La crisis económica desatada en abril del año pasado se cobró en doce meses 203.900 puestos de trabajo registrados. El Gobierno intenta mostrar de cara a las elecciones un punto de inflexión en el aumento de la desocupación, pero los números oficiales refutan ese discurso. Según cifras de la Secretaría de Trabajo, en abril se crearon apenas 3300 empleos frente a marzo -equivalente a cero por ciento en términos estadísticos-, cuyo resultado se explicó por el aumento de personal doméstico y del sector público. En el sector privado las políticas económicas provocaron la pérdida de 164.000 trabajos, de los cuales 141.000 se perdieron en el segmento asalariado, el de mejores condiciones de empleabilidad. Sin embargo, también hubo bajas en monotributistas (34.900) y autónomos (4.900). Comercio e industria fueron los rubros donde más creció del desempleo. La industria manufacturera despidió a 64.200 trabajadores, cifra que se eleva a 141.100 puestos menos si calcula desde 2015, y acumula 40 meses de caída de los 41 de gestión Cambiemos, según el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). En el sector público se crearon 18.800 puestos, pese al plan de austeridad que impulsa el oficialismo en las administraciones.
El ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, planteó la semana pasada que existe creación neta de empresas. “Unas mueren pero también otras nacen”, fue la síntesis de la teoría darwiniana empresaria de Sica. Sin embargo, más allá de que ese diferencial positivo de empresas no lo muestran las cifras oficiales, lo que sí evidencia el SIPA es que el empleo que se pierde no se compensa con la creación de otro. Mucho menos con uno de la misma calidad del que se elimina. “El crecimiento económico de 2017 permitió una recomposición (de puestos), pero con la crisis de 2018 esa mejoría se evaporó, hasta caer (en términos agregados) por debajo de los niveles de 2015, un 2,1 por ciento menos, según un informe del Observatorio de la Universidad de Avellaneda.
Primero fue la corrida cambiaria, que paralizó la actividad. Luego su traslado a precios congeló el consumo interno y disparó los costos de producción. La decisión del Gobierno de pedirle prestado al Fondo Monetario y de someterse a sus planes de ajuste profundizó el problema y actualmente la economía está en recesión con niveles record de inflación. Desde que comenzó esta saga hubo destrucción interanual de puestos. De hecho, la primera desde 2014 comenzó en septiembre pasado y ya acumulo ocho meses de baja ininterrumpida.
En abril último el SIPA contabilizó 12.133.900 puestos formales, 203.900 menos que un año atrás, equivalente a una pérdida de 1,7 por ciento. De este total, 8.593.100 fueron del sector privado, con una baja de 1,9 por ciento (164.000 puestos menos). En el sector público se registraron 3.162.300 empleos, 18.800 más, equivalente a 0,6 por ciento por encima de un año atrás. En autónomos la caída interanual fue 1,2 por ciento y en monotributistas, 2,2 por ciento.
La mayor contracción se dio en el segmento de asalariados privados, que en abril registró 6.138.700 puestos, 141.000 menos que un año atrás (-2,2 por ciento). Dentro de este universo, hubo mayor destrucción de puestos en la industria manufacturera, con 5800 puestos menos que en marzo y 64.200 por debajo de abril del año pasado. En comercio se contrajeron en 3800 los puestos vigentes respecto del mes previo y en 45.200 contra igual período de 2018. En logística se contabilizaron 1700 puestos menos en el mes y 15.900 empleos menos en el año. En la actividad de la construcción esa pérdida fue de 2000 puestos en el mes y de 9700 en el año. También hubo una fuerte destrucción en el empleo de hoteles y restaurantes, una de las víctimas del recorte presupuestario de las familias. En ese segmento hubo 2500 empleos menos en abril contra marzo previo y 6700 por debajo de los registro de igual mes de 2018.