La
otra opción es que se arriesguen a aceptar su llegada al mundo
real y superen el esto no debería suceder acá
para acceder al esto no debería suceder en ninguna parte.
Pero para eso deberían aceptar también que nunca se tomaron
vacaciones del Curso de la Historia, sino que su paz se compró
a base de catástrofes en otras partes. Ahí reside la verdadera
lección de estos atentados.
Slavoj Zizek
Por Miguel
Tollo *
Nos estremecimos
ante el horror de la catástrofe del 11 de setiembre en Nueva York.
El terror recorrió nuevamente nuestro cuerpo sacudiendo la presunta
normalidad de su estar. Esas imágenes, y el apego hipnoide de nuestras
mentes, sugerían algo más. Además de un futuro amenazante
miles de kilómetros al norte, probablemente evocaban el pasado
y la actualidad de nuestros horrores sociales, al sur.
Los 30.000 desaparecidos, la guerra de Malvinas, los atentados a la Embajada
de Israel y la Amia, y hasta nuestra actual situación social, surgían
hilvanados a las imágenes por el hilo conductor de lo catastrófico.
¿Podría esto develar la condición de catástrofe
social a la que hemos llegado y en la que vivimos?
Catástrofe, según los diccionarios, es un suceso infausto
que altera gravemente el orden regular de las cosas. Hace varios
años, en su trabajo Población y Salud Mental,
Mirta Clara conceptualizaba nuestra realidad social en términos
de catástrofe urbana, la cual conlleva problemas
de destrucción en conjuntos poblacionales, procesos de desestructuración
de familias, de parejas y de sujetos cuyo punto en común es el
sufrimiento humano prolongado en la cotidianeidad.
Si me permito hablar de catástrofe es con el fin de
enfatizar el carácter colectivo de la situación de destrucción
por la que atravesamos, y agrego social con la intención
de quitarle toda posible asimilación al orden de los procesos y
acontecimientos naturales.
La hipótesis de que el panorama de la salud mental puede definirse
en términos de catástrofe social surge de considerar algunos
aspectos de la crisis que se advierten en:
u la violencia y la imprevisibilidad de los cambios en los sujetos y sus
respectivos grupos de pertenencia y referencia (familia, barrio, sindicato,
grupo político, etcétera).
u la simultaneidad de su acontecer con una sincronicidad que complica
su asimilación y elaboración subjetiva.
u la extensión masiva de su impacto (una fábrica que cierra,
una ciudad que se queda sin su principal fuente laboral, una obra social
que quiebra y deja sin cobertura a sus beneficiarios, un Estado que se
retira de su función garante del bienestar general, etcétera).
u en lo que respecta a la clínica de los casos individuales, se
comprueba la sumatoria y combinación de trastornos, sin que necesariamente
exista entre los mismos conexión causal. Su concomitancia complejiza
la comprensión y dificulta su resolución.
u no siempre la población se une por el problema común,
tal como fuese señalado por Enrique Pichon-Rivière en el
artículo de 1968 publicado en esta sección el jueves pasado.
A veces se acrecienta la desconfianza, la dispersión y la fragmentación
comunitaria, dando lugar a un contexto poco continente.
u los dispositivos abocados a la resolución de los problemas sanitarios
no se encuentran indemnes y están directa o indirectamente implicados
en la crisis (muchas veces sin conciencia de ello) * los trastornos se
multiplican por efecto dominó o catarata (en la etimología
griega de ambos términos, catarata y catástrofe,
cata significa desmoronamiento).
u se instala una conciencia de supervivencia con parámetros y estilos
de vida precarios, que pueden o no consolidarse en el tiempo. Se observa
que no preocupa tanto si esa ética de la supervivencia entra en
contradicción con las pautas y valores culturales correspondientes
a los que podríamos denominar períodos normales.
u la magnitud y la velocidad de los sucesos impiden el desarrollo de relevamientos
y evaluaciones que permitan a los que intervienen operar con eficacia.
