Más de 20 mil archiconservadores cristianos estadounidenses han puesto el grito en el cielo por la flamante Good Omens –irreverente serie que adapta la homónima novela de Terry Pratchett y Neil Gaiman de 1990– y han procedido a manifestarse sonoramente online, firmando una petición que solícitamente solicita que la retiren del aire internetiano. Protagonizada por David Tennant como el demonio Crowley y Michael Sheen como el ángel Aziraphale, Good Omens muestra a sendos personajes colaborar para prevenir la llegada del Anticristo y un inminente apocalipsis, con resultados diabólicamente entretenidos. Algo que, lógicamente, ha hecho rechinar a los retrógrados feligreses por distintas razones, detalladas -claro está- en su rancia campaña “Return to Order”: “Good Omens se burla de la sabiduría de Dios”, “Hace que el satanismo parezca normal, ligero, aceptable”. Los horroriza, además, que Dios “sea interpretado por una mujer” (Frances McDormand). De allí, la mentada petición, que se ha vuelto noticia viral por otro motivo: aunque mucho se ocuparon estos soldaditos de la divinidad de escribir una epístola convincente, dedicaron cero rato a chequear a quién debían enviársela. Y es que el grupo –que el año pasado protestó contra una cadena de supermercados por “vender productos mefistofélicos” (un helado “blasfemo” llamado Sweet Jesus)– ¡se equivocó de destinatario! Su carta fue dirigida a Netflix, cuando el programa es... de Amazon Prime. Un error que, lejos de pasar inadvertido, se ha vuelto centro de burlas a diestra y siniestra. Empezando por las propias plataformas: en plan sardónico, Netflix prometió en redes no producir ningún capítulo; y Amazon replicó: “Ey @netflix, juramos dar de baja Stranger Things si ustedes cancelan Good Omens”.
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