Por
Rubén Ríos
Residente en París hace 32 años, el psicoanalista
y psiquiatra argentino Juan David Nasio ha desarrollado una significativa
actividad en esa ciudad, donde hace unos meses le fue conferida la Legión
de Honor de Francia. Prácticamente desde su residencia allí
ha sido docente de la Sorbona (Universidad París VII), además
de continuar con una ya prolongada práctica clínica. Director
de los Seminarios Psicoanalíticos de París y de la colección
Désir/Payot en las Ediciones Payot, invitado en 1979
por Jacques Lacan para intervenir en uno de sus célebres seminarios
(y por René Thom para dictar conferencias sobre psicoanálisis
y matemáticas), Nasio es autor de una veintena de libros publicados
en castellano. Visita el país por razones afectivas (Me hace
bien la Argentina, dice muy sonriente), para dictar varias charlas
y presentar sus dos últimos libros: Los casos más famosos
de psicosis (de varios autores, bajo su dirección) y Un psicoanalista
en el diván (ambos, de editorial Paidós).
¿Cuáles son esos casos famosos de psicosis que anuncia
uno de sus libros?
Uno de ellos es el caso de las hermanas Papin, que, en una especie
de locura a dos, matan a las patronas en 1932, en Francia. Otro es el
caso Schereber, el presidente de un tribunal alemán, que fue motivo
de un comentario de Freud a partir del libro del mismo Schreber Autobiografía
de un neurópata, desde el cual elabora una importante teoría
sobre la psicosis. Luego, tenemos el caso del pequeño Dick, un
niño autista tratado por Melanie Klein. Tenemos el caso de Dominique,
un adolescente psicótico tratado por François Dolto. El
caso de Joel, un niño autista de 8 años tratado por Bruno
Bettelheim, un gran psicoanalista de niños. El caso de la pequeña
Piggel, una niña psicótica tratada por Winnicott. En una
palabra, hemos puesto una gran cantidad de los casos más célebres
comentados por diversos autores.
¿Qué es lo que hace célebres a esos casos?
Han sido tratados por los grandes fundadores del psicoanálisis
que, a partir de ese caso, establecen sus grandes teorías. Por
ejemplo, Dolto con el caso Dominique establece su gran teoría sobre
la imagen inconsciente del cuerpo; Winnicott, con el caso de la pequeña
Piggel, establece la teoría de la madre suficientemente buena.
Son casos paradigmáticos.
Esa es la palabra: son casos paradigmáticos. Cada caso da
lugar a los aportes teóricos de los grandes fundadores del psicoanálisis.
Esos casos marcan profundamente al psicoanálisis. El artículo
de Freud sobre el caso Schreber data de 1911, y hasta hoy trabajamos con
esa formidable teoría de la psicosis. Lacan estudió mucho
el caso de las hermanas Papin, de tal modo que a partir de allí
nutre su teoría de la paranoia. Ahora, también tenemos en
el libro un caso que no es célebre pero desde el cual formulamos
una teoría de la forclusión local. Es el caso de un mujer
que tiene una especie de delirio, pero que al mismo tiempo se encuentra
en un estado sano. La teoría trata de dar cuenta del hecho, que
todo clínico constata, de que un paciente psicótico puede
estar grave en un momento y una hora después está completamente
normal. Esta es una teoría que vengo trabajando desde hace muchos
años.
¿De qué trata el otro libro, Un psicoanalista en el
diván?
Es el libro de una entrevista corregida que me realizaron en París,
hace más de un año (en la Argentina fue transmitida por
Canal 7) en donde trato temas diversos como la homosexualidad, la mujer,
el niño, el hombre, la locura, la pareja, la amistad, la fe, el
odio. Es un libro que se lee fácil, para el gran público,
en el que cuento cómo trabajo con mis pacientes. Yo trabajo de
una manera muy cercana a mis pacientes, en el sentido real y figurado.
El analista trabaja con el inconsciente. Por eso trato de tener una intuición
de lo que le pasa al paciente, de zambullirmeen la vida interior del paciente.
Se trata de un buceo psíquico y es muy difícil hacerlo.
Todo analista con experiencia clínica sabe en qué consiste
este buceo psíquico, es decir, ir adentro del sujeto e identificarse
con sus fantasmas, sus sueños, con sus imágenes más
disparatadas e irracionales, percibirlas y señalarlas al paciente.