Aun cuando la utilización del término catástrofe
implique la reunión de diversos fenómenos bajo una misma
caracterización, no sería lícito homogeneizar la
presentación de los mismos en una sola línea explicativa
o clasificación. Lo utilizamos con el fin de establecer un marco
general para la redefinición de los dispositivos con los cuales
intervenimos en situaciones normales (si las hay). De ahí surgen
algunas propuestas:
u no apegarnos a un pensamiento causalista, que ha sido la principal herramienta
utilizada por la ciencia occidental para interpretar y exponer en generalidades
(leyes) los cambios en la naturaleza, imponiendo a los hechos una regularidad
y estabilidad de la que habitualmente carecen muchos de los fenómenos
subjetivos y sociales. Sería interesante dar más lugar a
aquellos pensamientos que se animan a incluir la discontinuidad y la incertidumbre.
u en este sentido no parece adecuado ni posible aislar fenómenos
o prever riesgos y factores de riesgo que configuren procesos lineales,
debiendo entonces implementar recursos desde una perspectiva epidemiológica
no tradicional.
u estimular procedimientos grupales que faciliten procesos de elaboración
en donde cobra importancia la producción de significaciones colectivas
sobre lo vivido.
u no es la población la que debe acomodarse al dispositivo asistencial
sino, por el contrario, éste es el que debe modificarse en función
de cada situación.
u tener en cuenta que las modalidades de intervención en situaciones
de catástrofe son diferentes de las llevadas a cabo en situaciones
normales. Esto nos conduce al desafío de pensar modelos de salud
mental idóneos para responder a la realidad.
u si bien consideramos aquí el impacto de la crisis en la salud
mental y las transformaciones que exige en los dispositivos específicos,
la complejidad de todos los problemas poblacionales derivados reclama
una política transversal que integre esfuerzos desde distintas
áreas del Estado.
u privilegiar y alentar la construcción de redes sociales, y al
mismo tiempo profundizar este concepto desde las prácticas en donde
efectivamente esas redes son viables, sustentables y capaces de producir
vínculos y lazo social.
u las prácticas de los trabajadores de la salud mental requieren
espacios legitimados y reconocidos que propicien la reflexión sobre
las condiciones y el sufrimiento inherente a las mismas.
Quizás el 11 de setiembre haya comenzado la primera guerra mundial
del tercer milenio. Pero el derrumbe ya había ocurrido en cientos
de lugares del Tercer Mundo, a quienes el poderoso mercado les declaró
una guerra económica sin misiles ni tropas, pero con un poder de
destrucción jamás visto en la historia de la humanidad.
Bibliografía
Bonano, Osvaldo; Bozzolo, Raquel; LHoste, Marta: Presentación
al espacio de investigación de la Asociación Argentina de
Psicología y Psicoterapia de Grupo. 2001.
Clara, Mirta: Población y salud mental.
García de la Huerta, Marcos: Sobre catástrofes y monstruos,
2001.
Lewciwicz, Ignacio: Seminario Catástrofe, trauma y acontecimiento,
dictado en el Colegio de Estudios Avanzados en Psicoanálisis. 2000.
Noji, Eric y otros: Impacto de los desastres en la Salud Pública.
publicación de la Organización Panamericana de la Salud.
2000.
Pichón-Riviere, Enrique: Situaciones catastróficas,
clase dictada el 2 de agosto de 1968 publicada en la Revista Grupal.
Woodcock, Alexander-Davis, Monte: Teoría de las catástrofes.
* Ex
presidente de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires
(APBA).
REPORTAJE
A UN EXPERTO EN EL TEST DE LAS MANCHAS DE TINTA
El Rorschach examina al sujeto bajo estrés
Por Rubén
Ríos
Danilo Rodrigues Silva es doctor en Psicología especialista en
el test de Rorschach, decano de la Facultad en Psicología y Ciencias
de la Educación de la Universidad de Lisboa, Portugal, y miembro
de la Asociación Europea de Evaluación Psicológica.
