Con solo 23 años, Sonia Fretes logró graduarse en 2016 como la primera ingeniera de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), de Florencio Varela. Hoy con 26, es docente de la Universidad donde se formó y busca contribuir con el crecimiento de la institución que tantas satisfacciones le brindó.

Es la segunda hija de seis hermanos; estudió en la escuela pública, la Técnica Nº3 de San Francisco Solano, y en la actualidad es encargada del área de Logística y Comercio Exterior de la empresa “Gruapa”, donde se confeccionan puentes grúa.

Terminó sus estudios secundarios con el título de “Técnica Maestro Mayor de Obras” y se inscribió en la Universidad de La Plata para estudiar la carrera de Arquitectura. Una vez finalizado el curso de ingreso abandonó sus estudios cuando creyó que no iba a poder sostener una vida universitaria, ya que su realidad social le indicaba que “tenía que trabajar”.

Con un contexto social complicado, pero con muchas ganas de crecer de forma profesional, Sonia apostó a continuar sus estudios en la UNAJ donde ingresó en 2011 a la carrera de Ingeniería Industrial. De a poco entendió que, pese a que la universidad era muy joven, el proyecto “era serio”.

“Hay mucho compromiso y vocación por parte de todos los que trabajan en la Universidad”, aseguró la ingeniera, en diálogo con el suplemento Universidad, y agregó que logró fortalecer el vínculo cuando se dio cuenta de que su carrera le iba a servir como “factor de transformación social”.

Durante los años de estudio pudo acceder a una beca que le permitió concluir su carrera: con ese ingreso podía comprar apuntes o pagar los viajes hasta la Facultad, según detalló. Por otro lado, contó con la experiencia de realizar un viaje de intercambio a México, donde cursó cinco materias a lo largo de seis meses.

Luego de su viaje, y con un título intermedio, obtuvo su primer empleo vinculado a su carrera. La Universidad fue la que le dio la posibilidad de desempeñarse dentro del área de “Política y Territorio”, donde realizó estudios de mercado.

Como muchos otros estudiantes, Sonia es primera generación de universitarios en su familia. No estuvo sola: Fretes destacó que sus padres siempre les inculcaron que con educación “uno puede cambiar la realidad en la que vive y tiene la posibilidad de elegir y ser libre”.

Entre algunas “satisfacciones” que le brindó la Universidad, a Sonia le quedó muy presente el valor de “apostar en la educación pública”, según manifestó. Frente a eso, su presente como docente le despertó sentimientos de “impotencia” al ver que las instalaciones se deterioran, que cuesta reponer un vidrio o hasta abastecer a la institución con agua caliente, debido al poco financiamiento.

Sin embargo, resiste dando clases todos los días y aportando “el mejor conocimiento” a los alumnos de la Universidad que apuestan a la educación pública para su formación profesional.