Mi vocación empezó, en realidad, cuando mi padre, que era
médico, me llevaba al hospital cuando yo tenía 11 o 12 años
y me hacía poner un delantal blanco. Mi padre entonces poco antes
de realizar una esofagoscopía, que consistía en introducir
un tubo largo y grueso en el paciente, me presentaba a éste como
un futuro médico y tras solicitarle que se quedara tranquilo le
decía que yo lo iba a acompañar durante el examen. Y así
empecé, como el que ayudaba al médico a que el paciente
se angustiara menos por la situación.
¿En qué difiere la experiencia del psicoanálisis
en un psicoanalista, que conoce la teoría del psicoanálisis,
de una persona que no lo sea?
La diferencia es que el psicoanalizado tiene una especie de inocencia
acerca de lo que es el inconsciente y ser sorprendido por él. Cuando
uno se analiza es alguien que espera, que está dispuesto a que
ocurran muchas cosas. El psicoanálisis es aprender lo que es el
inconsciente. Cuando uno es psicoanalista eso lo sabe, porque ya hizo
su experiencia del inconsciente, pero hay un punto mayor: uno guarda siempre
la inocencia. Mi primer paciente lo tuve a los 22 años, y mi ideal
profesional sería el de tener muchos años de experiencia,
pero guardar esa parte de inocencia, ya que ahí está mi
inconsciente. Lo que permite justamente trabajar bien con el paciente.
Si yo fuera un psicoanalista muy armado, que se cree que está de
vuelta, yo sería un mal psicoanalista.
¿Podría usted especificar con un ejemplo la mirada
psicoanalítica que Un psicoanalista en el diván propone
sobre tan diversos temas?
Por ejemplo, el tema del odio. Sin duda, para mucha gente el odio
es algo malo. No nos gusta el odio. No nos gusta odiar, ni que nos odien.
Por el contrario, nos gusta amar, ser amados. Cuando uno ama, se siente
bien. Es importante amar. Cuando no amamos es como si algo estuviera vacío.
Pero el odio también tiene su parte positiva. Más: el odio
supone una descarga necesaria, una evacuación que hay que hacerla
quizá cotidianamente. Hay que ejercitar el odio en pequeñas
dosis, que no nos afecten. Cuando el odio se hace fuerte, intenso, es
destructor. Sin embargo, cuando el odio se evacua en pequeñas dosis
se convierte en un sentimiento que puede darnos fuerzas y conocernos mejor.
¿Qué es el psicoanálisis, doctor Nasio?
Lo definiría, retomando la definición de Freud, que
sigue siendo la mejor, como un método terapéutico, una técnica
que permite hacer que el que sufre sufra menos, y a la vez como un método
de investigación acerca del psiquismo humano. Pero también
el psicoanálisis es una vasta, una enorme teoría de los
funcionamientos del individuo en relación con el otro. Los dos
pilares del psicoanálisis son inconsciente y goce. Inconsciente
quiere decir que en el interior de uno existe una fuerza que nos sobrepasa,
que va más allá de nuestra voluntad y nos obliga a realizar
actos que no sabemos, a veces los actos más importantes de la vida,
como por ejemplo una elección afectiva, una profesión. Goce
quiere decir, de una manera técnica, energía interior, energía
del desear, energía del vivir. En una palabra, aquello que Freud
llama pulsiones. Estos conceptos son extremadamente operativos y prácticos
para permitirnos lograr ese objetivo mayor del psicoanálisis: la
disminución del sufrimiento. Ya que el psicoanálisis no
consiste en una experiencia intelectual sino en mucho más que eso.
¿Qué expectativas tiene usted con Un psicoanalista
en el diván?
Conseguir que la gente conozca mejor lo que es un psicoanalista
y el psicoanálisis. De algún modo, que se le pierda el miedo
al psicoanálisis.Hace poco un pintor, bastante conocido en Francia,
me vino a ver después de mucho tiempo de pensarlo porque tenía
miedo de que el psicoanálisis perturbara su talento, su inspiración.
¿Todo el mundo es psicoanalizable?
No todo el mundo. Para ser psicoanalizable hacen falta varias condiciones.
Le diré tres: hay que estar mal, hay que tratar de pedir ayuda
y hay que tener un idea de por qué uno sufre. Aquel que no quiere
pedir ayuda de otro, que se las arregla solo, no resulta apto para el
psicoanálisis.
