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PSICOTERAPIA CON ADOLESCENTES EXTRANJEROS EN OSLO, NORUEGA
Las almas sin refugio de los niños refugiados

Al narrar su experiencia de trabajo con chicos refugiados en Noruega, una psicóloga argentina muestra cómo los problemas psicológicos y de conducta se ligan con las experiencias traumáticas, con las diferencias culturales y con los prejuicios de la sociedad.

Por Amalia Carli *

En los últimos años han llegado a Noruega niños refugiados de Bosnia, Kosovo, Serbia, de Somalia, de Ruanda, del Kurdistán, y también de Afganistán, Chechenia, Perú y Colombia. Quiero mostrarles un ramillete de casos clínicos. Algunos han estado en terapia conmigo, a otros los he visto en peritajes o consultas.
Vivir con la mentira de edad e identidad. H escapó con parientes, pero sin sus padres, con la esperanza de que, obteniendo él refugio, se pudiera buscar al resto de la familia. Tenía seis años. Vivió en un campo de refugiados, hacinado, sin comprender por qué sus padres lo habían enviado allí, durante varios años antes de llegar a Noruega. Entretanto se había hecho adolescente, pero le recomendaron mentir sobre su edad para ser aceptado con mayor facilidad. Redujo su edad en cuatro años. Su apariencia lo ayudaba, después de años de malnutrición. Al llegar a Noruega, con quince años reales fue colocado en el grado correspondiente a sus once ficticios. H se fue volviendo agresivo y desafiante en clase. Después de unos años de conflicto, de rechazo por parte de familiares, encontró por fin una buena persona que lo apreciaba. Entonces, se quitó la vida, dejando una carta donde se despreciaba por haber “mentido”.
Imposibilidad de integrarse. Salima y Mona tienen 14 y 16 años. Escaparon de casa de sus padres por maltratos y hambre. En la escuela robaban a veces, y en casa sufrían de enuresis; una de ellas, la preferida del padre, manifiesta una actitud sexualmente provocadora, y muy inmadura en general. Son las hijas mayores de un matrimonio de refugiados de bajos recursos, con diez hijos. Los padres no hablan noruego, no trabajan, y su único ingreso es la asignación otorgada por el Estado noruego, que ellos envían en gran parte a las familias en su país de origen, descuidando las necesidades de sus hijos. Su padre no desea que tengan amistades noruegas, y quiere casarlas con hombres que vivan en un país musulmán. Desde que fueron ubicadas en un hogar sustituto no roban ni sufren de enuresis.
Robar para llenarse. N, de 13 años, llegó a Noruega a los 8 años para encontrarse con su madre, a la que no conocía; ella lo había dejado al cuidado de sus abuelos cuando era muy pequeño, luego del asesinato de su padre. Fue derivado a la consulta porque robaba y se escapaba de la escuela. N es un chico de pocas palabras, él extraña a su abuela que quedó enferma en un país vecino al de su origen; su abuelo murió luego de que N llegó a Noruega. En la sociedad es un niño negro con problemas, como tantos otros. Hay quienes piensan que roba porque es parte de “su cultura”.
Reconstruir su integridad y genitalidad. Encuentro a Marjam en un hogar de jóvenes donde está internada por maltrato grave de parte de sus familiares. Analfabeta hasta llegar a Noruega a los doce años, tiene una capacidad de reflexión y de comunicación sorprendentes. Sabe lo que quiere: estudia mucho, ahorra lo que puede, se entrena para estar bien físicamente. ¿Estás bien de salud? Sí, responde. Y yo pienso en hacer otra pregunta; sé que otras jóvenes somalíes han sido infibuladas: se les cortan los labios mayores y menores y el clítoris y se cose dejando sólo una pequeña abertura por donde pasan la orina y los humores menstruales. ¿Por qué quiero hacer esta pregunta?, me pregunto a mí misma: ¿por curiosidad, por morbosidad? No: porque ella se merece que le pregunten e informen sobre su salud y derechos. Marjam me contesta que sí, fue infibulada, en edad preescolar, por la abuela. En el campo, me cuenta, esto es común: una gillette usada, sin anestesia. ¿Te molesta?, le pregunto. Muchísimo, sobre todo porque la menstruación se acumula sin poder salir. Le explico sobre las posibilidades de reconstrucción genital: ella quiere hacerlo, pero no quiere que su familia se entere. Ella quiere vivir en paz, poder estudiar y ser, dice, “alguien”.
Culpa de sobrevivir y tendencias autodestructivas. Ciro vive en un campamento de refugiados, tiene 16 años. Acaba de robar una campera de cuero en un negocio. Quiere que lo castiguen, que lo metan preso, pero sobre todo quiere morirse, pero no se atreve y se siente cobarde. Es un chico cálido, viene de una familia acomodada de Irán: junto con su mejor amigo, escapó del servicio militar y de una muerte casi segura por las montañas que separan a su país de Turquía, en invierno. Su amigo sufrió congelamiento severo, tuvo que volver, fue encarcelado, y amputado. Ciro tiene una culpa terrible por haber dejado a su amigo atrás, vergüenza ante su familia que hizo lo que pudo por ayudarlo y se siente muy viejo. Acaba de romper con su noviecita noruega: piensa que ella y su familia eran demasiado buenos para un chico como él.
Sola al cuidado de un familiar. Jazmín salió de su país junto con otros niños; sus padres prefirieron quedarse participando en la resistencia. Fue ubicada con un pariente que no conocía, un joven de algo más de veinte años. Cuando ella empezó la escuela secundaria, llamó la atención de sus profesores por su vestimenta provocativa, el maquillaje espeso, las faltas a la escuela. Recién cuando hizo un intento de suicidio se descubrió que el pariente abusaba de ella desde hacía años. No quiso denunciarlo: él era, después de todo, una de las pocas personas que habían mostrado preocupación por ella.
