Desde Londres
El gobierno británico firmó la orden de extradición de Julian Assange a Estados Unidos. Así lo confirmó hoy a la BBC el ministro del interior Sajid Javid. “Hay una petición de extradición de Estados Unidos que debe decidir la justicia. Firmé la orden de extradición y la certifiqué como para que se presente mañana mismo ante los tribunales”, dijo Javid.
El fundador de WikiLeaks se encuentra detenido en la cárcel de máxima seguridad de Bemarsh, en el sudeste de Londres. Estados Unidos solicita su extradición por 18 delitos, entre ellos, la violación de la ley de espionaje y seguridad nacional por la publicación en 2010 de cientos de miles de documentos clasificados sobre las intervenciones militares en Irak y Afganistán.
El presidente del Ecuador Lenin Moreno dio una mano de oro al viejo deseo estadounidense de juzgar a Assange. En abril revocó el asilo diplomático que le había otorgado en 2012 su antecesor, Rafael Correa, y permitió que la policía sacara a los tirones a Assange de la embajada. La justicia británica lo condenó a un año de prisión por no respetar las normas sobre libertad provisional que le habían concedido por las acusaciones de violación y abuso sexual que pesaban sobre Assange en Suecia.
Dados los problemas de salud del fundador de Wikileaks, la audiencia de mañana viernes probablemente tome lugar en la prisión de Bemarsh. El 30 de mayo Assange no compareció ante la corte de Westminster ni participó de la audiencia por enlace de video debido al deterioro de su estado físico. “Ha perdido mucho peso”, explicó un portavoz de Wikileaks.
Según comentó al matutino The Guardian Thomas Garner, especialista en extradición de Gherson Solicitors, la orden y certificación del ministro del interior es una parte importante a nivel procesal, pero constituye apenas el comienzo de un largo proceso. “Calculo que la corte va a establecer mañana un cronograma preliminar para el proceso. Lo más probable es que pasen meses antes de que haya una audiencia y por supuesto, ambas partes pueden apelar la decisión que alcance la corte de primera instancia”, señaló Garner.
El caso es un complicado laberinto político, diplomático y legal. Assange es australiano, está detenido en Londres y debe responder a acusaciones de la justicia estadounidense y la sueca. Australia se opone terminantemente a la extradición a un país en el que haya pena de muerte. Desde este punto de vista, la extradición a Suecia tendría preeminencia.
Pero Suecia tiene su propio caso empantanado. Lo había archivado cuando Assange todavía estaba asilado en la embajada ecuatoriana, lo desarchivó cuando fue detenido, pero la semana pasada la corte de Uppsala, 71 kilómetros al norte de la capital sueca, dictaminó que Assange no tenía que ser arrestado por las autoridades suecas porque ya lo estaba en el Reino Unido, algo que impidió a los fiscales suecos solicitar una orden de extradición.
En estos primeros pasos la solicitud de Estados Unidos le lleva ventaja a la de Suecia, pero según Thomas Garner eso no quiere decir que la justicia o el gobierno se pueda decantar por uno a favor de otro. “Cuanto más avance el proceso, más difícil será para el ministro del interior dar preeminencia a un caso sobre el otro”, señaló el especialista en extradición de Gherson Solicitors.
Una resolución política del caso es una alternativa. En el caso más famoso de las últimas décadas, el del pedido de extradición del ex dictador chileno Augusto Pinochet a España por crímenes contra la humanidad, luego de tres resoluciones de la máxima instancia jurídica británica, la Cámara de los Lores, y de un dictamen favorable a la extradición de la corte de primera instancia, el gobierno laborista de la época sometió a Pinochet a un examen médico que determinó que no estaba en condiciones de enfrentar un juicio por el deterioro de sus facultades físicas y mentales. No bien llegó a Santiago, el frágil anciano genocida abandonó la silla de ruedas y disfrutó de la recepción de héroe de sus acólitos, años antes de que fuera llevado a la justicia en Chile por violaciones a los derechos humanos y corrupción.
Ecuador ofrece otro expeditivo ejemplo de la vía política. El reemplazo de Rafael Correa por Lenín Moreno selló la suerte de Assange. Lenín Moreno dio un volantazo a la derecha que lo acercó a Estados Unidos, llave para un acuerdo con el FMI. El 11 de marzo el Fondo aprobó un préstamo de más de 4 mil millones para las exhaustas arcas del dolarizado Ecuador. Unas semanas más tarde, Lenin Moreno le soltó la mano a Assange.
¿Qué decir del Reino Unido empantanado en la sucesión de Theresa May y la negociación por el Brexit? El anuncio de la extradición de Assange contribuye a la meteórica carrera del ministro del interior británico Sajid Javid que es uno de los candidatos a suceder a Theresa May en julio. El más claro contendiente en la carrera, el ex alcalde de Londres, Boris Johnson fue varias veces elogiado por Donald Trump. Una posibilidad más en este laberinto, por ahora de ciencia ficción: que en un futuro el mismo WikiLeaks revele los acuerdos ocultos de los países para saltearse la justicia y resolver el impasse.