Ópera prima de Eloísa Solaas, ganadora del Premio a la Mejor Dirección en la última edición del Bafici, Las facultades podría haberse llamado Examen, ya que la película se focaliza en esa escena específica de la vida universitaria en la Argentina. Documental de observación en el que toda instancia vinculada con el dispositivo de producción se mantiene tácita, la primera película de esta realizadora que fue durante años parte de la tríada de programación del Bafici asiste a la situación de examen de alumnos de distintas carreras. El planteo parecería dirigirse hacia alguna clase de análisis general, tal vez una toma de posición con relación a ese método de evaluación. En verdad se trata de lo contrario: de observar lo particular de cada examen de cada alumno, en cada situación específica. Los nervios de uno, la calma de otro, la falta de preparación de un par, el mayor o menor rigor de los examinadores. ¿Para arribar a qué conclusión? A ninguna: en tanto documental de observación, Las facultades se propone hacer ver, no instar a conclusiones.

El film es una variante de lo que podría llamarse “método Wiseman”, en referencia al cineasta neoyorquino Frederick Wiseman, cuya obra entera está dedicada a registrar el funcionamiento interno de las instituciones (un centro de salud mental, un museo, una seccional de policía y así sucesivamente). Solaas se centra en alumnos y docentes de distintas carreras. Pero no todas. Distintas facultades. Tampoco todas. Esta segmentación consciente confirma la renuncia a toda voluntad de generalización. De título engañoso, Las facultades no habla de facultades sino de escenas. De lo que ocurre en ellas: el espacio en el que cada examen se desarrolla, el encuadre elegido, la duración de cada plano, lo que se ve en él. En otras palabras, no habla de un sistema educativo sino de un sistema cinematográfico.

A esto alude una transición de montaje cargada de sentido. Un docente de Diseño de Imagen y Sonido le pregunta a una alumna sobre la concepción del realismo por parte del teórico André Bazin, y allí sobreviene un corte brusco (el único de la película, por lo tanto muy notorio) que lleva al título del film. Traduciendo a palabras: Bazin - Las facultades. El gran teórico del realismo cinematográfico André Bazin relacionó esta condición con un determinado sistema de puesta en escena. Ese sistema es el que Solaas adopta: planos en el que el corte se pospone todo lo posible, corte directo de un plano a otro y, en el caso específico de Las facultades, encuadres fijos, sin movimientos de cámara. La de Solaas es una película baziniana. Como consecuencia de este sistema de filmación, cada plano respira, hay una vida o varias en acción allí.

No todo lo que se dice en Las facultades se entiende: la película trata sobre la circulación de saberes específicos, que cuentan con lenguajes específicos y en algún caso una jerga específica. Lejos de resultar nocivo, este no entender permite, por el contrario, fijar la atención en el resto de la escena: los tiempos de pensamiento y respuesta de cada alumno, los espacios circundantes, las actitudes y estrategias de educadores y educandos. Un estudiante se destaca inevitablemente del resto. Se trata de un preso, estudiante de Sociología en lo que al principio parecería ser la universidad de un centro de detención, y al final es claramente el aula de una universidad “del mundo exterior”.

 

Instigado por su examinadora, el muchacho es el que más cabalmente lleva a cabo lo que podría considerarse “examen ideal", consistente en que quien lo rinde piense “en vivo”, conjugando además el lenguaje propio con el específico de la materia. En un desliz entendible, Solaas se deja llevar por la fascinación y le dedica más tiempo que al resto, así como también una última escena en la que no se lo ve dando examen sino en clase. ¿Se supone que es esa escena alguna clase de coda para la película? De no ser así, no se comprendería su pertinencia, representando un borrón para una película rigurosa y sistemática como pocas.

 

LAS FACULTADES 8 PUNTOS

Argentina, 2019

Dirección: Eloísa Solaas

Fotografía: Esteban Clausse

Montaje: Pablo Mazzolo y E. Solaas

Duración: 77 minutos

Estreno de hoy en cines Gaumont Incaa Km 0 y Malba.