Hace poco más de un año un grupo de 6 futbolistas nos acercábamos a aeroparque a recibir a la Selección Femenina de Fútbol Argentino que venía de quedar afuera de la Copa América, llevábamos unos carteles que decían: “Somos más que 22, construyamos fútbol feminista” Vamos las Pibas! Juguemos Futbol Feminista.
Las pibas venían de hacer la famosa foto del TTopo Ggigio visibilizando la problemática de la disciplina femenina del fútbol argentino, quienes fuimos a recibirlas sabíamos lo que sentían, pero también teníamos claro que en los últimos años había sido en la construcción feminista donde nos habíamos empoderado para pararnos en la cancha y poder imaginar otros estadios posibles.
Había sido ahí, a la luz de los Encuentros Nacionales de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans, donde comenzamos a mirar con ojos feministas la práctica deportiva, el sentido político del fútbol y la responsabilidad política de unxmismox como futbolista y como persona parte de una comunidad.
Fue entonces que nos dimos cuenta que éramos un montón, y que no sólo había mujeres, éramos lesbianas, travas, pibes trans, maricas, jugando y poniendo el cuerpo en la resistencia contra todos esos mandatos, normas, prejuicios que decían que no podíamos jugar. Las preguntas feministas nos hacían girar la pelota una vez más, entonces también nos animábamos a poner en cuestión el formato empresarial del deporte, le discutíamos al patriarcado de la cancha y al capitalismo de las camisetas.
Y ahí estábamos llenando canchas, multiplicando partidos y sentidos.
Jugando por Higui, por el aborto, porque sí, para juntar plata.
Cuando llegó la clasificación al Mundial FIFA y la profesionalización AFA del fútbol femenino argentino, ya lo sabíamos, nos los había dicho otro que también se había bajado esa noche del avión en el que venían las pibas, Ricardo Pinella, el entonces presidente del fúutbol femenino AFA y vicepresidente de UAI Urquiza, nos dijo bien clarito: “femenino si, feminista no”, mientras apuraba el paso para buscar un taxi.”.
Y tenía razón, feminismo no es lo mismo que Mundial FIFA femenino. Porque el feminismo discute con el patriarcado, con el capitalismo, con su forma de organizar el juego, de distribuir la riqueza, y la FIFA es una organización para la acumulación de capital y estandarización de los sentidos, nada que ver, el agua y el aceite, no soy exagerado si decimosque es: nuestro principal enemigo.
El feminismo es más que igualdad de salarios, es más que la luchas de las mujeres, es más que la lucha por el aborto, es una discusión mucho más profunda con el statu quo y cuando se fuerza el sentido feminista de las cosas, la gran maquinaria del capital gana un pixel para pulir sus nichos de venta.
Cuando jugamos pensando que el fútbol es una excusa por para construir otras maneras de habitar el mundo no hay cabida para las FIFAS, porque hacer del mundo un lugar más vivible no tiene precio.
Moyi Schwartzer: Activista deportivo. Futbolista.