La Segunda Sala de la Corte Suprema de Brasil aplazó ayer la audiencia en la que juzgaría un nuevo pedido de libertad interpuesto por la defensa del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y que estaba prevista para hoy. La presidenta de la Segunda Sala, la magistrada Carmen Lúcia Antunes, retiró de la agenda de juicios el proceso de hábeas corpus solicitado por los abogados de Lula y no especificó cuándo volverá a ser juzgado.
El caso estaba previsto para ir a juicio en la sesión de este hoy, la última antes del receso de julio de la Corte. Con el aplazamiento, el proceso solo deberá volver a la agenda de la Segunda Sala del Supremo Tribunal en agosto, cuando los magistrados volverán al trabajo.
En el pedido de la defensa, los letrados demandan que sea declarada la parcialidad del exjuez Sergio Moro, actual ministro de Justicia de Brasil y responsable de la operación Lava Jato en primera instancia en sus cuatro primeros años. Horas antes de conocer la decisión de la Corte, los abogados de Lula habían solicitado que el caso del expresidente fuera juzgado con prioridad, debido a la avanzada edad del exmandatario, que cuenta con 73 años, y quien lleva 443 días encarcelado.
El juicio del pedido de hábeas corpus solicitado por la defensa de Lula tuvo inicio en diciembre del año pasado, cuando dos de los magistrados, Carmen Lucia Antunes y Edson Fachin, votaron contra el recurso. Sin embargo, el proceso fue suspendido después de que el juez Gilmar Mendes pidiera más tiempo para analizar la solicitud. Además de Mendes, quedan por votar los magistrados Ricardo Lewandowski y Celso de Mello.
Ayer, Lula, quien purga en prisión una condena a 8 años y 10 meses, publicó una carta dirigida a Celso Amorim, ex canciller durante su gobierno y uno de los principales coordinadores de la lucha internacional por su libertad, en la que afirmó que una posible anulación de la sentencia en su contra no invalida el resto de la operación Lava Jato. “Algunos dicen que al anular mi proceso estarían anulando todas las decisiones de la Lava Jato, algo que es una gran mentira porque en la Justicia cada caso es un solo caso”, afirmó Lula. La investigación de Lava Jato es la mayor operación anticorrupción de la historia de Brasil, cuyo resultado fue la prisión de decenas de empresarios y políticos del país.
El ex presidente sostuvo, asimismo, que, a todas luces, Sergio Moro, el juez que lo condenó, no fue imparcial ni independiente. “Se trata sólo de analizar el proceso con imparcialidad para ver que Moro estaba decidido a condenarme aún antes de recibir la denuncia de los fiscales”, afirmó. “Ordenó pinchar mi teléfono, de mi mujer, de mis hijos, hasta de mis abogados, algo gravísimo en democracia. Dirigía los interrogatorios como si fuese mi acusador y no dejaba a la defensa hacer preguntas. Era un juez que había elegido un lado, el lado de la acusación”, sentenció Lula.
El ex presidente enumeró luego todas las irregularidades del proceso. Desde la falta de pruebas, pasando por los cambios en las acusaciones hechas por los fiscales, las sentencias basadas en la “convicción” de que era culpable y la remoción de un juez de turno que había ordenado su liberación, hasta la firme negativa a que Lula dé entrevistas durante la campaña electoral y el posterior nombramiento de Moro como ministro de Justicia del ultraderechista Jair Bolsonaro. “La Constitución y la ley determinan que un proceso es nulo si el juez no es imparcial e independiente. Si el juez tiene intereses personales o políticos en un caso, si tiene amistad o enemistad con la persona a ser juzgada, él se tiene que declarar impedido. Es lo que hacen los magistrados honestos, de carácter. Pero Moro, no. El siempre rechazó declararse impedido en mi caso, a pesar de todas las evidencias de que era mi enemigo político”, continuó Lula en su carta.
El ex mandatario igualmente aclaró que sus abogados presentaron el recurso en que exigen la anulación del juicio por la supuesta parcialidad de Moro mucho antes de que el medio The Intercept Brasil filtrara este mes supuestos mensajes entre el entonces juez y los fiscales de la operación y que pusieron en duda la imparcialidad de Moro en el proceso. “Sucede que nosotros entramos con la acción judicial en noviembre del año pasado, mucho antes de que los periodistas de Intercept divulgaran esas noticias. Ya presentamos pruebas suficientes de que el juez es sospechoso y que no fue imparcial”, afirmó. “Mucha gente poderosa, en Brasil y hasta en otros países, quieren impedir esa decisión (de tratar el recurso de hábeas corpus), o continuar postergándola, algo que da lo mismo para quien está preso injustamente”, escribió en otra parte de la misiva, adelantándose a la posible decisión de la Corte.
A pesar de todos los reveses que ha tenido y sigue teniendo, el ex mandatario dijo que no desiste. “Seguro te acordás del día 7 de abril de 2018, cuando, mientras me despedía de los compañeros en San Bernardo, dije que estaba cumpliendo la decisión del juez, pero que estaba seguro de que mi inocencia sería reconocida. Y que sería anulada la farsa montada para encarcelarme sin haber cometido ningún crimen. Continúo creyéndolo”, escribió.
“Todo lo que espero, querido amigo, es que finalmente haya justicia. Todo lo que quiero es tener derecho a un juicio justo, llevado adelante por un juez imparcial, para poder demostrar con hechos que soy inocente de todo lo que me acusaron. Quiero ser juzgado dentro de un proceso legal, con base en pruebas y no en convicciones. Quiero ser juzgado por las leyes de mi país y no por los titulares de los diarios”, afirmó una vez más. Lula finalizó su carta con una pregunta. “La pregunta que me hago todos los días aquí donde me encuentro es una sola: ¿por qué la verdad da tanto miedo? La respuesta no me interesa solamente a mí –dijo–, sino a todos los que aguardan justicia”.