Además realizó numerosas publicaciones sobre estudios y
análisis del Rorschach, más conocido como test de
las manchas. Rodrigues Silva estuvo recientemente en el país
para participar en el Tercer Congreso Iberoamericano de Evaluación
Psicológica organizado por la Facultad de Humanidades y Ciencias
Sociales de la Universidad de Palermo, en conjunto con la Asociación
Iberoamericana de Evaluación y Diagnóstico Psicológico
(AIDEP).
¿A qué se debe la larga persistencia en el uso del
test de Rorschach?
Pienso que sucede porque el Rorschach, de hecho, es un instrumento
que tiene grandes posibilidades. En cambio, innumerables instrumentos
aparecidos después, desde 1921 cuando se publicó este test,
han sido olvidados. Originalmente fue presentado como un test de percepción,
no de imaginación. Rorschach no pudo desarrollar su test, porque
murió al año siguiente, pero fue desarrollado por los colegas
que lo acompañaron en Suiza. En los años 30 el test ya se
encontraba en Estados Unidos y empieza la escuela americana con importantes
autores que le dedican muchos estudios al Rorschach.
¿Se modificó de alguna manera el uso del Rorschach
desde 1921?
En 1939 hubo un gran artículo de Frank sobre los que él
llamó test proyectivos. Entre estos incluyó el Rorschach,
pero nunca fue considerado un test proyectivo por el mismo Rorschach.
Los test proyectivos tienen la propiedad de que los estímulos presentados
siempre suponen un grado de estructura mínimo y que, por eso mismo,
son fundamentalmente ambiguos. En el Rorschach los estímulos son
manchas de tinta y, por lo tanto, el número de respuestas puede
ser inmenso.
¿Hay un criterio de lectura del test o hay varios criterios?
Hay varias perspectivas interpretativas, si a eso se refiere. Todo
depende de la teoría de la personalidad que manejemos. Un fenomenologista
tiene una interpretación, un cognitivista tiene otra, un psicoanalista
tiene otra interpretación. Finalmente, quizás empleamos
lenguajes y teorías diferentes para referirnos a un mismo fenómeno,
la estructura de la personalidad. Hay muchos sistemas de lectura del Rorschach.
Desde los 80 vengo practicando el sistema comprensivo del test que es
autoría de Exner. Este autor de alguna manera salva al Rorschach,
que a finales de los 60 se hallaba en un período de acentuada crisis,
muy malo en realidad para todos los test proyectivos. Exner dotó
al Rorschach de las características de estandarización que
debe tener un instrumento de evaluación de la personalidad. Lo
importante es que el protocolo de Rorschach produzca respuestas válidas,
representativas de la personalidad de la persona.
¿Cuál es, en última instancia, el fundamento
del Rorschach?
Al presentar láminas con manchas de tinta, le pide algo al
sujeto. El sujeto moviliza su inteligencia, sus rasgos y estilos de personalidad
para resolver el problema. Entendemos que las respuestas del sujeto son
representativas de su personalidad, no sólo en su funcionamiento
sino también en sus maneras de encarar las dificultades, sus motivaciones,
sus conflictos, sus reacciones frente a problemas inesperados. El Rorschach
puede mostrar si el sujeto es capaz de ponderar, de resolver, de reflexionar
o no en situación de estrés.
¿Hay una teoría sistemática del Rorschach?
Sobre todo los estudios de Exner han demostrado que el Rorschach
tiene garantía, que cumple con las exigencias psicométricas.
Mucho se ha validado del Rorschach, pero también hay mucho que
no. El Rorschach es uninstrumento, sobre todo, psicológico. Y como
tal es un instrumento de evaluación, estandarizado, que satisface
las exigencias de la teoría de la medida, con garantía y
variedad. Si ese instrumento se lo aplica bien, obtenemos muestras de
comportamiento. Después, la teoría que lo interprete es
otro problema. En el fondo no sabemos tan bien por qué el Rorschach
funciona.