¿Cuál sería el interrogante más importante
que le ha suscitado la frecuentación del psicoanálisis,
al menos últimamente?
Bueno, he pensado que el inconsciente, que hemos considerado siempre
como propio de cada uno, en realidad es uno solo entre dos personas. No
uno para cada uno sino un inconsciente para los dos.
OTRO
ABORDAJE PSICOLOGICO PARA PERSONAS SIN TECHO
Como que tengo una familia que ayuda
Por
Mónica Vázquez *
Como psicóloga del Círculo de la Ciudad de
Buenos Aires, organización sin fines de lucro, dependiente de la
Confederación Nacional de Beneficencia, que se dedica a asistir
a gente que vive en la calle y a acompañarlos en su recuperación,
me sentí en la obligación de difundir nuestra tarea y sus
resultados, tras la lectura de la experiencia relatada por Patricia Malanca,
coordinadora del Programa Buenos Aires Presente del Gobierno
de la Ciudad de Buenos Aires, el día 12 de julio de 2001 en estas
páginas.
El Círculo tiene un grupo de voluntarias que traen por sí
mismas las personas a ingresar o reciben la derivación de asistentes
sociales, comedores o parroquias. También son recomendados por
otros asistidos.
Aquí los asistidos desean ingresar, porque conocen nuestra labor
o porque conocen a otros asistidos y ven su evolución.
El Círculo, con fondos recaudados en eventos organizados por las
voluntarias, paga el hotel del asistido y, en el primer momento de su
incorporación le provee ropa impecable para que se produzca un
efecto de shock renovador en su imagen de sí mismo, empezando por
el exterior.
Cada asistido tiene una o dos voluntarias que realizan una atención
personalizada. Le brindan, como mínimo, una hora semanal donde
lo escuchan, comparten sus proyectos, temores y dudas; lo acompañan,
en caso de que sea necesario, a los lugares de asistencia médica
o psicológica que necesite y siguen los tratamientos con entrevistas
a los profesionales a cargo, como lo haría un buen familiar. También
les informan sobre los lugares donde pueden recibir ropa o alimentos.
Semanalmente nos reunimos con las voluntarias para asesorarlas en las
dificultades que tengan en su relación con el asistido con el fin
de planear estrategias y calmar ansiedades. Mi función es la de
contención, apoyo y orientación.
Antes de ingresar al Círculo hago un psicodiagnóstico de
cada aspirante, de acuerdo con el cual veo si será posible ayudarlo,
dadas las condiciones y las limitaciones de nuestra institución;
también en base a estos resultados, doy orientación a la
voluntaria que va a hacerse cargo de él o ella. Si no nos es posible
asistirlo, se lo deriva a otras instituciones que puedan hacerlo. También
confecciono un informe laboral para presentar a una empresa que colabora
con nosotros brindando trabajo a nuestros asistidos.
Por nuestras posibilidades de recaudación y por la cantidad de
voluntarias, asistimos aproximadamente a 20 personas que se van renovando
a medida que egresan los que se van recuperando e insertando nuevamente
en la sociedad. Sin embargo, los que se van continúan sus lazos
afectivos con nosotros y participan en las reuniones sociales, como casamientos
o despedidas de asistidos.
Nos interesa fundamentalmente que cada asistido tenga su terapia, individual
o grupal, para elaborar sus conflictos, relacionados fundamentalmente
con el abandono.
En enero de 2001 realicé una encuesta a los asistidos a modo de
evaluación transversal de la historia del Círculo. Los resultados
fueron los siguientes: de 19 asistidos, 13 varones (entre 21 y 69 años)
y 6 mujeres (entre 48 y 68 años), cuyo lapso de permanencia en
la calle oscilaba entre pocos días y nueve años, la proporción
de recuperados fue del 25 por ciento en un lapso promedio de 15 meses,
no incidiendo en ello el factor tiempo de permanencia en la calle.
Todos valoraron la terapia de grupo y mostraron su afecto y agradecimiento
hacia sus voluntariasmadrinas, que, con sus diferentes
estilos, promovieron una relación de amor y contención que
los llevó a modificar sus vidas. Se les preguntó a los asistidos
en qué habían cambiado sus vidas al ingresar al Círculo
y éstas fueron algunas de sus respuestas: Haberme reenganchado
con mi familia; Me ayudaron en mioperación; Tener
un techo..., ¿sabe usted lo que es eso?; Tener un domicilio
para buscar trabajo; Recuperar mi personalidad y mis ganas
de superarme; Relacionarme nuevamente con la sociedad, buscar
mi centro; Como que tengo una familia que me ayuda...;
Me ayudó la confianza que pusieron en mí; Me
dieron amor, desprendimiento, comprensión.
