“Siempre prefiero dibujar mujeres, y me gustan los temas sencillos, la contemplación y la poesía, aunque estoy intentando explorar más en el terror”, cuenta Mirita, que quiso ser arquitecta para dibujar todo el tiempo, pero en el camino se decidió por la historieta y la ilustración como primer oficio. Además de participar en proyectos colaborativos con publicaciones de Chicks on Comics, Silencio en la Costa, o con el guionista Damian Connelly, sus obras en solitario se publican en Blackbird, su propia micro editorial, que inició para difundir en ferias y librerías pequeñas. Sus dibujos incluyen adaptaciones de canciones de David Bowie, ilustración infantil, acercamientos a la ilustración para poesía, aventuras al servicio de la introspección, y una poética de la contemplación cotidiana a la que se aproxima principalmente en escala de grises: tinta china, lápiz y acuarela mediante. Es fanática de David Lynch y la animación japonesa, Neil Gaiman, Patti Smith y Marguerite Duras.