Desde Brasilia
Jair Bolsonaro arriba hoy a Japón para participar en su primera Cumbre del G-20 salpicado por el escándalo de tráfico internacional de cocaína en el que está implicado un militar de su comitiva. La Guardia Civil española arrestó en el aeropuerto de Sevilla al sargento de la Fuerza Aérea Brasileña Manoel Silva Rodrigues con 39 kilos de cocaína guardados en su maleta. El militar integraba la misión de avanzada enviada por el gobierno a Osaka.
Celso de Mello, juez del Supremo Tribunal Federal, preguntó a sus colegas en el Plenario, si el hallazgo de “drogas en un avión militar al servicio de la Presidencia de la República” no debería ser motivo de una investigación a fondo. El Partido de los Trabajadores, a través de la diputada Maria do Rosario, requirió informaciones al ministro de Defensa, general Fernando Azevedo e Silva, sobre “el caso de las drogas encontradas en el avión de la comitiva de Bolsonaro”. Fuentes parlamentarias consultadas por este diario no descartan convocar al general Augusto Heleno, ministro jefe del Gabinete de Seguridad Institucional.
La detención del militar ocurrió el martes pasado al mediodía a poco de aterrizar en España un avión Embraer-190 de la Aeronáutica. Estaba previsto que el ahora preso sargento Silva Rodrigues, comisario de a bordo, retornara a Brasil la semana que viene en el mismo avión que Bolsonaro.
Si el asunto reviste en sí mismo una gravedad considerable, ésta se agiganta cuando se repara en que al llegar al Palacio del Planalto Bolsonaro ordenó una “purga” de todos los funcionarios sospechados de izquierdistas o que no fueron de su confianza personal. Ese celo es tanto o más severo respecto de los militares de su entorno y del personal de seguridad, de lo cual se infiere que el sargento de la Aeronáutica que cargaba siete ladrillos de cocaína deber haber superado varios filtros para desarrollar actividades sensibles tan próximas al mandatario.
Ayer el presidente y capitán retirado del Ejército arribó a Lisboa en un Airbus 319 de la Aeronáutica para una escala técnica antes de continuar hacia Japón. En principio su plan de vuelo contemplaba una parada en Sevilla pero a último momento se optó por la aeroestación portuguesa Figo Maduro a raíz del decomiso en Andalucía, donde ayer fue a declarar el imputado.
“Fui informado por el Ministerio de Defensa de la detención en Sevilla de un militar de la Aeronáutica portando estupefacientes”, tuiteó además de editar imágenes suyas en Lisboa. “Las Fuerzas Armadas tienen cerca de 300 mil hombres y mujeres formados en los más íntegros principios de la ética y la moralidad”, destacó con algo de sobreactuación el jefe de Estado.
Para el general Hamilton Mourao, presidente en ejercicio durante la ausencia de Bolsonaro, el sargento Silva Rodrigues es “una mula calificada”, de las que al parecer hay en buen número dentro de la Aeronáutica. “Las Fuerzas Armadas no están inmunes al flagelo de la droga, no es la primera vez (que detienen a un militar) ya sea de la Marina, el Ejército o la Fuerza Aérea”, sostuvo Mourao, en explícita discrepancia con las palabras de su jefe. “Ahora lo más importante es ver las conexiones que él (preso) puede tener (..) con seguridad existen conexiones” en el exterior, insistió el mandatario interino.
De acuerdo con Naciones Unidas, desde hace años Brasil se convirtió en el país desde donde parten los más importantes cargamentos de cocaína colombiana, peruana y boliviana hacia Europa. De lo cual dan prueba las frecuentes detenciones de capos de la mafia italiana, especialmente la N´drangueta calabresa, en Brasil desde donde gerencian el negocio.
El caso repercutió en los medios españoles y de otros países de tal modo que se da por descontado que Bolsonaro se las verá en figurillas cada vez que tenga que ofrecer una conferencia de prensa, tal como ocurrió en enero durante el Foro de Davos cuando suspendió un encuentro con periodistas para evitar a temas incómodos.
Con sólo seis meses en el poder el ex capitán posiblemente sea uno de los líderes con peor imagen internacional entre los que se reunirán en la cita japonesa. En mayo se vio obligado que suspender una visita agendada a Nueva York para evitar el escarnio de ser considerado persona no grata por su alcalde, Bill de Blasio , precandidato presidencial del Partido Demócrata, y evitar las manifestaciones convocadas por el movimiento GLBT y grupos ambientalistas.
En Francia fue aprobada la construcción de una plazoleta con el nombre de Marielle Franco la activista asesinada en Río de Janeiro por presuntos paramilitares, o “milicianos”, sospechados de vínculos con el “Clan Bolsonaro”. Y el presidente Emmanuel Macron, con quien se reunirá el viernes, lo criticó por su política respecto de la Amazonia y haber amenazado denunciar el Acuerdo de Paris sobre cambios climáticos.
Ayer la canciller alemana Angela Merkel consideró “dramática” la situación brasileña bajo la administración bolsonarista.
En la agenda de encuentros del brasileño se destaca el que tendrá con Donald Trump, que será el segundo en cuatro meses, y con el mandatario chino Xi Xinping. Hasta el momento, el brasileño no fue convidado a una reunión de los mandatarios del grupo Brics que se celebrará al margen del G 20.