El psicoanalista Donald Winnicott enfatizó la relación entre conductas antisociales y la deprivación emocional. Si una criatura sana se ve frustrada, va a reaccionar con rabia y agresión, o con expresiones de sufrimiento y desesperanza. Puede robar compulsivamente, como para llenar un vacío afectivo o por sentir un hueco interior ante el deterioro que sigue al maltrato físico, sexual y por ende psicológico.
Estas reacciones son posibles y normales, aunque no siempre aceptables para el entorno. Los impulsos destructivos y agresivos deben ser vistos como expresión de capacidad de buscar una salida a una situación interna o externa apremiante. Parte de nuestro trabajo como terapeutas será reconfirmar la capacidad vital del joven y a la vez promover la búsqueda de expresiones, concretas o a través de simbolizaciones, que den lugar al ejercicio de la vitalidad y creatividad en formas constructivas.
El joven podrá mostrar conductas asociales o autodestructivas; problemas de concentración, con el consecuente deterioro del rendimiento escolar y por ende una baja autoestima. Pronto se vuelve un círculo vicioso, donde el o la joven no se encuentra motivado/a para ir a clase, faltando y/o provocando problemas con compañeros o profesores, desviando la atención de aquello que verdaderamente le preocupa y le hace sufrir: su inadecuación intelectual y social, su frustración ante la vida actual y las expectativas de futuro, la vergüenza ante compañeros, la culpa ante los mayores. Todos estos son en general sentimientos con los que el/la joven no está en contacto consciente, sin capacidad de expresarlos verbalmente, y generalmente los actúa.
Para aquellos que se hallan sin padres, la situación se complica al no tener personas concretas de quienes independizarse en el proceso de individuación. Para muchos esto implica no tener a un adulto interesado, que conoce su historia personal, que les desee el bien, que quiera saber cómo están. Es así como, ya adultos, aparecerán de pronto en la oficina de la trabajadora social o de la psicóloga, para contarles que tienen un trabajo o un departamento.
Para aquellos que viven con uno de sus padres, suele ser difícil el duelo por el padre o madre ausente, a causa de la imposibilidad del que sí está presente para contener y compartir los sentimientos que afloran. La situación se complica si los adultos a cargo del adolescente se ponen en conflicto con éste, y esto pasa cuando los cambios en el modo de actuar, vestir o hablar del joven son vistos, no como parte de un proceso naturalde identificación con sus pares adolescentes, sino como una traición a los valores culturales que los padres pretenden mantener en un contexto tan distinto. Ocurre entonces que los adolescentes rechacen toda norma proveniente de sus padres, en una “hipernorueguización”.
Adolecer lejos
La entrada a la adolescencia, con una introversión a menudo más marcada en los varones, puede verse como algo “raro” por madres y padres, sean extranjeros o no. Pero, para aquellos que desconocen el medio en el que se mueven sus hijos, puede ser una mayor fuente de preocupación, a la que se suma el hecho de que, en una minoría muy visible, hay chicos que buscan modelos identificatorios en las bandas asociales que roban o se pelean como parte de su búsqueda de modelos masculinos potentes. Es que para muchos de estos varones casi no hay opciones. Algunos tienen un padre físicamente ausente, psicológicamente desconocido y con el cual no pueden identificarse. Otros tienen un padre que se encuentra denigrado socialmente, sin trabajo, resignado, rechazado por la sociedad en general que no pocas veces describe a los “negros” como “vagos, fundamentalistas, atrasados”.
Para las mujeres, los modelos identificatorios serán buscados a menudo fuera de su medio más cercano. Algunas acarrean experiencias de maltrato físico, sexual y psicológico a las que han estado expuestas ellas o sus madres. No siempre el modelo de una madre independiente y contestataria es imitado por la hija: muchas se rebelan contra el islamismo de sus padres, pero también las hay que, para sorpresa de éstos, se acercan a valores islámicos, que sienten como protección ante un medio con en el que no se identifican. A la vez se mueven entre varones muy marcados por valores tradicionales, que pueden juzgarlas como “malas chicas”.
Como Arminda Aberastury explicó en “La percepción de la muerte en los niños”, a menudo los adultos tratan de protegerse del dolor que enfrenta el niño, negándolo, restándole importancia. Por eso muchos chicos y chicas no pueden hablar de lo que más les preocupa con los que tienen más cerca. A veces, porque las pérdidas que el joven sufre son las mismas del adulto, el chico protege al adulto no hablando de temas que cree serán dolorosos para éste.
A menudo la sociedad se apura en interpretar expresiones de angustia y dolor como expresiones de maldad por parte del joven, o las ven como algo que refleja una cultura de calidad inferior. Es necesario un trabajo de reeducación hacia la sociedad y hacia los jóvenes, que en general incorporan las mismas actitudes descalificantes y generalizadas hacia sí mismos, lo cual promueve la baja autoestima y el autodesprecio que luego se ve reflejado en conductas destructivas hacia los demás o hacia sí mismos.
* Psicóloga en el Centro de Asistencia Psicosocial a los Refugiados, Universidad de Oslo, Noruega. Extracto de un trabajo presentado en el Primer Congreso de Orgonomía Social, Universidad de Buenos Aires, julio del 2000.

