La participación de los varones en el cuidado de sus hijes aumentó en los últimos veinte años. Pero… su contribución ha sido mínima: la brecha de género del tiempo dedicado a ese trabajo no remunerado apenas disminuyó en 7 minutos, en promedio, mucho menos que un capítulo de una serie Netflix. El dato es de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sobre el análisis de 23 países con renta media y media alta, que cuentan con series cronológicas estadísticas de uso del tiempo, y forma parte del nuevo informe global sobre “El estado de los padres del mundo 2019”, que acaba de presentarse. A ese ritmo, lograr la equidad en las tareas de cuidado llevará 210 años: recién se vería en el año 2228. ¿Tanto? No obstante, el informe –realizado por la ONG de equidad de género Promundo–, revela que el 85 por ciento de los padres dijo que haría cualquier cosa para estar más involucrado en los cuidados después del nacimiento o la adopción de su hije. En Argentina, curiosamente, el patriarcado se muestra más resistente: sólo un 76 por ciento de los padres expresa ese deseo. Y aunque la mayoría reclama que se amplíe la licencia por paternidad, que actualmente es de 48 horas –igual que por mudanza–, la mitad sostiene que si llegara a tomarse dos semanas lo perjudicaría en su trabajo.
“Nos llamó la atención que en la Argentina hay una gran tendencia a creer que el uso de una licencia más extendida les generaría perjuicios en su empleo. En los demás países que estudiamos –Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón, Brasil, Holanda y Canadá–, ese porcentaje fue de sólo el 25 por ciento. Es decir, es evidente que la crisis económica está determinando si se pueden o no tomar una licencia para cuidar a sus hijos”, analizó Gary Barker, director ejecutivo de Promundo y cofundador de MenCare, una campaña global que promueve el involucramiento de los hombres en la vida familiar y el cuidado de los hijes de formas igualitaria.
–¿Cuáles hallazgos destaca del nuevo informe sobre “El estado de los padres del mundo”? –le preguntó Página/12 a Barker.
–A pesar de todo el movimiento feminista para incluir en forma igualitaria a las mujeres en el mercado de trabajo en muchos países, el avance de los hombres en el trabajo doméstico y de cuidados es bajísimo. Las estadísticas de la OIT y nuestros datos de uso de tiempo nos muestran que en 23 países de renta media y media alta –donde hay información correlativa–, en los últimos quince años aumentaron apenas 7 minutos diarios. Es cierto que hay muchas historias de familias en las que los hombres han aumentado su participación en estas tareas. Pero en promedio estamos hablando de sólo 7 minutos. O sea, nada. El segundo hallazgo, con los datos que colectamos en la encuesta que hicimos en siete países, entre los que se encuentra la Argentina, es que hay un deseo grande de parte de los hombres por tener licencias parentales, particularmente de paternidad y para estar con el bebé recién nacido. Es decir, no es que los hombres no quieren. Poco ha cambiado, pero no es por falta de deseo de los hombres en participar en forma más activa por lo menos en el cuidado infantil.
Baker es estadounidense pero vivió más de quince años en Brasil. Actualmente reside en Washington DC. Es reconocido por su trabajo sobre masculinidades, equidad de género y prevención de la violencia machista. Promundo tiene sedes en EE.UU., Brasil, Portugal y El Congo.
–¿Y cuáles son los obstáculos que identificaron para avanzar hacia la equidad de género en el cuidado?
–Creemos que hay muchas barreras, desde normas locales hasta la inseguridad económica. Las mujeres dicen que los varones no usan la licencia parental. Ha sido fácil culpar a los hombres. Pero los factores económicos y las leyes, son estructurales. Claro que hay decisiones a nivel de las familias: quién cuida y quién regresa a su trabajo después del nacimiento de un bebé, Pero esos factores alrededor de las familias mantienen el statu quo. En Brasil tienen veinte días para el padre. Y cinco meses para la madre. Los hombres no usan el máximo de tiempo disponible, pero expresaron sentirse menos amenazados en sus trabajos si llegaran a tomárselo que los argentinos.
