Florencia Andrada se escuda tras el soul y el blues para decir, con una voz potente y blusera, sus verdades. A pesar de la tormenta, su segundo disco solista, es un manifiesto de esta época. En el track 5, No hay que caer, la cantante arroja una línea política en un atisbo por ponerle peso a la palabra: “Tiene que ver con los poderosos, los dueños de todo. Con la lucha diaria de las personas, que muchos prefieren no ver, por mejorar su calidad de vida, su dignidad, encontrar un respiro ante el avance de esta gente que encima tiene el cinismo de reírse en tu cara”. Avisa y no traiciona. Dice que no es difícil darse cuenta de quién es el personaje de “ojos color cielo” que planifica “cómo hacer de esto un infierno”.

Su disco tiene los vientos bien al frente, reflejando la influencia de la vieja escuela del soul estadounidense de los ‘60 y ‘70, aunque bajo la buena y actual estrella de Charles Bradley o Sharon Jones & The Dap Kings. Que se llame A pesar de la tormenta tiene que ver con ese anaquel de tempestades personales, sociales y políticas. “Cuando tomás consciencia de todo lo que pasa, es abrumador. A mí me deja paralizada y con mucho dolor, y así tratamos de seguir”, dice. Para ella el disco es superador del anterior, Otra realidad (2012). “Crecí y crecimos mucho. Y eso lo escucho. Creo que logré que el disco sea un reflejo de lo que quiero decir y de la música que me gusta escuchar y hacer.”

Presa de la timidez, Florencia rechazaba subirse a un escenario, hasta que a los 18 se dio cuenta de que podía cantar. Unas amigas la incentivaron a que fuera a clases de canto y se animó. De chica se sabía todas las canciones de los programas de la tele y ni bien tenía un poco de plata corría al Tower Records de Cabildo y Juramento, que pasaba horas revolviendo. Les espiaba los discos a sus amigos mayores para ver qué escuchaban y dejarse influenciar.

Rolling Stones, Led Zeppelin y Janis Joplin fueron un punto de quiebre en su vida. Le mostraron un universo que la hizo alucinar. Después se le revelaron Joss Stone, Etta James, Aretha Franklin y también algo de blues. “Y así descubrí mi fascinación por la música afroamericana. Me anoté en la Escuela de Blues en 2006 y conocí infinidad de artistas.” De los clásicos cuenta además a Sam Cooke, Otis Redding, Sister Wynona Carr, The Staples Singers, Otis Rush, Bob Marley, Nina Simone, James Brown, Bill Withers y Ray Charles. Una lista nada despreciable, a saber por la capacidad de Florencia de conectarse con la música negra y también de contextualizar sus canciones: “Es imposible, al menos para mí, que todo lo que me rodea no me mueva. Mis días transcurren en este mundo, en este país y en esta ciudad”.

* Viernes 17 en Conventillo Cultural del Abasto, Anchorena 575. A las 21.