El apagón industrial continúa y en las últimas horas se conocieron dos nuevas víctimas de la crisis económica. La planta de Finpak, que producía una de las líneas de termotanques de la marca Rheem, cerró “a raíz de los abultados resultados negativos”, según confirmó la empresa ubicada en el Pantanillo, Catamarca. Esto implica la desvinculación de 27 empleados, que se suma a la larga lista de desocupados que ya supera los dos millones a nivel país. La otra empresa que cayó en desgracia es la agroquímica fueguina Tecnomyl, que había decidido reducir en un 10 por ciento su plantilla de personal, lo que desató protestas que terminaron en el dictado de conciliación obligatoria. En medio de la conciliación la empresa suma nuevas cesantías, según denuncian los delegados de la firma.
El ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, aseguró esta semana que en el país hay creación neta de empleo. “Mueren algunas y nacen otras”, fue el ejemplo que volvió a repetir en estos días –ya lo había hecho en otras oportunidades– para describir el supuesto darwinismo empresario hacia una situación de superación. Pero lo que se conocen a diario son anuncios de suspensiones y cierres y no hay información que haga referencia a aperturas e inversiones. De hecho, la inversión se derrumbó un 24,6 por ciento en el primer trimestre contra el año anterior, según informó el Indec.
En Catamarca el sector metalúrgico cae en picada y una de las empresas del sector finalmente dejará de producir. Ramón Orellana, delegado gremial de Finpak, según recogen medios locales, informó que se enteraron de la decisión “cuando un obrero que hace mantenimiento quiso ingresar a trabajar y le fue impedido”. Era el único operario encargado y en funciones durante este mes. En ese momento se le notificó que estaba despedido, junto a otros 26 empleados, y que en los próximos días se la depositaria la liquidación final.
La subsecretaría de Trabajo de la provincia envió inspectores y confirmaron la situación. Los empleados habían sido suspendidos por un plazo de 45 días y debían incorporarse el 3 de julio. Como sucedió en otras empresas, se aprovechó el parate y nunca se reanudó la actividad. La firma ya había dejado de producir heladeras por falta de demanda interna. El ministerio de Producción había ofrecido el pago porcentual de los sueldos mientras durara la suspensión, pero la empresa se negó a aceptarlo. La propuesta era que la empresa abonaría un 75 por ciento de los sueldos y la Provincia el 25 por ciento restante.
El Pantanillo ya había vivido el cierre de la planta de calzado de Alpargatas. Eyelit cerró su planta, la textil 12 de Octubre, Tileye y hasta la fábrica Barbero de Recreo.
En Tierra del fuego, la Secretaría de Trabajo había resuelto prorrogar por una semana más la conciliación obligatoria en Tecnomyl. La empresa llevó una propuesta a la reunión, pero la misma no conformaría las pretensiones del gremio. Sin embargo, mientras corre el plazo de la conciliación, que vence el próximo lunes, los delegados denuncian presiones y amenazas de despidos. El conflicto se desató hace un mes, cuando la firma despidió a casi el 10 por ciento de su personal y la planta fue ocupada por los empleados en pos de defender sus puestos de trabajo. En esta oportunidad los despidos son 12, de los cuales, según relató un portal local, 4 coinciden con aquella tanda de cesantías y hay 8 nuevos. “Ahora, otra vez la empresa detona cesantías y abre fuego contra sus empleados”, según Javier Alvarez, secretario general del Sindicato de Químicos y Petroquímicos de Tierra del Fuego.