y reconstrucción social y económica de todos se ubican por sobre el deseo individual de cada uno. Cierta ética de la modernidad consistía en la apuesta a alcanzar la felicidad por la vía de un progreso continuo.
La razón desde Freud. A partir de la elaboración que hizo Lacan del cogito cartesiano se puede resumir el cuño del descubrimiento freudiano: el yo no es donde cree ser y no piensa allí donde supone pensar. Pero también queda cuestionado el ideal de progreso al infinito y la consistencia de un individuo en superación constante. De aquí podríamos deducir otra ética, en tanto supone un sujeto no autónomo con problemas para la superación constante. Además se trata de un sujeto que no siempre quiere su propio bien, tal como la experiencia analítica lo demuestra a través de la culpa, la melancolía y el masoquismo.
Nuestra época. Una de las maneras de integrar en categorías psicoanalíticas la lógica de este proceso es recurrir a la reflexión que posibilita la escritura del discurso capitalista. Ultimo en llegar, Lacan lo formalizó en mayo de 1972 en la universidad de Milán. Sustituto del discurso del amo, “...es el discurso más astuto que se haya jamás tenido, pero destinado a reventar. Porque es insostenible. Una pequeña inversión entre S1 y el sujeto es suficiente para que eso marcha sobre ruedas, eso no podría correr mejor, pero justamente eso marcha así velozmente a su consumación, eso se consume hasta su consunción”. (Lacan, Jacques; Du discours psychanalytique; Biblioteca y centro de documentación de la EFBA).
¿Por qué este discurso tan astuto reventaría? ¿Para quién es insostenible? Ensayemos una respuesta posible: sabemos que el lugar de agente lo ocupa un sujeto que pone en movimiento el discurso. Es posible ubicar allí dos posiciones de sujeto según se trate de la dominancia del que hace o al que se lo determina a proceder, porque “el agente no es en absoluto a la fuerza el que hace, sino aquel al que se hace actuar”. (Lacan, Jacques: El seminario. Libro 17. El reverso del psicoanálisis; Paidós, 1995). Si se trata del que hace, el amo capitalista ocupa el lugar del agente que se sirve del saber optimizado de la ciencia (S2) para producir objetos a. No hay sólo objetos en el lugar de la producción, sino fundamentalmente lo que hace funcionar al sistema, o sea la plusvalía cuya existencia es el plus de goce del capitalista. (La plusvalía “...sonríe al capitalista con todo el encanto de algo que brotase de la nada”. Cf. Marx, Carlos; El capital). Comparado con el discurso del amo, se produce una inversión en el orden de las letras y el sentido del vector que afecta alsujeto y al S1. Esta alteración es la que distingue el discurso del capitalismo. Se trata –afirma Lacan– del rechazo (Verwerfung) de la castración. Subrayemos que esa inversión significa que, a diferencia del discurso del amo, no hay quien comande el saber prolífico de la ciencia. Se trata entonces de un saber que trabaja sin comando del significante amo, lo cual permite entender la falta de freno y ley que regule el exceso de goce del mercado.
Si consideramos la otra posición de sujeto en el lugar del agente (o sea al que se hace actuar), nuestro sujeto se dirige al saber de la ciencia para que le provea objetos de consumo, gadgets, artefactos con los que obtiene algo de satisfacción (lugar del plus de goce). Distraído o capturado en tal circuito por saturación o escasez, el agente de este discurso rechaza el S1 que en este caso toma la función de significante que representa al sujeto. Una consecuencia de ello es el alejamiento por parte del sujeto de la determinación inconsciente.
Enseñaba Lacan que los cuatro discursos conservan un eje de imposibilidad específica y otro de impotencia. Es posible considerar dichos conceptos como coordenadas para situar su predicción acerca de lo insostenible del discurso capitalista en tanto se hace imposible alcanzar la felicidad “total” por la vía del consumo. Su misma lógica de funcionamiento deja al sujeto en la impotencia cuando intenta licuar con bienes el intervalo del goce buscado y el goce obtenido.
El discurso del capitalismo no esperó a Lacan para ser especificado, ya que tiene suficientes credenciales en la teoría marxista, tal como el autor de los Escritos lo reconoció en forma explícita. ¿En qué consiste la astucia del capitalismo? Se trata de la producción en exceso que por su mismo movimiento produce carencia. La falta impacta en varios frente y de distintas maneras: 1) a los que no tienen para consumir, golpea en tanto carencia; 2) en relación a los potenciales y grandes consumidores la falta se nombra como “creación de necesidades”, porque el mercado (para quien éstos sujetos sí existen) crea el objeto que aún les falta para satisfacerse. La expectativa del que consume se mantiene tensa por la velocidad con la que quedan fuera de vigencia los objetos que consume. Esta nueva esfera que ha creado la ciencia y que Lacan nombra “aletosfera” (mundo de instrumentos y de aparatos) se anticipa en su oferta reduciendo así el espacio de la demanda. Lo cual impacta sobre la palabra y sobre la pregunta por el deseo, terreno donde el sujeto podría capturar algo de su propio goce.
Comparto con Zizek (Zizek, Lavoj; El ocaso de la fantasía; Ed. Siglo Veintiuno; México 1995) la homologación que efectúa de este circuito “locamente astuto” con la paradoja del superyó habida cuenta de que en su funcionamiento también encontramos la misma proporción directa: a mayor obediencia de su mandato, más culpa; ante la renuncia, más renuncia. Si, en la vida cotidiana se confunden goce y consumo –fusión que permite recuperar algo de goce por la vía del objeto de consumo–, el mandato insensato de gozar se tramita por la orden de consumir. Sabemos que la pregunta por el deseo no es esencialmente ¿qué quiero?, sino ¿qué me quiere el Otro? En contraste con el enigma del encuentro amoroso en el que el otro quiere en mí algo más que yo mismo, el mercado –más allá del velo publicitario– quiere de mí que consuma.

