Desde Neuquén
Una persona pateada en el piso porque supuestamente intentó robar, la imagen de una persona mientras la asesinaban, las peleas entre jóvenes capturadas por una cámara, son discursos reiterados, descontextualizados, breves y sin fuentes de información que contribuyen a la idea de una sociedad basada en el miedo.
El último Monitoreo de Noticieros Televisivos de Canales de Aire de la Ciudad de Buenos Aires desarrollado por la Defensoría del Público da cuenta que el tópico “Policiales e inseguridad” fue el más tematizado, llegó a tomar cerca del 40 por ciento del tiempo total emitido.
Recordemos que la extrema concentración mediática hace que las agendas noticiosas porteñas recorran buena parte de las pantallas de las audiencias de nuestro país.
Esta pedagogía mediática de la violencia tiene sus consecuencias: según la Magister en Comunicación, Celia Regina Polesel, “con la exhibición cotidiana de las representaciones de la violencia, la tendencia de la población es habituarse y tolerar escenas que, hace algunos años, causarían horror. Todos se van habituando a la violencia como si fuese el único lenguaje eficiente para lidiar con la diferencia, considerando normal que los conflictos sean resueltos por la eliminación o violación del cuerpo del otro. El respeto al otro y a la diferencia no existen.”
Ahora ¿por qué recurrentemente la inseguridad es el eje dominante de nuestras agendas mediáticas? Oportunamente, el periodista especializado en temas judiciales, Guillermo Berto, señaló que “producir información policial es barato. A los medios de comunicación les demanda un mínimo gasto, a veces sólo el costo de una llamada telefónica, y les genera buenos dividendos: la información policial atrae audiencias y esparce valores morales e ideología casi de manera natural”.
En ese sentido, el monitoreo de la Defensoría del Público da cuenta de “casi un tercio de las noticias que tematizaron “Policiales e inseguridad” no presentó ninguna fuente, ningún móvil y no fue presentada por un columnista. Es decir, un tercio de dichas noticias no presentó ningún recurso que acompañe y/o sustente los datos que informan”.
Según el profesor Raúl Zaffaroni “en los países del extremo sur, en que la violencia homicida es relativamente baja, crean mediáticamente una realidad violenta y de descontrol territorial que no existe en el grado que se pretende, lo que impulsa a las clases medias a exigir una represión sin límites, incentivando el factor caótico”.
Es decir, se construye un discurso del miedo que nos aterra y se presenta la violencia como la única forma de enfrentarlo. De esta manera se generan las condiciones para promover “justicia por mano propia” que son asesinatos que de justicia no tienen nada o se legitiman los llamados “linchamientos” que son homicidios calificados por alevosía y ensañamiento.
Otra agenda se invisibiliza: mientras la Correpi denuncia que bajo el gobierno de Cambiemos hay un asesinato a manos de las fuerzas de seguridad cada 21 horas, solo el 2 por ciento de las noticias de “policiales e inseguridad” se refería a la violencia institucional. Es decir, que un arma del Estado asesine a una persona prácticamente no es noticia. Asimismo, la trata de personas, un delito que mueve millones de dólares, muchas veces asociado a la cultura machista/violenta y a redes de poder, sólo ocupa el 0,3 por ciento de nuestra agenda mediática.
Una sociedad más democrática, necesita democratizar la palabra, construir agendas que cuestionen las violencias, que contextualicen los fenómenos. Que nos permitan pensar más allá de los puntos de rating y del impacto.
* Licenciado en Comunicación Social UNLZ. Especialista en Comunicación y culturas UNCO. Docente de la UNRN