Por mayoría, Marisa Graham fue confirmada como defensora de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes por la Cámara de Diputados, durante una sesión especial convocada para tratar su designación, que cubre por primera vez el cargo vacante desde la creación de esa defensoría, en 2005.
Antes del momento de la votación a mano alzada, durante la quinta sesión del año, la diputada Samanta Acerenza reivindicó el proceso de la comisión bicameral que derivó en el nombramiento y reclamó la aprobación urgente. “La infancia tiene derechos, no tiene pañuelos”, señaló, en referencia a activistas antiderechos que durante la mañana habían intentado obstaculizar la confirmación de Graham. Para que quede firme, la designación debe ser ratificada por el Senado, algo para lo cual todavía no hay fecha.
Graham, ex directora de la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia de la Nación, fue elegida por unanimidad en la comisión bicameral creada para tratar la designación, tras un concurso inédito de oposición y antecedentes donde hubo más de 70 inscriptos que debieron rendir examen escrito y presentar planes de trabajo.
En diálogo con este diario, poco después de la confirmación en Diputados, Graham contó: “Es un día conmovedor. Fue muy emocionante, cuando llegué al Salón de los Pasos Perdidos todas las diputadas salieron a aplaudir... Falta ahora que el Senado tenga sesión”. Respecto del rol de la Defensoría, explicó: “La ley 26061, que es la que nos rige, describe muchas funciones para, porque es un organismo de contralor y garantías de los derechos que consagra la Convención de los Derechos de la niñez. Entre ellas, hacer recomendaciones a los poderes del Estado sobre cuestiones atinentes a los chicos, iniciar acciones colectivas e inclusive patrocinar algún asunto individual”.
–¿Cuál sería un objetivo importante para su gestión?
–Hacer que funcione el sistema de protección, que cada actor de ese sistema trabaje bien. El corpus legal en algunas jurisdicciones está muy bien, es muy completo. Y sin embargo, todavía hay muchos niños/as y adolescentes con serias falencias. Por ejemplo, 1 de cada 2 es pobre. Entonces, lo que hay que hacer es que el sistema de protección funcione bien.
–¿Y cómo se logra?
–Nosotros planteamos de entrada nomás, desde que presentamos el proyecto, que no queríamos superponernos ni sustituir otros organismos. El plan es fortalecer lo que ya existe para aprovechar bien los recursos y que no haya niños a los que nadie atiende y otros sobre los que actúan ocho instituciones. Para eso la prioridad es el presupuesto, pero no sólo la cantidad sino también a qué áreas se asignan los recursos. Por eso queremos desarrollar medidas de consenso con los poderes locales, provinciales y nacionales, para tener un plan integral.
–¿Cuáles serían los primeros pasos?
–Ya estamos delineando políticas destinadas a grandes sectores. Uno sería la primera infancia y otro la adolescencia. No porque los chicos de 8, 10 años no tengan problemas. Es un tema de organización. Con los adolescentes, por ejemplo, está el problema de la baja matrícula en el secundario con respecto a los egresados de la primaria. Y también la gran deserción entre segundo y tercer año. Entonces, tenemos que ayudar a que la escuela sea contenedora.
Como resumen de cómo piensa encarar su gestión, Graham destacó: “Vamos a tratar de que la figura del defensor esté en todas las jurisdicciones (ahora hay sólo en cinco provincias) y también armar un buen trabajo en conjunto, sobre todo con los organismos locales. No queremos quedarnos en el plano nacional, porque ningún chico vive en la nación, vive en un pueblo, una ciudad. Por eso es fundamental el trabajo en el territorio. También vamos a armar mesas de trabajo con las organizaciones sociales, los clubes de barrio, los sindicatos... Es imprescindible que toda la sociedad civil se involucre. Y para completar el abordaje, vamos a generar espacios de escucha y participación directa de los chicos y los adolescentes, trabajando con los centros de estudiantes y con otras estructuras que ellos armaron”.
Y cerró hablando del lugar de la ESI: “Para nuestro equipo, la ESI tendrá un lugar central a nivel nacional. Consideramos que es una de las bases para la promoción de derechos de niños/as y adolescentes”.