Acaba de cumplir 73 años, Javier Martínez. Se le nota la garganta algo tomada por una angina, pero de ninguna manera la inconveniencia -fruto de la época invernal, por otra parte- impide reconocer ese timbre de voz que marcó al rock argentino como una huella de fuego. Está en su casa, a punto de provocar otro recital (el sábado 6 de julio a las 19 en Teatro Brown, Almirante Brown 1375, La Boca) y tiene mucho por decir. Mucho por delante. Por un lado, un ambicioso proyecto que radica en versionar viejos temas de Manal para regrabarlos en un nuevo disco. Es algo que él define como “un flor de laburo, un ladrillo”. Y la estructura formal es una retrospectiva de sus obras completas con sonido actual. “Voy a grabar toda mi obra reciclada al siglo XXI. La obra a nuevo”, afirma él. Por otro lado, está a punto de publicar un disco solista, el sucesor de Pensá positivo, que ya tiene título casi definido: Me mando tocando. “O así, o Mando tocando”, duda. “De cualquiera de las dos maneras es igual, porque ambas expresiones se relacionan con mi gusto por el lunfardo”.

-¿Cuál es la ligazón de ambos gerundios con el lunfardo, concretamente?

-Me mando, o mando, como queriendo decir "voy para allá". Me mando tocando, o mando tocando en el buen sentido de mandar, quiero decir. En el sentido de dar una buena orden a los hijos espirituales, a los herederos que muchos llaman jóvenes. Mandarlos, pero sin esa connotación que quedó de nuestra triste historia de autoritarismo, sino tirando un "agarren por acá".

-¿Por dónde?

-Por un lugar en el que no pierdan el tiempo cantando en inglés, por ejemplo, porque eso es atrasar cincuenta años. No sé, si querés hacé una canción pelotuda, porque en la vida se tiene que boludear un poco, pero también hace una canción en la que critiques, o analices lo que no está bien en nuestra sociedad, y tengas una mirada constructiva respecto de los problemas sociales ¿De dónde salió esa idea de volver cincuenta años para atrás, de cantar en inglés? Muchachos, basta de boludos... No podés ser tan boludo de seguir cantando en inglés. ¿Es necesario explicarle a la gente que el idioma somos nosotros? ¿Que el idioma es la patria? Porque si alguien versiona algo, bueno... Si un tipo hace una ópera italiana, va a cantarla en italiano, no en lunfardo, eso es natural; pero lo que no va es que pretendas escribir algo acá y lo escribas en inglés… Sos un pelotudo atómico si hacés eso.

-Contundencia sin filtro, que le dicen…

-Es que acá hay que cantar en español, porque nosotros somos la Argentina, un país de Hispanoamérica… No jodan más con eso, loco. Bueno, en definitiva, hablo de mandar en este sentido, y también en el de enviar, en esa cosa lunfarda del "voy y lo hago". Me mando tocando

El disco por venir será el sexto de la no muy prolífica cosecha solista de uno de los fundadores de Manal. Un itinerario que empezó en 1983 con el maravilloso Sol del sur, continuó con la tríada Corrientes-Swing-Basta de boludos, y recaló, tras doce años de parate discográfico, en Pensá positivo, trabajo publicado en 2015, en el que le dio una vuelta interesante a la primigenia “Porque hoy nací”, además de homenajear a Tanguito con un tema que compusieron juntos, “El hombre restante”. “Ese disco lo hice porque soy un hombre grande que ya vio muchas cosas, que siempre estuvo en el pensamiento nacional y progresista, y al que la grieta entre los argentinos le molesta. Por eso dije 'Muchachos, pensemos positivo, no empecemos a mirar a otro argentino como un enemigo porque vamos a atrasar otra vez cien años'”, dice uno de los padres del rock vernáculo.

-¿Fue tu disco más político, exceptuando los tres de Manal?

-Es probable, porque la idea fue denunciar la grieta, que para mí no es el camino.

-¿Cuál es el camino?

-El camino es el diálogo, la tolerancia, el consenso. El camino es el Martín Fierro: si entre hermanos, se pelean los devoran los de afuera. Yo no quiero eso. Y creo que nadie lo tiene que querer. Entonces, a esa gente que uno ve como reticente al progreso le tiene que preguntar "¿Vos querés volver a la edad de piedra, loco? Bueno, entonces buscá el consenso, porque para eso está el parlamento". Hablando se entiende la gente.

-Año clave en el que sacaste ese disco.

-Es el laburo que tenemos nosotros, los poetas, los músicos. Nosotros tenemos que sumar, tenemos que tirarle el mejor mensaje a la gente para que ésta tenga esperanza y sume.

-¿Cómo caminó el disco en estos cuatro años?

-De manera muy independiente, porque no se lo di a ninguna distribuidora. Lo fui vendiendo en mis shows y ahora ni eso, porque un día llamé al tipo que lo hizo conmigo para pedirle diez discos, y el tipo me dijo "¿Para qué querés discos si vas a viajar?" Fue una actitud miserable, estúpida y traidora esa. Ponelo así, como lo digo, porque quiero que él lo lea y se dé cuenta que es un idiota, un pobre imbécil, un salame. Estoy muy enojado.

-Más allá de esta cuestión personal, ¿cómo te ubicás vos, que venís de otra época, en el mundo de la música virtual, en el cual el objeto disco no representa lo mismo que en décadas pasadas?

-El disco dejó de ser un negocio, perdió ese lugar, aunque pareciera que existe un mercado renaciente del vinilo en el mundo, o por lo menos en los países desarrollados. Yo no sé cómo será, pero acá todavía no pasa eso… El vinilo es muy caro aquí y con este gobierno que tenemos ahora no se sabe lo que vale nada. Lo único seguro es que va a valer más caro mañana. El CD lo mismo, cuando voy a la disquería de jazz donde paro, porque amo el jazz, de repente me siento a conversar con mis amigos, giro la cabeza, y veo que un CD sale 500, 600 mangos, que es la guita que tenés que poner en un almacén para morfar. Sería bueno que el disco volviera a ser lo que fue, un objeto que no sea tan caro, tan oneroso.

-La contraparte es que funciona un mundo virtual en la música, que la torna más accesible, en cierto sentido. ¿Cómo convivís con este rasgo esencial del siglo XXI?

-Bastante bien. Por suerte, aprendí del tema y tengo mi facebook. El twitter no lo uso, pero estoy por habilitar un instagram para poner mis canciones. Creo que está bien esto, está muy bien, porque es un método ágil de comunicación. Es como llevar una enciclopedia en el bolsillo, que puede contrarrestar esa moda tan triste de los últimos años, que es que la gente no lee. La gente tiene que volver a leer. No sé, a mí me pasa que sale algún tema sobre cualquier cosa mientras estoy ensayando con los muchachos y googleo lo que sea: historia antigua, el imperio persa, lo que quieras. Este me parece un dato muy importante, aunque evidentemente debe tener su parte mala, como todo. Lo bueno es que hay una expansión horizontal, democrática y popular del conocimiento. Y este es un buen dato para el pueblo, para la gente más humilde… Eso sí, hay que motivar, hay que generar atención sobre la historia de tu patria, del lugar donde naciste, porque si no nada tiene sentido.