El tenis argentino llegó a la cima el año pasado, con la obtención por primera vez en la historia de la tan anhelada Copa Davis. Para escalar tan alto, el equipo capitaneado por Daniel Orsanic contó con uno de los hombres más representativos en el último tiempo: Carlos Berlocq (foto). Más allá de que no estuvo en la final frente a los croatas, fue partícipe de las diferentes series que fue superando el equipo. El hombre de Chascomús entrenó ayer en el Buenos Aires Lawn Tennis, para afrontar el duelo de hoy ante el español David Ferrer, y luego respondió consultas que el público dejó formuladas en un buzón, ante la mirada atenta de chicos pertenecientes a escuelas de tenis de Quilmes y Pehuajó.
“En el último punto de la final estaba mirando el partido en mi casa, junto a mi familia. Sentí una emoción muy grande cuando la pelota se fue larga, fue un momento inolvidable”, relata Berlocq. El número 77 del ranking mundial de la ATP explicó algunas de las características de la réplica de la Copa que recibió: “La copa pesa bastante, mis hijos no la pueden sostener solos. La tengo ubicada en el living, bien a la vista, así el que llega es imposible que no la vea, ja, ja”.
“Charly”, como se lo conoce en el mundo del tenis, también recibió el apodo de “guerrero”, por su clásica escena de romperse la remera cada vez que gana un encuenro en la Davis. En ese sentido, aclara que su nivel en el torneo “crece en algunas ocasiones. Generalmente es de siete para arriba. Creo que el impulso de la gente, y el hecho de jugar en equipo me hace sentir menos miedo cuando me toca enfrentar a los rivales”.
En el momento de buscar referentes, Berlocq no lo duda: “De chico me gustaba hacer saque y red. Por eso admiraba mucho a (el sueco) Stefan Edberg”. Por su parte, Ferrer también se mezcló entre la gente para firmar autógrafos y ceder ante el pedido de fotos. A unos metros de Berlocq, el nacido en Alicante jugó su partido con los fanáticos, que esta tarde dividirán sus preferencias para apostar por el ganador.