Desde Córdoba
Esta será una semana de particular intensidad para Juan Schiaretti, el reelecto gobernador cordobés que embolsó el 57 por ciento de los votos hace poco más de un mes: el martes cumplirá 70 años, y el jueves deberá dejar en claro en un Congreso del PJ cuál será su estrategia en las PASO y las elecciones generales nacionales. Si como peronista apoyará a Les Fernández, Alberto y Cristina, como le reclaman algunos desde las bases de su partido; o al neo dúo cambiemita Macri-Pichetto (quien lo llamó, preocupado por los votos, para avisarle de su salto).
Habrá que ver cuán dolido quedó luego de la diáspora de Alternativa Federal, rebautizado Consenso Federal por Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey quienes, claro está, también ambicionan una porción de los votantes del Gringo, por lo que el salteño aún le caravanea.
“Las listas cerrarán el sábado. Como casi todos, creemos que él irá con lista corta de Diputados, y dejará en libertad a los intendentes para votar el tramo a presidente -dijo a este diario Horacio Viqueira, uno de los apoderados del Frente de Todos local- Pero convengamos, lo de los diputados es secundario para el votante. A la gente le interesa votar quién será presidente. Así que la indefinición de Schiaretti con ese tramo, lo haría funcional a Lavagna o a Macri. Salvo que haga otro pronunciamiento para las primarias de octubre”.
Consolidado como el líder indiscutido del peronismo cordobés desde la muerte José Manuel de la Sota, su amigo y jefe político durante más de veinte años, Schiaretti ha quedado solo. Una soledad que paradójicamente hasta ahora lo ha fortalecido. Su imagen llorando desolado y aferrado al cajón del Gallego le dio una pátina de indiscutible en el cordobés de a pie. El día del comicio a la salida de los colegios, se podía escuchar, como si no hubiese otro candidato, “yo voté a Juan” parafraseando el eslogan de campaña. Luego las cifras terminaron de dar la pauta de quién lleva ahora las riendas en Córdoba. Eso, y el demoledor fracaso de los Negri, Mestre y Luis Juez en sus versiones UCR o derivados del macrismo. Ni hablar de la palada de tierra en campaña que significó el “Gracias a Dios se murió De la Sota” de Elisa Carrió. Una barbaridad indigerible para los cordobeses (afines o no), que despidieron con respeto al ex gobernador durante su largo cortejo fúnebre.
Antes del accidente del 15 de septiembre, las cosas estaban más claras para Schiaretti: su compañero político estaba preparándose para la candidatura a presidente. Había grabado ya cuatro ediciones de un programa que lanzaría en un canal capitalino; y el desgobierno de Mauricio Macri les era propicio en esa dirección. Entre los dos tenían los huevos depositados en varias canastas. Tanto para gobernar, como para llegar al sillón de Rivadavia: mientras el Gallego se acercaba a Máximo Kirchner; Schiaretti –en su función de gobernador alterno– bailaba con Macri cada vez que llegaba a la provincia. Contador al fin, obtuvo el dinero para hacer las obras públicas –y por ende la campaña– que también le posibilitaron el batacazo electoral.
Natalia de la Sota, una de las hijas del ex gobernador, ha repetido que su candidato preferido a la presidencia era su papá. La joven mujer de 43 años, electa como flamante legisladora de la unicameral cordobesa deja en claro cada vez que le preguntan, que se ha quedado “sin candidato”. Un sentimiento que Schiaretti, por sus acciones y omisiones, parece compartir. ¿Si él mismo ha pasado a ser su mejor candidato? Con más del 50 por ciento provincial, es muy probable.
¿Libertad de acción?
Por lo pronto, en este juego de tronos vernáculo, Schiaretti elegirá uno por uno a sus candidatos a diputados. Los nombres que rondan, Oscar González, Carlos Massei, Claudia Martínez y tal vez Juan Brügge. También el jueves anunciaría el libre albedrío a los intendentes y jefes partidarios zonales en cuanto a la elección del tramo presidencial.
Blanco sobre negro, no apoyar con todas las letras la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner; ni tampoco a sus ex contertulios Lavagna-Urtubey (con lo cual le restaría votos al oficialismo) es auspiciar la elección de Macri-Pichetto.
Ante este panorama, un joven intendente del departamento de San Justo (al sureste provincial) que prefirió no dar su nombre, afirmó: “Tendremos que hacer un trabajo territorial un poco mayor, entregar las boletas cortadas. Pero es lo que venimos hablando hace rato. Tenemos que estar unidos para correrlo a Macri con los votos”. Reelecto en su ciudad, el jefe comunal evaluó: “Con que emparejemos el resultado de Córdoba, aún cuando no ganemos, ya es suficiente… Macri se va en diciembre. No le dan los números. Yo creo que FF gana en primera vuelta (…) El 90 por ciento de los intendentes y dirigentes del interior, por no decir el 95 o el 100, vamos a acompañar a FF.”