* Director de la revista La Porteña de la Sociedad Porteña de Psicoanálisis. Fragmento del trabajo “El Otro de la época: mercado y discurso capitalista”, publicado en el número 6 de esa publicación.

 


 

AL CUMPLIRSE 25 AÑOS DEL GOLPE MILITAR
“Memoria de colegas desaparecidos”

“A 25 años del terrorismo de Estado que arrasó la subjetividad de millones de argentinos, la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires homenajea a los miles de compatriotas desaparecidos, entre ellos a aquellos colegas que por sus ideales y entrega solidaria sufrieron el tormento. Reivindicamos especialmente a Beatriz Perosio, presidenta de nuestra Asociación y de la Federación de Psicólogos de la República Argentina (FePRA), que con sus sueños, vocación y lucha fortaleció y construyó las instituciones que nuclean a los psicólogos –dice un comunicado de la APBA–. Los psicólogos sabemos que es necesario recordar para no repetir. Nuestra memoria sigue intacta”.
El comunicado incluye un listado de psicólogos desaparecidos: ANDRES Elena, AVILA Juan José, BEJAS María Cristina, BREA Marta, BREGLIA Margarita C. de REYNOSO, BUGNONE María E. de BONAFINI, CONDE Diana Noemí, EVANGELISTA Blas Alberto, FELIPE Ester Silvia de MONACO, FERNANDEZ MENVIELLE Lilian Nilda, FLORES Horacio Bernardo, GARCIA Diana Iris, GARELIX Hugo Ricardo, GOULECOZIAN María Esther, KORIN Eduardo Mario, LEIVA María Delia, LACROIX María Esther de PONCE, MANCEBO Beatriz Ofelia, MIZRAJI Liliana Graciela de PASQUINI, MOBILI Ana María de BONETTO, MUCHIUTTI María Inés de PEREZ, NOIA María de Lourdes de MEZZADRA, OLIVENCIA Daniel Horacio, ORLANDO Irene, PEROSIO Beatriz, PIETTELLI Anabella de CANON, RAGO Graciela Noemí, SANCHEZ María Matilde, SAVIGNONE Norma S. de PISATURNO, SCIARRETA Raquel Alicia, SEOANE TOIMIL María, VANELLA BOLL María del Carmen, VILTE Carmen Rosa de LOKER, VILLEGAS Aída Inés, “y todos los colegas desaparecidos que no figuran en este listado”.

“Por ellos y por nuestro país exigimos verdad, justicia y castigo a los culpables”, concluye la declaración.

 

 
POSDATA
Psicodrama. “Formación en psicodrama grupal”, con Eduardo Pavlovsky. Charla abierta hoy a las 20.30. Soler 4191.
Conceptos. Seminario “Conceptos fundamentales en la clínica psicoanalítica”, con Daniel Piasek en EFBA. 4805-1470.
Cáncer. “Cáncer, ritmo y temporalidad”, con Susana Rotbard y proyección de video de Sami Alí. Desde el 17 de abril en Hospital de Oncología María Curie. 4826-8974.
Castoriadis. “Curso introductorio a la obra de Castoriadis”, por Juan C. Perone y Yago Franco, desde el 9 de abril. 4981-9634.
Psicoanálisis. “Fundamentos teóricos de la clínica freudo-lacaniana”, en Mayéutica, desde abril. Director: Roberto Harari. 4961-0405.
Alimentaria. “Etica y responsabilidad en las indicaciones en trastornos de la conducta alimentaria”, en la Asociación de Psiquiatras (APSA), el 31 de 8.30 a 18. Darwin 436. 4393-3059. Gratuito.
Lactantes. Seminario de observación de lactantes en el Hospital Italiano. 4959-0200 int. 8415.
Psicopedago. Curso anual “Problemas de aprendizaje: factores neurológicos y familiares”, desde el 18 de abril una vez por mes en el Servicio de Salud Mental del Hospital Paroissien, Area Psicopedagogía. 4486-6003.
Lacan. “Inicios en la clínica lacaniana”, seminario anual quincenal con Daniel Mutchinick en IPBA, desde el 3 de abril a las 20. 4772-9042. Gratuito.
Psicosis. “Cuerpo y psicosis”, curso dirigido por Juan Garralda en el Servicio de Psicomotricidad del Borda. Desde el 19 de abril de 10 a 12. 4775-0269. Gratuito.
Clínica. Posgrado de iniciación a la práctica clínica en Nuevo Centro. 4953-4326.
Psicoterapias. Posgrado en teoría y técnica en Psicoterapias en CEP. 47721854.
Familia. Congreso de Familia y Pareja, del 3 al 5 de mayo. Convocan AAPPG, AEAPG, APA, ABdeBA. 4855-4023.
Nietzsche. “La conversación: Freud-Lacan con Nietzsche”, seminario quincenal con Nora Trosman en Fundamento, desde el 19 de abril a las 21. 4823-2056.
Autismo. “Bases neurobiológicas del autismo”, con H. Waisburg en la Liga Israelita, el 30 de 12.30 a 14. Gratuito. 4582-0421.

 

Mail de estas páginas: [email protected] . Fax: 4334-2330.

 

 

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