También ellos mismos dieron sugerencias para mejorar nuestra tarea,
porque incentivamos su participación en la acción común.
Tenemos pensado, para un futuro próximo, organizar cooperativas
de trabajo entre nuestros asistidos.
Tal vez valdría la pena que el Gobierno de la Ciudad estimulara
y apoyara económicamente a profesionales y voluntarios para que,
en cada barrio, los que tienen aptitudes, deseos y amor para dar trabajen
con sus sin techo, en pequeño, como hacemos nosotros.
Nosotros no sentimos que ellos no tienen y nosotros le tenemos que
dar. Nosotros vamos al encuentro de un igual que sufre y que nos
va a dar la oportunidad de ayudarlo a recordar lo que fue alguna vez y
a descubrir lo que quiere ser en el futuro. No es que todo sea color de
rosa. Muchas relaciones madrinaasistido tienen altos
y bajos y complicaciones. A veces hay que cambiar de voluntaria, para
que otra intente provocar modificaciones en una nueva relación.
La alquimia de cada relación es la que produce el milagro y, por
supuesto, la dedicación y el amor.
* Psicóloga. Dirección de correo electrónico:[email protected]
POSDATA
|
Desafíos. Desafíos de vivir en una
época de cambios, taller de agosto en el Museo Roca,
con Susana Wortman y Delia Maselli. 4952-8400, 4305-6258.
Orgonomía. II Congreso de Orgonomía Social,
11 y 12 de agosto en la Ciudad de Córdoba. Auspicia: Centro
Wilhelm Reich. 02320-481910. [email protected]
Desempleo. Trabajo y desempleo. Organización
y desorganización de la subjetividad, con Irene Meler,
Silvia Berger y Norberto Inda, hoy de 20 a 22 en APBA, Av. de Mayo
950.
Familiar. Introducción a la terapia familiar,
con María Esther De Palma en Sociedad Argentina de Terapia
Familiar, el 7 de 14 a 15.30. 4962-4306.
Investigadores. VIII Jornadas de Investigadores de la UBA:
30 y 31 de agosto en la Facultad de Psicología. 4957-5887,
Instituto de Investigaciones.
Difícil. Taller de reflexión sobre consultas
de difícil resolución, con Alicia Budnik de
Gibert en Escuela de Psicoterapia para Graduados, desde el 13 de
agosto de 20.45 a 22.15.
Niño. ¿Cómo escuchar a un niño?,
por David Nasio. 10 y 11 de agosto. 4801-2860.
Poder. Seminario Privilegios, poder y corrupción,
10 y 11 de agosto con Reynaldo Perrone (Universidad de Grenoble)
y Liliana Perrone (Universidad de Lyon). Centro de Investigación
Familiar, 4773-2729.
Sádico. La cura en el espacio sádico
y masoquista, por Jean Allouch: del 3 al 5 de agosto de 10
a 13 y de 14 a 17. Ecole Lacanienne de Psychanalyse. 4807-5430.
Adopción. Seminario Actualizaciones en adopción,
con Eva Giberti y Cristian de Renzi. Dirigido a psicólogos,
abogados, pediatras, trabajadores sociales, sociólogos y
egresados de especialidades referidas a niñez y adolescencia.
Desde el 13 de agosto, los lunes de 14.30 a 16, 8 clases. Universidad
de San Martín. 4580-7263.
Superyó. Ideal del yo y superyó en la
constitución del sujeto. Con Norberto Giarcovich y
Telma Amestoy. Hospital Durand, Psicopatología, desde el
9 de agosto de 11 a 12.30. Gratuito. 4982-1050.
Límite. Presentación de la revista Imago sobre
Estados límite, con Eduardo Pérez Peña,
Teodoro Lecman, Guillermo Maci y Rolando Karothy en Centro Psicoanalítico
Argentino, mañana a las 20.30. J.E. Uriburu 1345, 1º.
Gratuito.
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Mail
de estas páginas: [email protected]
. Fax: 4334-2330.
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