La jueza de la Corte Suprema Elena Highton de Nolasco tendría el camino despejado para perpetuarse en su cargo sin límite de tiempo, siguiendo los pasos de Carlos Fayt. El Gobierno hizo saber que no apelará el fallo de primera instancia que le permite seguir más allá de los 75 años, la edad jubilatoria que estableció la Constitución reformada en 1994. Así se lo informaron funcionarios del Ministerio de Justicia a PáginaI12, a contramano de lo planteado en un primer escrito en cual había criticado la postura de la jueza suprema. En el máximo tribunal nadie arriesga comentarios por lo menos hasta mañana a la mañana, cuando se vence el plazo para que el Gobierno se presente y cuestione el amparo o bien desista. Habilitar la permanencia de la jueza implica para el oficialismo de Cambiemos romper, en buena medida, un pacto con el peronismo, que contaba con la promesa de poder impulsar al próximo candidato/a para el alto tribunal.
La primera sorpresa la generó la propia Highton, quien había dicho en un reportaje con este diario que se iba a jubilar a los 75 o antes porque es lo que dice la Constitución. Pero al final presentó el amparo, con cierta anticipación, ya que cumple esa edad el próximo 7 de diciembre, y dijo que quería quedarse, que Fayt tenía razón y también la Corte de la mayoría automática menemista que lo avaló. Highton tuvo en cuenta aquella sentencia de 1999 favorable a Fayt, que decía que la convención constituyente se había extralimitado en su mandato al tocar un asunto relacionado con el régimen de inamovilidad de los jueces que no había incluido en el temario aprobado por el Congreso ni integraba el Núcleo de coincidencias Básicas (cláusulas que se votarían). El máximo tribunal (o sea, los colegas de Fayt, que también podían tener un interés personal a largo plazo) declaró entonces la nulidad de la cláusula que exige un nuevo acuerdo para continuar como juez o jueza después de los 75 años. Lo mismo hizo la semana pasada el juez Enrique Lavié Pico para el reclamo de Highton, invocando aquellas mismas razones.
Si el caso llegara a terminar en la Corte, el tribunal tampoco es que está obligado a sostener lo mismo que dijo hace años otra composición. Un dato relevante es que dos de los actuales miembros del tribunal, Horacio Rosatti y Juan Carlos Maqueda, fueron integrantes de la Asamblea Constituyente. Otro es que la Corte ya tiene casos para tratar en los que se discute lo mismo, y el más conocido quizá sea el del camarista de La Plata Leopoldo Schiffrin, quien también reclama aval para quedarse. Hasta fin de año, al menos, el actual presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, se inclinaba por reafirmar lo que dice la Constitución, con chances de que los ex constituyentes lo acompañen, pero antes de que avanzaran en nada, Highton hizo su propio amparo.
La presentación que había hecho el Gobierno le cuestionaba, entre otras cosas, que si consideraba inválido el texto constitucional no debió haber jurado cuando la promovió y la designó Néstor Kirchner en 2004. Es cierto que en el mismo texto recordaba que cuando el fallecido Enrique Petracchi presentó un amparo para seguir después de los 75, el gobierno de Cristina Kirchner desistió y el juez, que había sido nombrado por Raúl Alfonsín, continuó en el cargo. Funcionarios del ministerio de Justicia le dijeron a este diario que ahora pensaron seguir el mismo camino que se siguió con Petracchi, total la Corte –en el caso que sea– tarde o temprano tendrá que tomar posición igual.
En la propia Corte y en el Congreso el análisis es también político: cuando intentó nombrar a Rosatti y a Carlos Rosenkrantz por decreto y en comisión pero se vio obligado a que pasen por la votación del Senado, Cambiemos negoció el apoyo del PJ a cambio de la próxima vacante (y la previsible era la de Highton), es decir, de que el peronismo eligiera a la próxima jueza suprema. Fue lo que motivó que se juntaran para la foto, el año pasado, el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó (PRO), Sergio Massa (Frente Renovador) y Miguel Pichetto (PJ). Algunos en el peronismo creyeron el amague del primer escrito del Gobierno. La senadora Liliana Negre de Alonso -en algún momento fogoneada como candidata suprema-dijo que estaba muy de acuerdo y que Highton “debe renunciar”.
Lorenzetti estaba más confortable con la idea de la salida de Highton. El Gobierno -que mantiene una relación tensa e indefinida con él- lo provoca. Todo indica que el oficialismo ahora cree más riesgoso soportar la supervivencia de la jueza, a quien tampoco consideran una amenaza, que arriesgarse a darle su lugar a otro. Además, por ahora descartan una ampliación del número de integrantes del máximo tribunal, algo que en momentos de negociaciones políticas complicadas sí fue contemplado.
Los únicos dos jueces de la Corte que acataron el límite de la edad jubilatoria en los últimos años fueron Augusto Belluscio y Raúl Zaffaroni. Este último incluso al renunciar se expresó en contra de los cargos vitalicios, que describió como propios de los sistemas monárquicos.