Un millón de indigentes. Ese es el número de personas que no alcanzan a cubrir los costos de la canasta básica alimentaria en el conurbano bonaerense. La cifra exacta informada por el Indec es 1.031.257 personas. Representa el 8,5 por ciento del total de la población en los populosos partidos del Gran Buenos Aires. El dato corresponde al segundo semestre de 2018 y es el último informado hasta el momento por el organismo oficial. El próximo se conocerá el 30 de septiembre, a cuatro semanas de las elecciones. La novedad allí será que la indigencia podría alcanzar los dos dígitos por primera vez desde la crisis de 2001-2002, un retroceso social del que deberá rendir cuentas la gobernadora María Eugenia Vidal.
De aquellos tiempos de la campaña de 2015, cuando Cambiemos prometía pobreza cero, a la realidad de fábricas que cierran, empleos que se caen y pobres que se multiplican lo que pasó fue el fracaso del modelo económico que supuestamente debía derramar bienestar y solo trajo una lluvia de calamidades. Vidal es la cara amable de ese proyecto político-económico. Lo promueve a pesar de que Buenos Aires es una de las provincias que más lo está sufriendo en el conjunto del país. En particular, el conurbano, donde los indicadores de desocupación, pobreza y equidad social empeoraron notablemente los últimos cuatro años, a la par de la caída de la industria, el comercio y la actividad económica en general. En la provincia, en cambio, lo que más ha crecido en ese tiempo es la deuda en moneda extranjera.
Las elecciones de 2015 en la provincia de Buenos Aires las ganó Vidal con el 39,4 por ciento de los votos (3.609.312), sobre el 35,2 por ciento de Aníbal Fernández (3.230.789) y el 19,2 de Felipe Solá (1.763.241). Las expectativas que despertaba la ex vicejefa de gobierno porteño en amplios sectores de la sociedad chocan cerca del final de su mandato con estadísticas sociales que causan alarma. La indigencia creció en el último año del 6,2 por ciento en el segundo semestre de 2017 al 8,5 por ciento en igual período de 2018. Ese salto de 2,3 puntos porcentuales implicó la caída en la indigencia de más de 280 mil personas, al pasar de 743.345 a 1.031.257. En el primer semestre de 2018, en tanto, la indigencia también había sido del 6,2 por ciento, con 745.058 personas afectadas. Es decir que la estampida inflacionaria de la segunda mitad del año pasado fue demoledora.
Como el ritmo de suba de precios volvió a ser intenso en los primeros seis meses de este año, la perspectiva es que la indigencia en el conurbano bordeará los dos dígitos cuando se comunique el próximo resultado a fines de septiembre. En marzo pasado, sin embargo, el Gobierno adelantó todos los aumentos previstos para el año de la Asignación Universal por Hijo, con un ajuste del 46 por ciento, lo cual atenuará el incremento de la indigencia. Aun así, estimaciones privadas aseguran que la indigencia volverá a trepar en el próximo reporte de la Encuesta Permanente de Hogares.
En cuanto al índice de pobreza, las cifras del Indec para el conurbano bonaerense muestran una trayectoria todavía más grave. En el segundo semestre de 2018 escaló allí al 35,9 por ciento de las personas, lo que constituye el peor resultado desde la crisis de 2001-2002. Un año antes, en la segunda mitad de 2017, la pobreza en la provincia de Vidal era del 29,5 por ciento. Ese aumento impactante de más de 6 puntos porcentuales generó nada menos que cerca de un millón de nuevos pobres. Fueron 814 mil personas más que pasaron a estar sumergidas en esa condición al no poder costear la canasta básica total, que además de alimentos incluye otros bienes y servicios esenciales. En números absolutos, la pobreza pasó de 3.542.639 personas en el segundo semestre de 2017 a 4.356.789 en igual período de 2018.
Ambos indicadores, el de pobreza e indigencia, presentan en los partidos del Gran Buenos Aires números peores que el promedio nacional. En efecto, la pobreza a nivel nacional se ubicó en el segundo semestre de 2018 en 32,0 por ciento, contra el 35,9 por ciento de las personas en el conurbano bonaerense. En indigencia, la comparación es del 6,7 por ciento nacional al 8,5 en el conurbano.
“La pobreza en partidos como Moreno, José C. Paz o Florencio Varela está bien arriba del 40 por ciento. Los municipios tuvieron que aumentar la asistencia porque la situación es dramática”, describe el diputado Daniel Arroyo, quien asegura que el gobierno de Vidal también resolvió incrementar los envíos de alimentos a un número de comedores que se duplicó en los últimos cuatro años. “En diciembre la provincia potenció la cobertura con bolsones de comida porque existían riesgos de desborde social. Ahora está pasando lo mismo, antes del inicio de la campaña electoral, están mandando más comida. Es la asistencia básica, para cubrir la emergencia”, explica.
Martín Mangas, investigador-docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento, señala que efectivamente la crisis social motivó un incremento del presupuesto para asistencia. Pasó a representar el 3,4 por ciento del gasto total de la provincia este año, contra el 2,5 en 2018. En 2015, las partidas para ese rubro concentraron el 2,9 por ciento del gasto. Sin embargo, Vidal está destinando más fondos a pagar intereses de la deuda contraída bajo su mandato que a la cobertura social. Según datos del Ministerio de Economía de la provincia, la deuda total bonaerense al 31 de marzo era equivalente a 11.959 millones de dólares, un 9,6 por ciento del PIB provincial. En 2015, Daniel Scioli había dejado una deuda que representaba el 6,3 por ciento del PIB provincial. Pero además, ahora la deuda nominada en moneda extranjera (dólares y euros) es el 81,6 por ciento del total, contra el 57,8 de cuatro años atrás. Eso significa que el gobierno de Cambiemos en la provincia desplegó el mismo programa de endeudamiento en dólares que su par nacional. Los perjuicios de esa estrategia se observan en las partidas que ahora deben destinarse al pago de capital e intereses, que van en aumento al ritmo de la devaluación del peso. En el presupuesto 2019, concentran el 6,7 por ciento del gasto total, bien por arriba del 4,5 de 2018. Como se ve, las partidas para pagar deuda subieron en 2,2 puntos porcentuales, en tanto que los fondos para asistencia social crecieron en 0,9 puntos y equivalen a la mitad de lo que se destina para cumplir con los acreedores.
Los dos dígitos de indigencia que podrían informarse el 30 de septiembre son consecuencia de los otros dos dígitos que ya existen en la provincia de Buenos Aires: los de la desocupación. “En el primer trimestre de 2019 el desempleo en los partidos del Gran Buenos Aires alcanzó el 12,3 por ciento. En el primer trimestre de 2015 ese guarismo era del 8,8 por ciento. Equivale a un aumento de la desocupación del 39 por ciento en cuatro años”, compara Mangas, en base a los datos del Indec conocidos esta semana.
La política económica del gobierno de Mauricio Macri generó impactos sociales y productivos muy graves en la provincia de Buenos Aires. Vidal, como su gobernadora, en lugar de advertir por las consecuencias de ese plan dice, al igual que su jefe, que es el camino correcto. El camino, por lo que se ve, está llevando al sufrido conurbano a los dos dígitos de indigencia.