“Hay elementos que aparecen muchas veces en mi trabajo: la compu, el celu y el vinito”, dice esta estudiante de diseño gráfico y una de las autoras más jóvenes de Pibas. “Mis temas son el desgano, el pesimismo y lo cotidiano, nada demasiado épico”, explica ella, que nació en Arrecifes, donde creció dibujando con obstinación, pero casi sin referentes. Hoy, establecida en Capital Federal, imprime fanzines, trabaja como ilustradora y comparte sus dibujos en redes sociales. Sus personajes son pizzas que bailan trap, perritos que toman vino en caja, o jóvenes abúlicos que habitan pueblos pequeños, sillones y colchones, construyendo pequeñas comedias drogotas a la manera del australiano Simon Hanselmann. Publicó Todo es feo, un cuaderno de autora que incluye historieta, pintura e ilustración, editado por el microsello Piraña, donde apuesta por un estilo siempre en construcción. Por momentos, un Peter Bagge nacido en el interior de Argentina, por otros un Michael DeForge que come panchos con lluvia de papitas, y a veces, hasta un Bob Esponja en medio de una crisis existencial.

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