“¿A ver ésta? No, ya la respondí ¿Y ésta? No, ésta no. Leo: 'Dado el buen recibimiento de Asesínenme, ¿se vendrá un segundo libro? ¿Para cuándo? ¿Sobre qué temas? ¿Sobre su etapa solista?' La verdad sí, tengo ganas de escribir una pequeña historia, que trata de una señora viejita (yo) que saca el perrito a la plaza los fines de semana, hace las compras y empieza a ver un tema como detectivesco”, pregunta y contesta María Rosa Yorio. Como marca el ejemplo inicial, la vocalista ha elegido una forma original de presentar su libro. Mientras canta, tiene un sombrero en el piso con papeles que portan preguntas. Las preguntas las escribió la gente antes que empiece el show, y ella las contesta entre tema y tema. Por ejemplo, la que se acaba de mencionar. U otra relacionada con el mismísimo nombre del libro: Asesínenme. “Una vez le mostré a Charly una canción, le dije que tenía que ver con el material de Asesino serial, mi último disco, y al año apareció él con el tema ´Asesíname´. Perdón, pero habrá que confirmarlo con él. Esta semana nos reunimos por esta cuestión… veremos”, dijo la expareja de García, entre medias risas e ironías, sobre la canción que el músico efectivamente grabó en el disco Rock and roll yo, en 2003, y que ella tomó como referencia (pluralizando el verbo, claro) para nombrar su libro.
Un libro que formatea exacto con la época a través de un don de sentidos que parte desde el subtítulo: Rock y feminismo en los años '70. En efecto, a lo largo de buena parte de sus 216 páginas, la excantante de PorSuiGieco y Los Desconocidos de Siempre aborda lo complejo que fue para las mujeres batallarla en el mundillo del rock de aquellos tiempos que, pese a sus improntas contraculturales, no lograba romper el machismo cultural imperante. A la par, la madre de Migue García también revela detalles de su vida amorosa con Charly. Cuenta cómo lo conoció en una concesionaria de autos, mientras ella repartía folletos de Mercedes Benz con una amiga. Cuenta las vivencias cotidianas en la casa de la calle Vidt, donde García vivía con su madre Carmen, antes de armar Sui Generis. Cuenta del origen del dúo, de los hombres que pretendían su amor, de las fobias de su noviecito a las tormentas, de los helados que tomaban juntos en San Isidro, del conventillo de Tacuarí y Venezuela donde nació el hijo de ambos, y de la génesis de algunas canciones.
De “Confesiones de invierno”, por caso. O de la bella “Pequeñas delicias de la vida conyugal”: “Aunque es una canción en cierta forma crítica con la institución del matrimonio y la familia, simboliza un momento de mucho amor entre nosotros. Ese verso que dice “estoy en busca de algo naranja y verde” era el deseo de la pureza, casi como si fueran los colores de un jardín de infantes”, escribe Yorio en el libro. Sobre “Quiero ver, quiero ser, quiero entrar”, directamente refiere en las charlas entre tema y tema que se dan durante la presentación, a la que asistieron León Gieco, Miguel Grinberg y Fernando Samalea. “Esta canción me la mostró cuando éramos muy chiquitos, yo estudiaba teatro en ese momento y me sentí muy identificada. No sé, la llevo conmigo”, dice y la canta en vivo junto a su trío.
Otra de las preguntas que hace el público tiene que ver con su infancia. “Bueno, tuve una infancia de los años '50 y '60, o sea una época muy bisagra. Queríamos sostener los valores y se venían abajo… La mentira era brava, pero yo tuve la suerte de tener una biblioteca tremenda en casa. En el libro lo cuento: para mí, mis libros fueron todos de autoayuda. Rayuela, Crónicas marcianas... Siempre digo que la cultura y la educación son las ayudas que tenemos en toda la vida. Mis padres hicieron lo que pudieron, con sus propias complicaciones, pero estoy muy agradecida a la vida, porque hoy puedo decir 'estoy de pié'”, afirmó, antes de cantar “En las arenas del circo” (canción de épocas de Sui Generis, conocida también como “Gaby” o “Gaby toca el saxo”) y “Seminare”.