Esto vuelve a la cuestión de sus fundamentos.
Así es. No sabemos tan bien cual es ese fundamento del Rorschach.
Hemos podido estandarizar la aplicación pero es muy complejo y
hay muchas cosas que todavía desconocemos. Por ejemplo, en el Rorschach
hay cinco láminas que son grises y cinco que son coloridas. Se
ha comprobado que el color es un estímulo fuerte para la producción
de respuestas, en relación a las que carecen de color. Pero esto
es verdad para los adultos, no para los niños. En mi trabajo pude
observar que los niños de alrededor de nueve años responden
con un número de respuestas idénticas tanto a las láminas
acromáticas como a las cromáticas. Lo que quiere decir que
el color en estos niños no tiene ningún efecto multiplicador
en la producción de respuestas. Por qué sucede esto no lo
sabemos.
Cuales son las aplicaciones concretas del Rorschach?
Se aplica en la clínica para sugerir modos posibles de tratamiento.
Se aplica en el campo de la psicología de la salud, forense y judicial.
Pero también en el estudio y evaluación del tratamiento
que ha sido recomendado, si ha producido efectos o no. El Rorschach se
usa en psicología infantil, en general a partir de los tres años,
aunque también se lo ha aplicado a los dos años.
POSDATA
|
Sexo.
Ateneo de supervisión en educación sexual, coordinado
por Gloria Fernández en APBA, el 6 de 9 a 11. 4345-7422.
Más sexo. Intervenciones en educación
sexual, curso con León Gindin, Irene Intebi, Diana
Resnicoff y Carmen González en CAECE, 4878-7878.
Presos. Incidencias de la práctica analítica
en pacientes privados de libertad, ateneo con Pablo Melicchio
y Leonor Pagano en Colegio de Psicólogos de Morón,
el 13 a las 11. 4629.4566. Gratuito.
Psicomotor. Capacitación y diagnóstico
del desarrollo psicomotor, con Vitor da Fonseca en Fundación
Argentina de Educación Psicomotriz, 6 y 7 de 9.30 a 18. 4771-4600.
Eréctil. Disfunción eréctil en
atención primaria y diabetes, por Martín Rodríguez
en la Sociedad Psicoanalítica de Mendoza, el 12 a las 21.
Gratuito. 424-0987.
Transferencia. A...Z. Un caso a construir. En el límite
de la transferencia, ateneo por Luis Bisserier en Agrupo,
el 10 a las 21. 49516083. Gratuito.
Oficio. Jornadas El oficio del psicoanalista, del Centro
Sigmund Freud. 12 y 13 de octubre. 4823-9450.
Depresión. Seminario Depresión, diagnóstico
diferencial, abordaje y terapéutica en los distintos cuadros
clínicos, en la Liga Israelita, 4582-0421.
Apego. "Avances en la teoría del apego",
por Patricia Crittenden (Instituto de Rela-ciones Familiares de
Miami), desde hoy en Universidad del Salvador. 4821-8665.
Bioética. Bioética y derechos humanos,
con Eva Giberti, Gregorio Klimovsky, Martha Pelloni, Estela Carlotto,
Pedro Cahn, Lino Barañao, Eugenio Zaffaroni, Adolfo Pérez
Esquivel, Juan Carlos Tealdi y otros. Comité de Etica del
Hospital de Clínicas. 5 y 6 de 9 a 19 en la Facultad de Medicina
de la UBA. 5950-9088 int. 2129.
Temporalidad. Temporalidad del inconsciente,
por Juan B. Ritvo en Centro Psicoanalítico Argentino, desde
el 6 a las 19. 4822-4690. Identidad y diferencia, por
Raúl Zoppi, desde el 12 a las 20.
Historia. Primer Congreso Latinoamericano de Historia del
Psicoanálisis, 5 y 6 de octubre de 9 a 19 en Vicente López
2220. Asociación Latinoamericana de Historia del Psicoanálisis.
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