Un triple ataque suicida en un pueblo del estado de nigeriano de Borno, en el noreste del país africano, dejó al menos 30 muertos y decenas de heridos, informó la Agencia Estatal de Gestión de Emergencias (SEMA).
El ataque se produjo el domingo a las nueve de noche en la localidad de Mandarari, en Nigeria, cuando dos mujeres y un hombre que portaban explosivos caseros adheridos a sus ropa los hicieron estallar en un local donde numerosas personas se agrupaban para ver un partido de fútbol por televisión.
Se trata del más sangriento de los atentados cometidos por el grupo insurgente yihadista en los últimos meses en la región. Ocurrió en Konduga, a unos 40 kilómetros de Maiduguri, capital del estado de Borno, en el extremo noreste del país, en el corazón de continente, donde Nigeria confluye con Chad, Niger y Camerún.
No ha habido, de momento, una reivindicación de los ataques, pero el estado de Borno es escenario frecuente de ataques del grupo yihadista Boko Haram, que usa a mujeres y hombres como suicidas en este tipo de atentados.
Al menos 17 de los víctimas murieron en forma instantánea, informó el director de Operaciones de Búsqueda y Rescate de la SEMA, Usman Kachalla, que visitó ayer el lugar del suceso poco después. El resto de víctimas mortales perdieron la vida posteriormente al no recibir atención médica inmediata después de que el Ejército acordonara la zona, precisó Kachalla ante los periodistas.
Anteriormente, vigilantes de seguridad habían confirmado la muerte de 17 personas. “Aunque 17 personas, incluido un policía, han muerto, los heridos pueden llegar a 30 civiles”, había declarado un vigilante de seguridad al periódico local Daily Trust.
A estos muertos hay que añadir “más de 40 heridos”, dijo Kachalla. El responsable agregó que el numero de víctimas habría sido menor si los servicios de socorro hubieran podido acceder más rápidamente al lugar.
“La falta de infraestructuras médicas apropiadas para hacer frente a este tipo de emergencias y el tiempo perdido en obtener la autorización del ejército, para acudir al lugar desde Maiduguri contribuyó a este elevado balance” explicó Kachalla.
“La gente muere por la falta de hospitales”, destacó Garba Abdullahi, un testigo. “Algunos han pasado sangrando toda la noche, los propios médicos se quejan de que no hay medicamentos”, añadió.
Boko Haram, nombre que significa en lenguas locales “la educación no islámica es pecado”, lucha desde 2009 por imponer un Estado de corte islámico en Nigeria, país de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiano en el sur. Desde entonces, más de 20.000 personas han muerto y la cifra de desplazados casi alcanza los dos millones, según las Naciones Unidas. Una fuerza conjunta multinacional integrada por Nigeria, Níger, Camerún y Chad ha debilitado considerablemente la insurgencia de Boko Haram, aunque los yihadistas aún lanzan ataques indiscriminados contra áreas sensibles como escuelas, mezquitas o mercados.