En un solo sentido fue un día macrista. No por los veredictos populares, muy adversos, sino por el mega apagón que mostró la falibilidad de los concesionarios de servicio eléctrico (privilegiados del modelo neocon) e hizo retroceder a la Argentina en el tiempo. En tres de las cuatro provincias en las que se votó las mesas debieron abrir más tarde de lo previsto recién cuando llegó la luz natural. Tierra del Fuego resultó la única excepción. El presidente Mauricio Macri, remolón él, se anotició bien tarde. Se desconocen explicaciones oficiales sobre las causas de lo sucedido que perjudicó a millones de argentinos. Ningún ministro se tomó la molestia de calcular cuánto costó el apagón, como sí lo hacen cuando hay huelgas.
Con el correr de las horas, la jornada se fue normalizando y sucedió lo esperable. Una sola goleada y tres comicios reñidos.
- En Santa Fe, el tercer distrito del país medido en población, el peronista Omar Perotti venció al ex gobernador socialista Antonio Bonfatti y puso fin a doce años de primacía socialista. El primer revés de un oficialismo provincial, otro éxito del peronismo unido.
- El gobernador formoseño Gildo Insfrán goleó de nuevo en su terruño, peleando por el record interprovincial con el nuevo mandatario misionero Oscar Herrera Ahuad quien obtuvo el 73,1 por ciento de los sufragios.
- Alberto Rodríguez Saá revalidó legitimidad en San Luis, dejando tercero a su hermano Adolfo e imponiéndose a Claudio Poggi de Cambiemos.
- En Tierra del Fuego, una de las cuatro provincias en que existe sistema de doble vuelta con escrutinio muy parcial al cierre de esta nota (medianoche del domingo) el intendente de Río Grande Gustavo Melella aventajaba a la gobernadora Rosana Bertone pero no quedaba claro si habría necesidad de ballottage.
Cambiemos quedó tercero en Santa Fe y Tierra del Fuego, a distancia sideral en Formosa. Su mejor performance fue el segundo puesto en San Luis.
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Un día de paseo: Perotti convalidó su cosecha de 2015 cuando ganó la votación para senadores nacionales. Contuvo la totalidad de los votos propios y los de su adversaria interna, María Eugenia Bielsa, en las Primarias Abiertas (PASO).
Recobra para el peronismo una provincia que supo serle fiel pero se le tornó muy adversa primero con la llegada del socialismo a la Casa Gris en 2007 y luego con el conflicto por las retenciones móviles.
En esta columna se evitan porcentuales precisos porque se cierra antes de que esté escrutado el cien por ciento. El, pues, aproximadamente 40 por ciento que logró un peronismo unido, en el que participan los kirchneristas, debe cotejarse con el 31,77 que consiguió Daniel Scioli en la primera vuelta de las presidenciales de 2015. En aquella ocasión el Frente para la Victoria solo fue batido en cinco distritos. Santa Fe integró esa minoría. Pasaron cosas, algo va cambiando. La zona sojera, “núcleo” se muestra más transigente con el peronismo. Este score “hace sistema” con la recuperación de la capital de Córdoba y Santa Rosa, La Pampa, entre muchas ciudades importantes.
Difícil exagerar la importancia del cambio de signo en ese distrito y la magnitud del revés sufrido por los socialistas que hace rato son antes un partido provincial que uno nacional. Parecidos al Movimiento Popular Neuquino, salvo en un detalle: éste nunca pierde. El Frente Progresista compuesto por socialistas y radicales se repliega, por así decir, a las ciudades. Cuando se entrega esta nota pelea voto a voto con el peronismo su bastión, Rosario, en un resultado que probablemente quede pendiente hasta el escrutinio definitivo. Y conquistó Santa Fe, otro golpe para Cambiemos.
A nivel nacional los socialistas quedan maltrechos. Roberto Lavagna los desdeñó al acordar sin consultarlos la fórmula presidencial con el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey. Para colmo, no les queda otra que ir (devaluados y destratados) tras él en las PASO nacionales.
