La crisis económica despierta, como es lógico, la reflexión de una parte importante de la sociedad, que en medio del vendaval intenta comprender por qué una y otra vez estas recurrentes oscilaciones económicas afectan su cotidianeidad e impiden que el país se encamine hacia el desarrollo. La historia del pensamiento económico argentino ha brindado numerosos autores de significativa relevancia al momento de abordar el estudio de esta problemática propia de realidad económica argentina. Entre todos ellos, se destacan Manuel Belgrano, Raúl Prebish, Julio Olivera, Aldo Ferrer. Pero hay un autor que se destaca especialmente por la vigencia y relevancia de su análisis: Marcelo Diamand (1929 - 2007), cuyo aporte fundamental radica en el concepto de Estructura Productiva Desequilibrada.

Este describe un problema que afecta a los países subindustrializados, cuyas exportaciones y relaciones con el mercado mundial, se cimientan a partir de productos primarios. Estos países al intentar abordar el proceso industrializador, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de sus habitantes, encuentran restringida esta posibilidad debido a la estructura productiva desequilibrada que los caracteriza.

El rasgo distintivo que define a estas economías es que constan de dos sectores con niveles de precios diferentes: el sector primario, que trabaja a precios internacionales (en el caso argentino, el sector agropecuario), y el sector industrial, que trabaja a un nivel de costos y precios considerablemente superior al internacional. Lo cual se debe, a los distintos grados de productividad relativa con que operan estos dos sectores.

A partir de las distintas características de cada sector, el tipo de cambio se establece sobre la base del estrato de alta productividad a nivel internacional, resultando el mismo inadecuado para el desarrollo del entramado industrial, dado que los precios industriales, expresados al tipo de cambio establecido por el sector primario, resultan superiores a los internacionales. Esta configuración peculiar, da lugar a un modelo económico, caracterizado por la crónica limitación que ejerce sobre el crecimiento económico el sector externo. En donde el crecimiento de la economía (en particular el crecimiento industrial) requiere siempre cantidades crecientes de divisas, mientras que el alto nivel de precios industriales que caracteriza a la estructura productiva desequilibrada impide que la industria exporte.

De este modo, a diferencia de lo que sucede en los países desarrollados, en los que la industria autofinancia las necesidades de divisas que plantea su desarrollo, el sector industrial argentino no contribuye a la obtención de las divisas que necesita para su crecimiento. De forma tal que la provisión de divisas queda a cargo de un sector agropecuario con grandes ventajas competitivas, pero que encuentra restringida la magnitud de su aporte debido a las limitaciones existentes respecto al incremento de su producción, como también por el magro crecimiento de la demanda internacional. Lo que provoca una divergencia entre el crecimiento del sector industrial consumidor neto de divisas, y la provisión de éstas a cargo del sector agropecuario de crecimiento mucho más lento. Esta desarticulación es en última instancia la causante de la crisis de Balance de Pagos en la Argentina y constituye la principal limitante para el  crecimiento.

Tipo de cambio

Como consecuencia de esta estructura productiva desequilibrada se pierden espacios de rentabilidad y se trunca la posibilidad de generar espacios de inversión y la consiguiente formación de nuevos puestos de empleo en sectores distintos a los primarios. De tal modo, se frustra la formación de una estructura económica diversificada, integrada, dinámica y compleja, la cual resulta esencial para generar procesos amplios de acumulación de capital y tecnología, con el objetivo de generar empleos de mayores salarios.

Frente a esto, el propio Diamand, sugería para superar estos desequilibrios, una política económica con tipos de cambio diferenciados, para favorecer estructuralmente las exportaciones de productos industriales. En donde lo esencial resulta evitar que estos incentivos se diluyan gradualmente a través de una política de cambio estable frente a los costos internos crecientes.

La realidad económica exige para la construcción del sendero hacia el desarrollo, la diversificación del entramado productivo y su integración con un mayor componente de valor agregado nacional, con el objetivo de superar la recurrente restricción externa. Para ello resulta indispensable la planificación de largo plazo, la administración del comercio exterior, del mercado cambiario y financiero, la distribución progresiva del ingreso y el incremento de la inversión en ciencia, tecnología y educación.

Sin una sociedad consciente de esta realidad y comprometida con un proceso de estas características, el desarrollo económico continuará siendo esquivo. La construcción de consensos en esta dirección y la adopción de esta perspectiva teórica por parte del imaginario colectivo resultan imprescindibles e impostergables.

Muchas veces frente a la conflictividad social y las dificultades que nuestra sociedad debe afrontar día tras día, los analistas parafrasean para explicar el origen de la problemática en cuestión, aquella expresión de Bill Clinton que reza: “Es la economía estúpido”, la cual se popularizó durante la campaña presidencial de 1992 en Estados Unidos. Sin embargo, si bien es cierto que muchos de los problemas argentinos se encuentran originados en la cuestión económica, este concepto no resulta del todo esclarecedor ya que no permite conocer cuáles son las raíces de ese problema económico ni sus características. En cambio, identificar la Estructura Productiva Desequilibrada como el desencadenante de las recurrentes restricciones económicas que nuestra sociedad debe afrontar, no solo resulta esclarecedor en términos de la comprensión de la problemática, sino que además permite vislumbrar el comienzo del camino que nuestro país debe transitar para alcanzar el desarrollo económico.

* Economista UBA.

@caramelo_pablo