“No tengo nada de hippie, pero para muchos soy ‘el intendente hippie’, porque soy artesano y porque tengo rastas”. En diálogo con PáginaI12, Pablo Riveros, intendente electo de la localidad cordobesa de Villa Ciudad Parque, en Calamuchita, recalcó que se impuso al candidato de Hacemos Córdoba, de Juan Schiaretti, mediante el apoyo de grupos de vecinos de diferentes corrientes políticas, bajo una plataforma que propicia “un pueblo justo, ambientalmente sano, económicamente sustentable y culturalmente diverso”. Lejos de esa torpe creencia de que el hippismo es “sexo, droga y rock and roll”, la idea del intendente que asumirá su cargo en diciembre es “desarrollar una política comunitaria porque el objetivo que nos pusimos es muy claro: queremos ser la Comunidad Organizada de la que hablaba (Juan Domingo) Perón”.
Riveros, que fue militante cuando era estudiante de Sociología en la Universidad de Buenos Aires (UBA), fue candidato a diputado nacional por Córdoba por el kirchnerismo. Tuvo una formación marxista, pero siempre dentro del peronismo. Nacido en el barrio porteño de Caballito, luego vivió en la localidad bonaerense de Pilar, en Guatemala y México. Desde hace 15 años vive en Villa Ciudad Parque, con su esposa y sus tres hijos. En dos oportunidades fue candidato a jefe de la comuna, pero recién ganó este año. Desde diciembre, cuando asuma como intendente, el pueblo de 3500 habitantes comenzará a ser Municipalidad.
Siempre estuvo rodeado de artesanos, músicos y artistas. De esa forma se fue armando su proyecto sociocomunitario, plasmado en la organización Semillas del Sur. “Somos un ejército de soñadores, por eso somos invencibles”, suele decir.
–¿Cómo llegaron a la política, desde la creación de Semillas del Sur?
–Luego de cinco años nos conformamos como Asociación Civil y vino un crecimiento de volumen en términos de gestión, de trabajo en la región, en materia cultural, comunitaria, de economía popular, en materia de soberanía alimentaria. Todo eso nos llevó, en 2009, a la creación de Unión Vecinal, una agrupación política con la que participamos en las elecciones de 2011 y 2015, cuando logramos el segundo puesto y obtuvimos la Secretaría dentro de la Comisión Comunal.
–¿Cuál fue la estrategia política que los llevó al triunfo?
–Expresamos formas diferentes de lo comunitario, impulsamos la defensa de la tierra. Más allá de la declaratoria política trabajamos sobre lo social, en el acompañamiento de los vecinos en este momento de crisis, sin olvidar la veta cultural, los artesanos, la música. Así llegamos a ganar las elecciones, después de 26 años de hegemonía de Hacemos Córdoba. Esa hegemonía ejercía una presión que limitaba a los vecinos, porque les costaba exponerse y hubo que motivarlos para que tuvieran presencia en la comunidad. El énfasis estuvo puesto en lo cultural, pero sin olvidar los temas principales como el agua, las calles, la educación, los jardines maternales, el dispensario, la salud, traer una ambulancia. Todas las problemáticas las hemos luchado desde el territorio y a través de la cultura, del carnaval comunitario, de las instituciones del pueblo como el club, la cooperadora.
–La tarea llevó años, lo que dice que no fue fácil.
–Crecimos desde el trabajo cotidiano y eso nos fue empoderando. Logramos adquirir la confianza de que podemos solucionar los problemas de la gente de manera comunitaria. Es una disputa de poderes y damos la lucha en la superestructura. Lo contracultural lo fuimos manejando en diálogo con la política, algo que es inédito. Todo lo fuimos expresando directamente en el ámbito de la política.
–También han dado pelea en la defensa del medio ambiente.
–Desde nuestra organización luchamos hasta lograr que nuestra comunidad fuera la primera en legislar contra los agrotóxicos. Formamos parte del colectivo Paren de Fumigar y participamos en la lucha para expulsar a Monsanto de la provincia. También estamos en la defensa del bosque nativo y tenemos una presencia muy fuerte en todas las cuestiones ambientales. No somos sólo militantes, activistas, articulamos con lo comunitario, con todo lo nuevo, porque si no lo hacemos, al final estás en lo mismo de siempre.
–Ahora tienen la tarea de gobernar. ¿Cómo se preparan para asumir el cargo, para posicionarse desde ese lugar?
–Asumimos el 10 de diciembre, de manera que tenemos una transición larga y ese es un tema complejo. Además, por primera vez, vamos a ser Intendencia, ya no seremos Comuna. Tenemos seis meses por delante, hasta asumir el cargo, pero ya nos vienen a consultar a nosotros sobre problemas presentes. Ganamos la elección por 70 votos y tenemos un mandato de cuatro años. La nuestra es una locura linda, hermosa, para muchos soy “el intendente hippie”, porque soy artesano, porque tengo rastas, pero en realidad no tengo nada de hippie. Y cuando me llaman “hippie” algunos creen que están hablando de “sexo, droga y rock and roll”. Nos etiquetan, pero nosotros hacemos política comunitaria.
–Siempre hubo cierto menosprecio por lo “hippie”, aunque el movimiento hippie en Estados Unidos luchó contra el macartismo, la guerra de Vietnam, contra la persecución a lo nuevo, a lo diferente.
–Nosotros tenemos la fuerza de lo colectivo, de los sueños, de la bohemia, pero quieren limitarnos a eso, para bajarnos el precio. Nosotros defendemos el lugar donde vivimos, pero no queremos ser Villa Carlos Paz. Nosotros defendemos el dique Los Molinos, estamos en contra del negocio inmobiliario, queremos un pueblo sustentable, agricultura familiar. Esas fueron nuestras banderas de siempre y los que se acercaron a nosotros, lo hicieron porque se dieron cuenta de que “los hippies son los que más cuidan el lugar donde vivimos” (se ríe). Decían que éramos los únicos que los apoyaban, los únicos que trabajábamos por el pueblo, que siempre estábamos juntos. Eso fue lo más lindo del proceso y esperamos que se pueda replicar. Esperamos una experiencia exitosa, porque el objetivo que nos pusimos es muy claro: nosotros queremos ser la Comunidad Organizada de Perón. Esa es la idea y esperamos que desde el poder no nos ninguneen.