Durante el 2016 la recesión económica y los cambios impulsados en la economía tuvieron consecuencias muy negativas para los trabajadores: pérdida de poder adquisitivo del salario, disminución del empleo e incremento de la desigualdad. Conociendo este contexto, se destacan dos tendencias que subyacen a la caída del empleo registrado: la crítica situación de la ocupación industrial, por un lado, y la mayor expulsión de trabajadores en las grandes empresas respecto a las pequeñas, por otro. Vale aclarar que no se cuenta con información de este tipo para el empleo no registrado.
En el sector privado se destruyeron casi 128.000 puestos de trabajo registrados entre el 4° trimestre de 2015 y el 3° trimestre de 2016, lo que representa una caída de 2 por ciento en ese tipo de puestos, en un período en el cual la actividad económica se redujo 3 por ciento en términos desestacionalizados. Si bien en los últimos meses del año las reducciones fueron de menor magnitud, no es posible afirmar que se hayan detenido.
Entre los sectores de actividad que sufrieron las mayores destrucciones de empleo se destaca la industria manufacturera, con casi 40.000 puestos perdidos en el período señalado. Se trata de una reducción de 3,2 por ciento en el número de puestos de trabajo, y es una caída que de acuerdo con los últimos datos disponibles aún no encuentra su piso.
Las mayores pérdidas de puestos de trabajo registrados se dieron en las actividades metalmecánicas, incluyendo la automotriz, donde el empleo se redujo en más de 16.000 puestos. Pero también fue significativa la disminución en el sector de alimentos y bebidas, en las industrias textil y del cuero, en el sector de edición e impresión. Todos los sectores al interior de la industria han mostrado una disminución en el número de puestos de trabajo, sin excepción.
Este comportamiento del empleo en la industria es una expresión de la situación crítica que atraviesa el sector y, peor aún, de las perspectivas negativas que existen hacia el futuro. Incluso si la economía mostrase un mejor desempeño en 2017, la progresiva apertura de la economía en un contexto de tendencia a la apreciación del tipo de cambio y aumento de los costos energéticos seguramente determinará la persistencia de la contracción de la actividad industrial. En el escenario económico planteado por la administración Cambiemos no hay lugar para la continuidad del desarrollo industrial: no sólo no se producirá un “lluvia de inversiones” en el sector, sino que lo más probable es que se asista al desmantelamiento progresivo de buena parte del tejido industrial existente.
La información de empleo registrado por tamaño de empresa revela que fueron las más grandes empresas las mayores expulsoras de empleo, a pesar de haberse comprometido a evitar despidos en la mesa de diálogo conformada por la CGT, los empresarios y el gobierno, mesa de la cual la CGT se retiró recientemente. Aquellas empresas que emplean más de 1000 asalariados dieron cuenta de una caída de 55.000 puestos, es decir, del 43 por ciento de las pérdidas ocurridas entre el 4° trimestre de 2015 y el 3° trimestre de 2016.
En el otro extremo, las empresas más pequeñas tendieron relativamente a preservar más los puestos de trabajo. En aquellas donde trabajan hasta 10 asalariados registrados se destruyeron alrededor de 10.000 puestos, el 7,8 por ciento del total. Esta menor tasa de destrucción de empleos se dio a pesar de que en el último año se perdieron 4000 de estas pequeñas empresas.
Estas últimas cifras son indicativas de la importancia que revisten las pequeñas y medianas empresas en la generación de empleo en Argentina e indican cómo en la actual coyuntura y, a pesar de los cierres de empresas, han resguardado en mayor medida los puestos de trabajo. De todas formas, de persistir la tendencia a una mayor apertura de la economía en los próximos años seguramente se verá una contracción aún mayor del empleo industrial y, ante esta apertura, son las pequeñas y medianas empresas las más expuestas.
* Investigadora de Cifra-CTA y Flacso-Conicet.