El informe “El estado de los padres del mundo 2019” fue presentado durante la conferencia sobre equidad de género y derechos Women Deliver, que tuvo lugar días atrás en Vancouver, Canadá. Es el tercer estudio sobre el tema que elabora Promundo. El primero lo hizo en 2015 y el segundo, en 2017. En esta oportunidad se extiende a lo largo de 112 páginas, en las que se incluyen datos estadísticos sobre el reparto de tareas de cuidado entre varones y mujeres, un ranking de países, de acuerdo con la amplitud de la brecha, los resultados de una encuesta a 12 mil personas, varones y mujeres con y sin hijes, replicada en siete países –entre ellos la Argentina– sobre el uso de las licencias por paternidad, información de políticas públicas, y precisiones sobre extensión de licencias en el mundo, además de recomendaciones para los Estados para acelerar el ritmo para lograr la equidad.
El tema se analiza desde una perspectiva feminista, con la idea de que el trabajo de cuidado no remunerado debe valorarse tanto como el trabajo remunerado. “Este informe tiene una gran ambición: pedimos nada menos que la plena igualdad entre mujeres y hombres, en el lugar de trabajo y en el hogar”, se aclara en la introducción.
El informe destaca que ningún país en el mundo ha logrado la equidad en relación con el trabajo de cuidados, doméstico y voluntario no pago entre mujeres y varones. Globalmente las madres dedican significativamente más tiempo que los padres a esas tareas. Se incluye un ranking de 56 países, en el que Camboya presenta la mayor desigualdad: en ese país asiático ellas le dedican diez veces más tiempo que ellos. Suecia, por el otro lado, es el más equitativo: con una amplia e integral política pública de cuidados impulsada desde hace más de dos décadas, la relación entre las horas promedio que dedican las mujeres en comparación con los varones a esas tareas no pagas es 1,26, donde 1 representa la igualdad. Si se mira el listado, empezando por los que están más cerca de la igualdad, Argentina ocupa el puesto 38, con una relación de 2,84, bien lejos de los países nórdicos, que presentan los mejores indicadores. Chile ocupa el lugar 28, con una proporción de 2,24.
El informe identifica tres barreras principales en el camino para achicar la brecha:
- La falta de licencia de paternidad paga y adecuada, y su baja utilización cuando está disponible.
- Estereotipos de género que posicionan el cuidado como responsabilidad de las mujeres, junto con la percepción de las mujeres como cuidadoras más competentes que los hombres.
- Falta de seguridad económica y apoyo gubernamental para todos los padres y cuidadores.
En los 23 países de ingresos medios y altos analizados por la OIT, la brecha de trabajo no remunerado se ha cerrado en sólo siete minutos en las últimas décadas. En esos países, si los hombres tomaran por lo menos 50 minutos más para las tareas de cuidado por día (y las mujeres lo hicieran 50 minutos menos), se inclinaría la balanza hacia la igualdad, dice el informe.
–¿Con 50 minutos alcanza para borrar la brecha? –le preguntó Página/12 a Barker.
–Sabemos que si los hombres aumentaran su dedicación, no es cierto que las mujeres harían menos: es mucho más complicado. Seguramente, si el hombre usara esos 50 minutos para planchar, por ejemplo, ella se ocuparía de limpiar eso que no puede hace meses por falta de tiempo. La brecha no es tan grande en esos 23 países de mayores ingresos. 50 minutos es un capítulo de Netflix. No son cinco horas. Si la mujer redujera su tiempo al cuidado y el varón aumentara sería un gran cambio. Es cierto que en otras partes del mundo la brecha es más grande. Pero de todas formas, ese cambio, aunque más simbólico, tendría mucho peso.
–En Argentina, cada vez que se intenta debatir una ampliación de licencias de paternidad, se frena por presión de empresarios…
–Es lo que percibimos en otros lugares también. Pero no es verdad que tenga un costo alto. En Washington DC se calculó que la licencia por paternidad de tres semanas cuesta apenas 0,65 por ciento del impuesto que paga el empleador por cada trabajador. Islandia, uno de los países con mejores políticas de cuidado, dio un ejemplo: durante su crisis económica en 2008 y 2009 no redujo la cantidad de días de licencia, al contrario, la aumentó, porque dicen: “Si no cuidamos a nuestras familias, ¿a quién cuidamos?”.