Santa Fe quebró la regla del invicto de los oficialismos distritales. Se vuelve al esquema habitual en el que el 75 o el 80 por ciento de los ejecutivos provinciales reeligen pero en cada cuatrienio surgen novedades. En 2019 la ofensiva peronista se hace notar. Cambiemos baja en el podio, en competitividad y en número de votos. Baste recordar que cuatro años atrás el actual gobernador Miguel Lifschitz le ganó por una uña (0,09 por ciento del padrón, menos 2000 votos entre millones) al cambiemita Miguel del Sel. Dicho juglar impresentable se alzó con el más del 31 ciento del padrón, algo así como diez puntos más los juntados ayer por el radical José Corral, intendente de Santa Fe, perdidoso en su ciudad y en la provincia.
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Insfrán, el imbatible: En Formosa se suelen renovar las autoridades provinciales, las de 27 municipios y 11 comisiones de fomento. Hace ocho años, la fuerza de Insfrán se alzó con todas. Hace cuatro perdió una comisión de fomento, cuyo titular se volcó al oficialismo provincial meses después. Los datos ilustran sobre la vastedad del predominio.
Los radicales formoseños se debaten entre ellos para encontrarle un challenger que dé pelea. No lo consiguieron, en distintas ocasiones, el dirigente histórico boina blanca Luis Naidenoff ni el ruralista Ricardo Buryaile, integrante de la Mesa de Enlace durante el conflicto del gobierno “del campo” y ministro de Agroindustria de Macri. Ni los comités ni las corporaciones dieron la talla.
La oposición apeló, esta vez, a Adrián Bogado… peronista él, hijo de Floro, histórico dirigente, vicegobernador de Insfrán varias veces. El saldo no fue mejor. Como es regla “Gildo” le sacó onda 50 puntos de diferencia a sus oponentes que, seguramente se presentarán divididos a las elecciones nacionales.
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La más chica, la más grande: Tierra del Fuego es la provincia más pequeña medida en población y la más grande en superficie porque abarca esa isla, todas las del Atlántico Sur y la Antártida Argentina. Es uno de los cuatro sistemas políticos locales en el que rige sistema de doble vuelta. No calcado de la Constitución nacional, sino similar al que rige en muchos estados como Brasil, Chile, Francia o Uruguay: para evitar el ballotage hay que superar el 50 por ciento de los sufragios.
Las elecciones saben ser reñidas, signadas por el modo distinto en que se pronuncian las dos ciudades más importantes: Ushuaia y Río Grande. Con menos de un cuarto del padrón escrutado Melella vencía a Bertone. No era posible asegurar si conseguiría evitar la segunda vuelta que se disputaría el domingo próximo.
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Contra la ley primera: Contra la “ley primera” que aconsejaba Martín Fierro a sus hijos, los hermanos Rodríguez Saá se presentaron en boletas distintas, más antagónicos que desunidos. Adolfo le restó al gobernador Alberto una cantidad apreciable de apoyos, que no le bastaron para terciar en la disputa. Sí para achicar la diferencia entre Alberto y el aspirante de Cambiemos que en 2015 trepó a más de 27 puntos porcentuales.
San Luis refrenda a la dinastía familiar, más allá de sus reyertas. Alberto Rodríguez Saá fue uno de los gobernadores que más se opuso a Macri, desde el comienzo. Es autor de la frase “hay 2019”, refiriéndose a las perspectivas políticas del peronismo cuando la reelección del presidente era fija, en los quinchos VIP, en la City y en la prensa dominante.
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Todo a media luz: Los concesionarios de servicios públicos tienen patente de corso para cobrar tarifas, lo que lleva a la ruina a Pymes o familias. Habrá que ver si el Gobierno, implacable en esa variante regresiva de redistribución del ingreso, lo obliga a resarcir a tantos usuarios dañados durante el Día del padre, a los establecimientos gastronómicos que debieron cerrar y tantos etcéteras.
La luz volvió a distintos parajes de la Argentina, conforme pasaban las horas de una jornada inolvidable. Con todas las dificultades de moverse a oscuras, la gente común tuvo altos porcentajes de participación y emitió un pronunciamiento rotundo. Solo la Casa Rosada puede simular distracción tal como hace con las responsabilidades por el corte de energía más grande de la historia nacional.