El que acaba de terminar fue el peor semestre de los últimos seis años en lo que respecta a cantidad de espectadores del circuito teatral comercial. El fuerte dato fue confirmado a Página/12 por la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales (AADET), luego de un relevamiento de cifras de enero a junio de este año en comparación al del mismo período desde el 2014. Esta baja fue acompañada por un aumento de la entrada promedio que quedó casi 30 puntos por debajo de la inflación interanual, lo que lleva a que la actividad haya sufrido, además, una caída de alrededor del 40% en su recaudación.
Respecto al 2018, que también había sido un año flojo, la caída de cantidad de espectadores fue del 9%. Si se lo compara con el mejor de los últimos años, el 2014, la baja es aun más estrepitosa: llega al 21%. La situación es particular y llamativa, porque, al mismo tiempo, en estos últimos seis meses se hicieron 570 funciones más que en el mismo período del año pasado, lo que significa que con el teatro está pasando lo mismo que en otros sectores de la actividad: hay una concentración en muy pocos espectáculos, que contienen a la gran mayoría del público.
“Hay un núcleo duro de espectadores que evidentemente sigue yendo al teatro pese a la situación de teatro, pero sucede que todo gira en torno a cinco títulos exitosos que se llevan la mayor parte de la torta, y para el resto está muy difícil poder defenderse”, sostuvo a este diario el presidente de Aadet, Sebastián Blutrach, que aseguró que “si la economía no arranca, el teatro no funciona”. Según contó el productor, debido a la crisis, “en teatros donde habitualmente se hacían grandes espectáculos en cantidad de elencos, como por ejemplo los musicales en el Lola Membrives o el Nacional, hoy hay menor cantidad de integrantes”, lo que simboliza de alguna manera una pérdida en puestos de trabajo de actores y actrices.
“Todo el tiempo llevamos adelante políticas para mejorar la situación, pero tampoco nos sirve bajar los precios o agregar promociones porque no cubrimos los costos de los edificios teatrales”, opina el empresario teatral, para quien “tampoco la solución es el cambio de signo político porque a cualquiera que gane las elecciones le va a costar mucho que la economía arranque”. Para él, “la solución viene dada con que la gente tenga más plata en sus bolsillos, una mínima capacidad de ahorro para volver a salir al teatro, cenar afuera, etcétera.”
En cuanto a la entrada promedio, respecto al año anterior aumentó sólo un 25%, mientras que la inflación interanual fue calculada en 55%. “Somos pocos lo que producimos independientemente de la época y el hecho de que haya habido más funciones que en 2018 marca que queremos reemplazar la caída con volumen, es decir, que trabajamos más para lo mismo o menos que en otras épocas”, dice el director general del Teatro Picadero, que afirma que “sin duda estrenar producciones atractivas puede mejorar circunstancialmente la ecuación, pero eso no quita que las segundas y terceras opciones son más afectadas a diferencia de otras épocas”.
Para el semestre que recién empieza, los números también preocupan. Si bien la comparación será con un período también malo del año anterior, los pronósticos de la economía general, sumado a la incertidumbre y la reacción de los mercados en época electoral, no permiten augurar un futuro mejor para el teatro comercial, otra de las víctimas de la profunda crisis actual.