Donald Trump se quiso vengar, pero a última hora se arrepintió. En un evento sin precedentes, el presidente de Estados Unidos autorizó un ataque contra instalaciones militares iraníes para el jueves a la noche y lo terminó parando minutos antes de que dispararan los misiles. Según el mismo Trump, recién cuando los aviones ya habían despegado y los buques tomado posición se le ocurrió preguntar a "un general" cuántos muertos podía haber en la operación. Cuando le contestaron que unos 150, contó como siempre en twitter, decidió que era "excesivo" y mandó parar.
El ataque iba a ser la respuesta americana por el derribo de un muy caro dron norteamericano sobre el estrecho de Hormuz. No queda claro si esta aparente comedia de enredos fue realmente como la contó el presidente o si se trata de un mensaje enviado a Irán. Después de todo, no pasó desapercibido en Washington que Teherán se cuidó de no matar a ningún norteamericano, una manera de escalar el conflicto pero no de hacerlo imperdonable.
Hoy el mandatario ofreció una versión más detallada de los hechos y le dijo a Chuck Todd, presentador del programa "Meet the Press" en el canal NBC, que no había dado el último visto bueno media hora antes del ataque. "Así que vinieron y dijeron: 'Señor, estamos listos para atacar. Nos gustaría una decisión'. Le dije: 'Quiero saber algo antes de que te vayas. ¿Cuántas personas serán asesinadas, en este caso iraníes?' relató Trump en el programa de Todd. "No pensé que fuera proporcional", lanzó.
Aún tampoco está claro porque Trump no supo hasta último momento cuantas podrían ser las posibles víctimas de su ofensiva. Esa información, por lo general, es discutida ni bien empiezan las deliberaciones entre un presidente y sus funcionarios de seguridad nacional. Otro de los interrogantes abiertos es por qué la presidenta de la Cámara Baja, la demócrata Nancy Pelosi, no recibió ninguna información el viernes sobre el posible ataque a pesar de haber estado horas antes en una reunión confidencial sobre Irán en la Casa Blanca. Durante esa reunión, el asesor de seguridad nacional de Trump John Bolton presionó a favor de atacar Irán mientras que algunos representantes del Pentágono expresaron su preocupación sobre las posibles repercusiones de esa operación para las fuerzas estadounidenses en Oriente Medio.
Al mismo tiempo, el secretario de Estado, Mike Pompeo, se pronunció a favor de un ataque quirúrgico a Irán, según afirma el diario The New York Times, pero también subrayó que las sanciones estadounidenses ya estaban teniendo efecto sobre Teherán, sobre todo en el recorte de las ventas de petróleo. "Las sanciones están mordiendo y más se agregaron anoche. ¡Irán nunca puede tener armas nucleares, ni contra los EE. UU., Ni contra el MUNDO!", tuitió el mandatario que se habría hecho eco de la posición de Pompeo. Por su parte, los funcionarios de la administración incluidos los comandantes militares, no emitieron declaraciones públicas para aclarar las deliberaciones internas o las acciones del presidente.
Mientras tanto y a pesar de no haber atacado, Trump sigue analizando "la amenaza que plantea el comportamiento de escalada del régimen iraní" con su aliado en la región, el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salmán. Apuntado por el crimen del periodista saudí Jamal Khashoggi. Según informó la Casa Blanca, Trump se comunicó con el príncipe por teléfono donde también trataron "el papel crítico de Arabia Saudí para garantizar la estabilidad en Oriente Medio y en el mercado global del petróleo".
Siempre atento a su base electoral y a las promesas que realizó durante su campaña presidencial en 2016, Trump repite que la seguidilla de guerras en Medio Oriente costó demasiado a Estados Unidos. "Dije que quería salir de estas guerras interminables, hice campaña en esa dirección", afirmó el jueves en la Oficina Oval. Sin embargo, el líder de la potencia del norte recurre a menudo a una retórica belicista. Luego de prometer "fuego y furia" a Corea del Norte, amenazó a Irán con la destrucción absoluta. "Si Irán quiere pelear, será el fin oficial de Irán, ¡no más amenazas contra Estados Unidos!", escribió en Twitter un mes atrás. Es por eso que algunos observadores y opositores están preocupados por el peligro de una deriva militarista. "Es posible que el presidente no tenga la intención de ir a la guerra, pero tememos que se deslice a la guerra por error", dijo el jueves el líder de la bancada demócrata en el Senado, Chuck Schumer. Pero el temor no llega solo desde los demócratas sino también desde sus propias filas. La representante Liz Cheney de Wyoming, presidenta de la Conferencia Republicana, arremetió contra Trump y comparó sus acciones con el discurso público del ex presidente Barack Obama cuando decidió atacar a Siria en 2013.