Para Raquel Albeniz, una frase, una imagen y hasta un apellido pueden ser el disparador de un nueva obra de teatro. También actriz y directora, desde hace años comparte con Paula Etchebehere las decisiones artísticas que determinan las puestas en escena de sus propios textos. Ambas directoras estrenaron en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543) Mientras se vuelan los campos, último texto escrito por la autora nacida en Coronel Pringues, a pocos kilómetros de Sierra de la Ventana, un paisaje que, según cuenta en la entrevista con Página/12, suele introducirse en su imaginario teatral. En la misma entrevista, Etchebehere añade que los espacios no urbanos están ingresando en la cartelera porteña con mayor asiduidad que hace unos años, tal vez “por agotamiento del tema de la familia disfuncional en interiores urbanos”, según destaca.
Interpretada por Coni Marino, Claudio Pazos y David Masajnik, la obra retrata desde su inicio un mundo hostil: hay sequía en el campo, la tierra y el viento están sepultando haciendas y pueblos, los animales comienzan a morirse y un hombre junto a su gallina pide cobijo a una pareja. La situación entre los tres va tensándose por diversas razones pero lo destacable es que aún en la desesperación el personaje femenino apuesta por no abandonar lo que se ha construido, “y aferrarse a una esperanza, a una ilusión, aunque todo se esté yendo al diablo”. La obra, según analiza la autora, “pone en el escenario una parte de nuestro presente rural, la tierra abusada, y la pelea de los habitantes de los campos chicos por evitar la migración”.
Según define Etchebehere, su trabajo consiste en “poner el foco en lo espacial, en los gestos en movimiento, en las luces y la escenografía”, en tanto que Albeniz se ocupa de todo lo concerniente al trabajo interpretativo: “Como soy docente”, dice ella,”me gusta acompañar los procesos creativos de los actores y esperar a que ellos encuentren su código expresivo en la red asociativa que arman”, describe y luego subraya: “a una obra no hay que salir a buscarla sino ir encontrándola a lo largo de los ensayos”. Ambas directoras están de acuerdo en que los textos de Albeniz plantean un universo singular ligado a situaciones que parten de lo cotidiano para volverse surreales, obras en las cuales se entremezcla lo humorístico y lo trágico como si se tratase de un grotesco absurdo. Es por esto que mientras la autora acompaña a los actores en la apropiación del discurso de sus personajes, Etchebehere apuesta a descubrir qué aspectos visuales y auditivos complementan la poética del texto.”Así, en un diálogo entre acuerdos vamos encontrando los límites del trabajo de una y otra”, explican.
La otra de las obras de Albeniz que está en cartelera es Tilcara no existe, interpretada por Amancay Espíndola y la propia autora y dirigida por Alejo Sambán conjuntamente con Etchebehere. En esta obra, la primera en la que Albeniz interpreta un personaje escrito por ella misma, dos mujeres de clase alta comienzan a sentir que están siendo objeto de una extraña transformación: “fueron hijas de terratenientes”, observa la autora y actriz, “viven en un departamento en Buenos Aires, pero al estar rodeadas de mucamas provincianas o bolivianas sienten que están contagiándose de su forma de hablar, de sus costumbres”. Así. su personaje amanece un día luciendo dos trenzas ante el asombro de su compañera. Como las dos juraron matarse en caso de trasmutarse por completo, cantan arias de Wagner para protegerse de las vidalas norteñas. “Se trata de una síntesis exacerbada de la xenofobia, del desprecio por el otro”, explica Albeniz.
Mientras se vuelan los campos, Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543), sábados 22.30.
Tilcara no existe, Teatro No avestruz (Humboldt 1857) sábados, 20 hs.