El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llamó ayer al presidente Mauricio Macri para conversar cinco minutos e invitarlo a reunirse en Washington. En Presidencia aseguraron que, pese a lo breve, la charla fue “muy cordial” y “de mucha cercanía”. La visita a la Casa Blanca aún no tiene fecha y es algo que intentará cerrar hoy la canciller Susana Malcorra cuando se encuentren en Alemania con el secretario de Estado Rex Tillerson, en el marco de una cumbre de cancilleres del G20.
Desde temprano, en la Casa Rosada anticipaban ayer que de un momento a otro se produciría el ansiado contacto. Trump y Macri se conocieron hace muchos años cuando el Grupo Macri intentó realizar un proyecto inmobiliario en Nueva York, pero esa iniciativa no terminó bien. Para peor, durante la campaña presidencial norteamericana, el gobierno macrista se posicionó expresamente a favor de la candidata demócrata Hillary Clinton, con la idea de continuar con ella la buena relación que armaron en unos meses con la gestión de Barack Obama, que incluyó la visita del ahora ex presidente norteamericano al país. El triunfo de Trump significó un baldazo de agua fría para las expectativas oficiales y ahora los esfuerzos de la gestión macrista están puestos en acercar posiciones con la flamante administración republicana.
El teléfono sonó a las 18.15 en la Quinta de Olivos. Para dar una idea de la expectativa del Gobierno, junto a Macri en la oficina estaban el jefe de Gabinete, Marcos Peña, el asesor presidencial José Torello y el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo. Según la información oficial, el diálogo giró en torno a la generación de empleo –“Estoy muy contento porque ya estoy generando nuevos puestos de trabajo en los Estados Unidos”, contaron que le dijo Trump a Macri– y la situación política de la región, en especial la de Venezuela. La oposición a la gestión que encabeza Nicolás Maduro ha sido uno de los ejes de la política exterior del macrismo y su principal carta en su afán de caerle simpático a la Casa Blanca. Con Obama le dio resultado y ahora Macri espera repetir con Trump, quien ya tuvo su primer choque con el gobierno venezolano al acusar al vicepresidente Tareck El Aissami de narcotraficante.
La ilusión del macrismo es convertir a su gestión en el interlocutor de Washington en la región. Por ahora las noticias no fueron buenas. Macri se había jugado a acercar a la Argentina a la Alianza Trans-Pacífico y Trump, en una de sus primeras medidas, anunció la decisión de sacar a Estados Unidos de allí. Luego firmó el freno a la importación de limones argentinos, revirtiendo una medida de Obama que la gestión macrista había presentado como un éxito.
El resultado más importante del contacto de ayer fue que Trump reiteró la invitación a Washington, tal como había hecho lo contactó para saludarlo por su triunfo electoral. Por ahora la concreción está en el aire y la expectativa del Gobierno estaba puesta en que hoy Malcorra consiguiera alguna precisión en su encuentro con Tillerson. Una de las posibilidades que se barajaba era que Macri pasara por Washington en mayo como escala del viaje que tiene previsto realizar a China y a Japón.