“Estamos asistiendo a "una vuelta al perejil", advierte a Página/12 Ruth Zurbriggen, integrante de la colectiva feminista La Revuelta, de Neuquén. Y no se refiere al condimento de alguna receta de comida. En los talleres que brindan socorristas, como ella, en distintas ciudades del país para acompañar a mujeres que quieren interrumpir un embarazo se está escuchando otra vez que llegan con intentos previos de abortar a través de métodos caseros e inseguros, dice. La razón, explica, es el aumento desmedido que han tenido los medicamentos para interrumpir un embarazo: el precio de la caja de misoprostol con el nombre de fantasía Oxaprost, del Laboratorio Beta, se incrementó en más de un 400 por ciento entre 2014 y 2019 y actualmente su costo es de 6052,25 pesos la caja de 16 píldoras, monto que representa un 48 por ciento del salario mínimo, de acuerdo con un informe de Proyecto Generar. “Esas cifras son imposibles para las mujeres más pobres, por más que consigan la receta para comprar las pastillas”, advierte a este diario María Elena Ale, socorrista de la ciudad de Paraná.
En un mes se cumplirá un año del rechazo del Senado, por 38 votos a 31, del proyecto --con media sanción de Diputados-- de interrupción legal de embarazo y --como se advirtió en el debate legislativo-- las mujeres siguen abortando, aunque no se haya despenalizado y legalizado su práctica, en la clandestinidad. Como lo venían haciendo antes de que se abriera la discusión en el Congreso. Se calcula entre 370.000 y 520.000 abortos por año en la Argentina. Hay más de 1 aborto cada 2 nacimientos. La estimación es de 2005, la última vez que se hizo: se trata de un estudio solicitado por el Ministerio de Salud de la Nación y realizado por las demógrafas Silvia Mario y Edith Alejandra Pantelides, en base a dos metodologías validadas internacionalmente.
El misoprostol, ya se sabe, provoca abortos seguros hasta la semana 12, y puede usarse en la casa, aunque después es necesaria una ecografía.“La no regulación de su precio genera riesgos para la vida y la salud de quienes necesitan abortar, aumento de ganancias para la industria farmacéutica, maternidades forzosas también”, advierte Zurbriggen.
Los laboratorios le han puesto el precio al aborto. En 2012, el precio del Oxaprost representaba el 12 por ciento del salario mínimo, indica el estudio del Proyecto Generar. Desde noviembre hay otro laboratorio que vende y produce el misoprostol. Y su precio es algo más barato.
En 2018 la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT) aprobó el uso hospitalario y la venta en farmacias bajo receta archivada de Misop 200 de Laboratorio Domínguez, cuya presentación es de 12 comprimidos --cantidad necesaria para interrumpir un embarazo-- y con indicaciones para uso ginecológico. “Sin embargo, no todas las farmacias cuentan con este medicamento en la práctica”, advierte el informe de Proyecto Generar.
Misop 200 costaba 3840 pesos el miércoles 3 de julio, y una semana antes, 3777: su costo representa el 30 por ciento del salario mínimo. “El monopolio lo sigue teniendo Beta. Estuve el fin de semana en Formosa, y no se conseguía el Misop”, apuntó Ale. Lo mismo sucede en otras ciudades.
El gasto de bolsillo en medicamentos afecta más a quienes menos tienen. En este caso, son las mujeres de los sectores más vulnerables que enfrentan embarazos que no quieren continuar, las más afectadas.
“Si bien en 2014 el misoprostol formó parte del acuerdo de precios en el marco del Programa Precios Cuidados y tenía un precio fijado en 452 pesos, el Laboratorio Beta encontró la manera de sortear ese control para que el costo fuera de 1.112 pesos. Esa empresa subió más de un 400 por ciento el precio de la caja de 16 pastillas de misoprostol entre 2014 y 2019 y modificó la presentación para obligar a las usuarias a comprar más pastillas de las que necesitan, a un mayor precio. Esta situación denota la discriminación que sufren las mujeres que deciden interrumpir un embarazo”, señala Sandoval, de Proyecto Generar.
El significativo aumento del precio del misoprostol “aumenta las brechas y desigualdades y genera más controles sobre las decisiones de las mujeres que viven empobrecidas económicamente. Socavan aún más sus autonomías. Las obliga y empuja a métodos inseguros”, alerta Zubriggen, socorrista neuquina.
El misoprostol es considerado como un medicamento esencial por la Organización Mundial de la Salud . En algunas provincias, directamente rige una restricción para la comercialización del misoprostol en farmacias, como ocurre en Mendoza y en San Juan.
Hasta 1998, durante el gobierno del ex presidente Carlos Menem, el misoprostol se vendía con receta simple. En ese momento --a medida que se fue expandiendo boca a boca que se podía usar también para abortar, además de como protector gástrico--, se empezó a exigir receta archivada. Ese mismo año Menem instauró a través del decreto1406/98 el 25 de marzo como el Día del Niño por Nacer, en coincidencia con la fecha en que la Iglesia Católica conmemora la anunciación a la Virgen María de que estaba engendrando al Niño Jesús. Además, ese día es el aniversario de la encíclica papal Evangelium Vitae, en la que el papa Juan Pablo II rechazó enfáticamente la práctica del aborto.