Mirta Rosenberg había nacido en Rosario en 1951 y era una de las voces más destacadas de la poesía argentina de las últimas décadas.
Estudió Letras en la Universidad Nacional del Litoral y se dedicó a la traducción del inglés y del francés, al tiempo que iniciaba su carrera literaria. En 1984 publicó su primer libro, Pasajes, al que le siguieron, entre otros, Madam, Teoría sentimental, El arte de perder, El paisaje interior y Cuaderno de oficio. El año pasado había publicado el que sería su último libro: El árbol de palabras.
Rosenberg recibió el Premio Konex en 2004 por su labor como traductora, que incluye, entre otros trabajos, Enrique IV, de Shakespeare; Virilidad, de Cynthia Ozick; y Eros, el dulce amargo, de Anne Carson. En 1990 había fundado el sello Bajo la Luna y hace tres años la revista literaria Extra/1. Lecturas para poetas.
El poeta y periodista Guillermo Saavedra la recordó así en Facebook: “Afectada desde hace unos años por una enfermedad que limitaba seriamente su capacidad motriz, fiel a su estilo, esa mujer de integridad insobornable, esa poeta escultora de palabras como en piedra, para siempre, rechazó toda forma de conmiseración y se recluyó en su modesto y luminoso departamento de Villa Crespo para concentrar sus esfuerzos en lo que mejor hacía: escribir y traducir poesía. Como quien decide que el más eficaz corte de manga a la fatalidad es fingir aceptarla y devolverle el golpe con la obstinada paciencia de los que no saben rendirse”.