Desde Santa Fe
Con las cuatro elecciones provinciales que se realizarán hoy habrá votado la mitad del país. Santa Fe representa algo más del 8 por ciento del total del electorado, constituyéndose en el tercer distrito más numeroso detrás de Buenos Aires y Córdoba pero antes que Capital Federal. Cerca de 2,5 millones de ciudadanos están habilitados para definir el próximo gobernador, los intendentes y jefes comunales, y la renovación total de la Cámara de Diputados y Senadores, y en los municipios, además, la mitad de los concejales. El cierre de campaña mostró tanto a Omar Perotti, candidato del Frente Juntos, articulado sobre el peronismo con una docena de fuerzas, como a Antonio Bonfatti, del Frente Progresista y con base en el Socialismo, confiados en su triunfo. Desde ya que uno se equivoca, pero recién se sabrá cerca de la medianoche cuando el tribunal electoral marque las tendencias claras. Esto no modificará el estado de ánimo del candidato de Cambiemos, José Corral, que no se ilusiona ni un poco con aparecer en otro lugar que no sea el tercero. Un capítulo aparte es la elección en Rosario, donde cualquiera sea el resultado -la puja allí también es entre los candidatos de ambos frentes- será electo por primera vez en 30 años un dirigente no socialista. Sea Pablo Javkin, del Frente Progresista y de origen radical, o Roberto Sukerman del peronismo/Unidad Ciudadana, romperá con la hegemonía de 8 mandatos consecutivos del partido del puño y la rosa. Si resultara electo Sukerman se quebraría otra marca ya que, por primera vez desde la recuperación de la democracia, la que alguna vez fuera llamada "la capital del peronismo" tendría su primer intendente de ese signo político.
El tramo final de la campaña, incluidos tibios debates televisivos entre los principales candidatos de las diferentes categorías, se vio atravesado por los anuncios de la fórmula a nivel nacional. Eso provocó que los candidatos cambiaran de estrategia sobre la marcha, y abandonaran la idea de "provincializar" los comicios, en una extraña situación que permitía suponer que les sería funcional a todos. En el caso de Cambiemos, no solo no apareció la figura de Mauricio Macri, sino que se abandonó el "amarillo"(reemplazado por el naranja) y no se infló un solo globo. Corral contó con el apoyo de Elisa Carrió en un par de oportunidades desde las PASO, y en su entorno no están seguros de mejorar sus performance, que no llegó al 20 por ciento.
Pero tampoco los otros candidatos hablaron de Macri, y poco dijeron sobre la situación nacional. En el caso de Perotti, evitó opinar sobre el brinco de su colega de bloque Miguel Pichetto, tanto como no decir más que "hay que trabajar por la unidad hasta último minuto como hicimos en Santa Fe" cuando se produjo el tsunami que cambio el tablero nacional con el anuncio de la formula de "les Fernández". Bonfatti, por su parte, tampoco fue insistente en sus criticas al gobierno nacional, y se ocupó también de recordar que en Santa Fe se hicieron obras "sin un caso de corrupción, y no como pasaba en el gobierno nacional", ampliando su alcance al "kirchnerismo". Entre los cálculos de los socialistas cuenta el "voto útil" que podría provenir de algunos que en la primaria se inclinaron por Cambiemos y que ahora mudarían hacia del Frente Progresista para evitar un triunfo "kirchnerista".
La situación nacional también impactó sobre los progresistas, ya que el anuncio de la fórmula Roberto Lavagna-Juan Manuel Urtubey los sorprendió al punto de no formular declaraciones en lo inmediato. El día anterior el gobernador Miguel Lifschitz -que tenía la esperanza de secundar a Lavagna- había estado reunido con el ex ministro y no le había dicho nada. Más aún, tanto Lifschitz como Margarita Stolbizer, aparecen en una fotografía de la cuenta de Twitter de Lavagna bajo el título de "el camino de la coherencia". Medio día después el que aparecía junto a Lavagna era el Gobernador de Salta.
Una vara alta en políticas de salud, educación, cultura y hábitat refuerzan las chances del Frente Progresista de hilvanar un cuarto mandato consecutivo en la Casa Gris. Frente a eso, Perotti le opone un proyecto de desarrollo económico y una dura crítica al área de seguridad, exhibiendo números que superan en promedio los homicidios dolosos en el resto del país, la falta de conducción de la policía y la irrefutable denuncia de la existencia de connivencia de algunos sectores de la fuerza con la narcocriminalidad. Por esos andariveles circuló la campaña, que postergó las diferencias internas en ambos sectores, con la presencia de Maria Eugenia Bielsa sin retaceos en el caso del peronismo, y con un alto nivel de exposición del gobernador Lifschitz, el dirigente de mejor imagen de la provincia.
Sobre el final del día se sabrá cuan sólida es la unidad del peronismo, que a través de sus dos fórmulas en la PASO sumó casi 195 mil votos más que el Frente Progresista, aún cuando Bonfatti individualmente haya superado a Perotti por cerca de 50 mil sufragios.
Sea Bonfatti o Perotti quien resulte electo gobernador de Santa Fe, puede leerse como un revés para el Gobierno Nacional cuyo candidato, en una proporción inédita hasta el momento cosechó un rechazo que podría rondar 80 por ciento del electorado.