Dos mujeres relataron a un juez español detalles del asesinato de dos parientes hace 83 años en España, convirtiéndose en las primeras personas en declarar ante un tribunal del país en el marco de una querella abierta en Argentina sobre los crímenes de la guerra civil y la dictadura franquista, en este caso incluyendo la perspectiva de género.
“Le dije al juez que a mi abuela, antes de matarla, la violaron”, afirmó Bartolomea Riera Alomar, alias Tolita, tras testificar en un juzgado de Palma de Mallorca sobre la muerte de su abuela y su abuelo por fuerzas nacionalistas en 1936, en plena Guerra Civil Española. Más de ocho décadas después de los crímenes de Margalida Jaume y su marido Antoni Alomar, en 1936 en la isla mallorquina de Manacor, esta persistente mujer de 69 años, y su tía nonagenaria, Francisca Alomar Jaume, hija de las víctimas, pudieron contar por primera vez a un juez español el calvario de sus familiares, asesinados por los falangistas.
“Se trata de un caso emblemático porque Margalida estaba embarazada y hay testimonios de que fue víctima de abuso sexual”, explicó Aintzane Márquez, abogada de Women’s Link, una de las impulsoras de esta querella. “Mi tía no sabía para qué tenía que declarar, pero le hicimos entender que a pesar del dolor que suponía para ella, iba a ser algo muy importante para encontrar los restos de sus padres y para muchas otras personas que pasaron una situación similar a la de ella”, dijo Tolita.
Tras haber permanecido la noche en vela, muy nerviosa, angustiada y con la voz entrecortada, Francisca relató lo que todavía recuerda de la dramática desaparición de sus padres, dos modestos relojeros de pueblo durante la guerra civil (1936-1939). En agosto de 1936, Margalida, entonces embarazada de siete meses, fue engañada por dos hombres, falangistas, que la llevaron a declarar diciendo que si lo hacía su marido, que llevaba una semana detenido, iba a ser liberado. Su padre volvió a casa, pero su madre no. Unos días después, Francisca y su hermana, de 8 y 11 años, se despertaron por la mañana con la puerta de la relojería abierta: su padre también había desaparecido. “Nunca más supimos nada de ellos”, dijo Francisca, quien junto a su hermana –la madre de Tolita– tuvo que irse a otro pueblo a vivir con los abuelos paternos, personas mayores que poco después fallecieron, lo que obligó a las dos niñas a trabajar con una corta edad.
Lo que no supieron hasta mucho tiempo después es que su madre había sido violada antes de ser ajusticiada. Las declaraciones de Tolita y Francisca fueron solicitadas por la jueza argentina María Servini (foto) como parte de la investigación de la querella por crímenes de género durante el franquismo que Women’s Link Worldwide presentó en Argentina en 2016.