Editoriales
La Universidad pública y los escritores
A los veintitrés años, Borges le escribió una carta al Decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Ricardo Rojas, solicitando su autorización para ingresar como estudiante a la carrera de Letras. Era 1923 y hacía poco de su regreso de Europa, donde había vivido desde los catorce años. Explicaba que realizó el bachillerato en Ginebra y que los estudios eran similares a los de Argentina, con la excepción –puntualizaba– de que no había tenido las asignaturas Historia Argentina, Geografía y Literatura. No obtuvo respuesta y envió otra con más detalles. Como tampoco le contestaron, unas semanas después retiró los certificados que había presentado. Difícil creer que ese silencio haya tenido otro motivo que la lentitud administrativa. La escena es ilustrativa de la relación entre escritores y Universidad. ¿Quién podría suponer que Ricardo Rojas, fundador de la primera cátedra de Literatura Argentina en la UBA y autor de Historia de la Literatura Argentina (1917-1922), se desinteresara por los posibles capítulos por venir de esa literatura o que pudiera ser considerado “un escritor frustrado”, “poco creativo” o “resentido”? Treinta y dos años después, Borges fue nombrado profesor de Literatura Inglesa y Norteamericana en la Facultad. La designación se dio en el marco –y también con el impulso– de la Revolución Libertadora. Pero nadie objetaría hoy la presencia de Borges en esas aulas, ni siquiera los estudiantes que a fines de los 60 se escapaban de sus clases por tediosas o porque Borges no aceptaba que los tiempos estuvieran cambiando. La Universidad pública nunca estuvo cerrada sobre sí misma, en todo momento fomentó el diálogo con lo que sucedía por fuera de sus paredes, la mayor parte de las veces impulsando los mejores cambios, otras en un silencio resistente. Los escritores siempre se encontraron con la Universidad: los desencuentros no hacen sino destacar esa primera situación. En los 50, Centro, la revista de los Estudiantes de Filosofía y Letras, reunió a Noé Jitrik, David Viñas, Masotta, Sebreli, Regina Gibaja, Amanda Gigli, Eliseo Verón, Jorge Lafforgue, Ramón Alcalde, Halperín Donghi… De allí surgió Contorno, y también, por sobre todo, una nueva izquierda. Las transformaciones culturales de las últimas tres décadas, en literatura y teatro tanto como en periodismo –y hasta en el trabajo editorial–, son impensables sin la presencia de la Universidad pública, que en los 80 resultó tan fundamental que terminamos por naturalizarla. Es más, la historia del diario que usted está leyendo ha sido escrita, en varios de sus capítulos, por escritores y periodistas que pasaron por las aulas de nuestra Facultad.Miguel Vitagliano : Escritor, profesor, director del Departamento de Letras de la UBA.
Este artículo fue publicado originalmente el día 27 de junio de 2019