 

POSDATA

Solas. “¿Madres solas por elección?”, con Irene Fridman, Rosa Geldstein e Irene Meler, el 20 a las 20. Foro de Psicoanálisis y Género de APBA. 43457422.
Ulises. Video documental sobre el Ulises de James Joyce, con comentarios de Rolando Karothy y Pablo Fuentes, en la EFBA, Cabrera 4420, 4776-7827, el 26 a las 20.30. Gratuito.
Clínica. AFE, Obra Social, y Medifé organizan las Segundas Jornadas de Salud Mental “La clínica psicoanalítica y lo actual”, de AFE y Medifé, el 6 de octubre de 9 a 19 en Quirno 74. 4124-2800. Gratuito.
Jurídico. “Lo jurídico en las prácticas de salud mental”, en relación con la clínica de niños, desde el 28. Por Adriana Granica en Colegio de Estudios Avanzados en Psicoanálisis. 4823-7221.
Violencia. Jornada-taller sobre violencia familiar. El 22 de 9 a 13 en Avenida 9 de Julio 1680, Lanús Este, para personas interesadas en la temática. Fundación Propuesta, 4242-4050.
Fijman. “La vida de Jacobo Fijman”, por Juan-Jacobo Bajarlía en Grupo Cero, el 21 a las 21. 4328-0614.
Psicopedago. “La psicopedagogía abriendo espacios de autoría de pensamiento”, por Alicia Fernández y equipo en APP, desde el 19 de 17 a 20. 4375-0771.
Y psicopedago. “El diseño en la acción”: elaboración de manuales y estrategias de evaluación, por D’Anna y Hernández en Cifap. 4862-7038.
Integradora. “Jornadas de Psicología Integradora: concepto de saludenfermedad, familia-persona”, para trabajadores de la salud y estudiantes avanzados. El 22 de 9 a 18. El 21 de 19 a 21.30, charla-debate sobre trastornos de la alimentación. ASI, Asistencia Sicológica Integradora, 4632-0441.
Traumáticas. Seminario “Situaciones traumáticas de origen social provenientes de la violación de los derechos humanos”, 4, 5 y 6 de octubre en Mar del Plata. Eatip (Equipo de Trabajo e Investigación Psicosocial), Universidad de Mar del Plata, Fondo de Naciones Unidas para Víctimas de Tortura. Se reciben trabajos libres y posters. 0223-4921705, [email protected]
Redes. Jornada “Encuentro en red. Exploración de nuestras redes sociales”, 21 y 22 en Sociedad de Psicodrama, 4854-8742.
Niños. Presentación del área asistencia psicológica a padres de recién nacidos con alto riesgo. Silvia Chernomoretz en Sociedad de Terapia Familiar, el 24 de 20 a 22. 4962-4306. Gratuito.
Arte. “Intersecciones del psicoanálisis y el arte”, con Roberto Harari, Luis Felipe Noé y Susana Gass en Mayéutica, hoy a las 21.30. 5811-1747. Gratuito.
Anarquía. Presentación de El diván de la anarquía de Carlos Pérez, con Sergio Rodríguez, Alejandra Maula y César Hazaki, hoy a las 20.45 en Uriarte y Costa Rica.
Depresión. Seminario “Depresión, diagnóstico diferencial, abordaje y terapéutica en los distintos cuadros clínicos”, desde el 8 de octubre a las 15.30 en la Liga Israelita, 4582-0421.

Mail de estas páginas: [email protected] . Fax: 4334-2330.

 

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