Macri no quiso ser menos. Celoso por la posible repercusión mediática de las reuniones que el enviado del Fondo Monetario Internacional a Buenos Aires, Alejandro Werner, mantuvo con Alberto Fernández, del Frente de Todos, y Roberto Lavagna, de Consenso 2019, consiguió que su primera actividad oficial en Osaka, Japón, donde se reúne la cumbre del G-20, sea un encuentro con la mismísima directora general de ese organismo, la francesa Christine Lagarde.
Por supuesto, todo fueron rosas. "Tuve una conversación muy productiva con el presidente Mauricio Macri hoy en Osaka. Reiteré el apoyo del FMI al programa económico de Argentina, que está comenzando a dar resultados y debería sentar las bases para un crecimiento sostenible", escribió en su cuenta de Twitter Lagarde, que ya ató su destino al del macrismo. Después del increíble despilfarro de dólares que viene consumiendo el plan económico argentino, su futuro político quedaría gravemente dañado si Macri al menos no consigue la reelección.
La reunión entre Macri y Lagarde fue la primera luego de que la directora del FMI admitiera a comienzos de este mes que el organismo subestimó la crisis argentina. "Es una situación económica increíblemente complicada que creo que muchos jugadores, incluidos nosotros mismos, subestimamos un poco cuando empezamos a tratar de armar con las autoridades argentinas un programa para abordar lo que había sido crítico con la economía, que era la posición fiscal, la posición de cuenta corriente", reconoció a comienzos de mes la directora gerente del Fondo durante un evento organizado por el American Enterprise Institute.
Pese a ello, Lagarde advirtió en abril a los candidatos de la oposición que quien gane deberá seguir el mismo camino. “Ahora que se ha hecho tanto esfuerzo, en un programa en el que la protección social ha sido siempre una de las prioridades clave, sería una tontería por parte de cualquier candidato darle la espalda al trabajo que se encuentra en curso”, sostuvo. La titular del Fondo también se refirió a Cristina Fernández de Kirchner en una entrevista concedida a la CNN en Español. "La gente cambia con el paso del tiempo dependiendo de si están haciendo campaña o están en su cargo", manifestó. Luego agregó: "No estamos aquí para apoyar, anticipar o temer cualquier cambio político, estamos aquí para ayudar a la economía y a la gente. Esos son los principios rectores que tenemos".
En ese contexto se explica la decisión del director del Hemisferio Occidental, Alejandro Werner, de reunirse en Buenos Aires con los candidatos de la oposición. Ya en Buenos Aires el burócrata se encontró este miércoles con el candidato presidencial del peronismo, Alberto Fernández, y con Roberto Lavagna, para analizar las perspectivas económicas tras las elecciones de octubre. Aunque el Fondo pone todas sus fichas a la continuidad del oficialismo --tanto que, bajo la presión de la Administración Trump, aceptó autorizar la continuidad de la fuga de divisas con los dólares que le provee al gobierno de Macri--, seguramente no le vendrá del todo mal tener algún tipo de acercamiento con la Argentina que posiblemente asome después del 10 de diciembre. Después de todo, cualquiera sea entonces el inquilino de la Casa Rosada, le deberá decenas de miles de millones de dólares.
La Argentina y FMI tienen firmado un acuerdo stand by por el cual, el organismo garantizó asistencia financiera al país por 57.300 millones de dólares, a 3 años, para que pueda equilibrar sus cuentas externas y fiscales. De ese total, el FMI ya desembolsó 39.000 millones de dólares y antes de las elecciones debe girar otros 5400 millones. Una vez efectivizado ese monto, se habrá girado el 78 por ciento del monto comprometido. A quien gane las elecciones presidenciales de octubre le tocará el turno de devolver lo gastado por Macri en este último año.