Acosado por el desplome de su popularidad debido al deterioro de las expectativas económicas y la mala percepción de los chilenos sobre su gestión de gobierno, el presidente Sebastián Piñera anunció este jueves una remodelación de su gabinete que afecta a seis carteras, entre ellas la cancillería.

En una ceremonia en el palacio presidencial de La Moneda, poco después de conocerse que su índice de popularidad cayó doce puntos desde diciembre, al veinticinco por ciento –un nivel más bajo que su antecesora Michelle Bachelet (2014-2018) en la misma época– Piñera anunció cambios en los ministerios de Relaciones Exteriores, Salud, Economía, Obras Públicas, Desarrollo Social y Energía.

A cargo de la diplomacia estará a partir de ahora Teodoro Ribera, abogado y ex ministro de Justicia durante su primer gobierno de 2010 a 2014, quien sustituye al escritor Roberto Ampuero, criticado por su falta de experiencia en esta área. Ribera, un académico y político con escaso carisma y sin experiencia en el ámbito diplomático, dirigió la redacción del programa electoral durante la campaña de Piñera y fue director del programa de política exterior del Instituto Libertad, ligado a uno de los partidos que integran Chile Vamos, la coalición que llevó a Piñera al gobierno.

Otros tres ministros salieron del gabinete: José Ramón Valente de Economía, Susana Jiménez de Energía y Emilio Santelices de Salud. Otros dos cambiaron de ministerio: Alfredo Moreno pasó de Desarrollo Social a Obras Públicas y Juan Andrés Fontaine dejó el Obras Públicas para integrarse a Economía. En Salud estará Jaime Mañalich, en Energía Juan Carlos Jober y en Desarrollo Social Sebastián Sichel.

La reforma ministerial confirma en sus cargos a las piezas del llamado tridente político, formado por Andrés Chadwick en Interior, Gonzalo Blumel en la Secretaría General de la Presidencia y Cecilia Pérez como vocera.

“Este año 2019 será un año más exigente y por muchas razones”, dijo Piñera en el breve anuncio de los cambios en La Moneda, atribuyendo a factores del “frente externo” el menor desempeño de la economía local, que este año crecería por debajo del tres por ciento. En el frente interno, el presidente culpó a los “obstáculos” que su gobierno ha debido enfrentar en el Congreso, donde la oposición tiene mayoría.

A pesar de las especulaciones de la prensa, Piñera optó por dejar intacto al llamado ‘Comité político’ de su gabinete: ministros de las carteras del Interior, Secretaría General de Gobierno y de la Presidencia, con quienes comparte una fuerte cercanía personal pero de quienes la oposición exigía la salida para mejorar el clima de entendimiento.

“Hay un problema en la conducción política, por tanto no se entiende cuál es el sentido de los cambios anunciados este viernes”, criticó el presidente del opositor partido Democracia Cristiana, Fuad Chahín.

Esta remodelación coincide con la esperada encuesta de popularidad del presidente, realizada entre el entre el 26 de abril y el 3 de junio, por el Centro de Estudios Políticos. Solo el 25 por ciento de los encuestados aprueban la forma en que Piñera está conduciendo su segundo gobierno y el 66 por ciento no tiene confianza en lo que dice el hiperactivo mandatario. Además, el 62 por ciento de los encuestados cree que la situación económica del país “no cambiará”.

Este es la segunda remodelación ministerial en los quince meses que lleva en el poder el mandatario conservador. Tras un buen primer año, en que la economía chilena se expandió cuatro por ciento, el inicio del segundo año de gobierno ha sido más turbulento, con una desaceleración de la economía en un contexto internacional incierto y conflictos sociales, entre ellos una huelga de profesores que dura ya casi dos semanas.

Piñera envió al Congreso una reforma que introduce cambios en una ley tributaria aprobada en la administración anterior y una de pensiones, que busca mejorar el monto de las paupérrimas jubilaciones que entrega el actual sistema, herencia de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). También planteó una reforma al sistema de salud y una polémica modificación a las normativas en educación sancionadas en la pasada administración de Bachelet.

“No entiendo el cambio de gabinete, porque además de lo obvio, que era Cancillería, Salud y Economía, la verdad es que hay carteras donde hay dificultades y se mantuvieron los ministros, como en Educación”, se lamentó el presidente del Partido Demócrata Cristiano, Chahín. En declaraciones al sitio de Radio Cooperativa, añadió que “no hay ningún cambio en el comité político y evidentemente hay un problema en la conducción y la apreciación política del Gobierno”.

Desde el Frente Amplio, el diputado Giorgio Jackson manifestó que no fue “una casualidad” que el cambio de gabinete fuera justo después de conocerse los resultados de “una encuesta que fue lapidaria para la gestión del Gobierno y creo que eso es malo para Chile”. 

“Todas estas modernizaciones y reformas, a pesar de nuestra permanente voluntad de diálogo y búsqueda de acuerdos, no han podido avanzar con la actitud, velocidad y profundidad que el país y los chilenos requieren”, justificó el mandatario.