Los retratos se ven desde la calle. Son caricaturas, claro, pero en las manos del ya mítico Andrés Cascioli una caricatura era más que la exageración de los rasgos fisonómicos de una persona. Era el retrato más esencial posible de un personaje público. Lo notable es que lo que se puede disfrutar en la galería de la editorial Eudeba (Av. Rivadavia 1571) incluye una buena cantidad de obras inéditas del histórico creador de la revista Humo(r), Satiricón y de Ediciones de la Urraca. Entre los primeros retratos están Gabriela Sabatini, Manuel Mujica Láinez, Mario Benedetti, Orson Welles y Marilú Marini. El de Welles es muy potente, con sus ojos penetrantes que miran al visitante como advirtiendo algo inexorable en torno al paso del tiempo.
La muestra fue curada por la esposa y la hija del artista (Nora Bonis y Malena Cascioli). La mayoría de las obras fueron realizadas en pastel, aunque no faltan los acrílicos y las biromes, que son particularmente fuertes. Si bien hay algunos trabajos publicados (además de sus revistas indispensables, hay otros hechos para la cadena Musimundo), llaman la atención una gran cantidad de caricaturas inéditas, en gran formato y dedicadas a muchas figuras de distintos ámbitos culturales.
Pero es en el paso del tiempo donde radica buena parte del interés de la exposición, pues se contraponen dos universos casi paralelos. Por un lado, están los íconos culturales: hay caricaturas de Pappo, de Iggy Pop, Luis Alberto Spinetta, Charly García con María Gabriela Epumer (un trabajo muy interesante por la gestualidad corporal que Cascioli le imprimó a Charly y cómo usó las tramas), Mercedes Sosa, o Ástor Piazzolla con Amelita Baltar. La mayoría de ellos retratos inéditos o publicados por Musimundo. Curiosamente, en esa serie la curaduría también inscribió una ilustración inédita de Barack Obama que, a falta de angelitos y diablitos que hablen sobre sus hombros, tiene palomas y águilas. Gran parte de esas figuras están muertas o ya no ocupan el lugar gravitante que solían tener en la escena cultural.
En la pared de enfrente, en tanto, están las caricaturas políticas. Y ahí se redescubre la potencia indiscutible de los trabajos de Cascioli, su capacidad para editorializar y plasmar un momento político con muy pocos elementos extra por fuera de la fisonomía del retratado. No es que sea algo desconocido, pero reaparece con fuerza. Y lo que llama la atención es que mientras en la pared “artística” las figuras cambian, en la otra los nombres permanecen casi inalterados desde hace quince años. Mauricio Macri, Elisa Carrio, Roberto Lavagna, Hugo Moyano, Alberto Fernández, María Servini de Cubría, Patricia Bullrich y Carlos Menem son algunos de los nombres que siguen capturando titulares de los diarios una década y media más tarde. Apenas algunos nombres cayeron en desuso en esos retratos de “desnudos” para Satiricón y en la mayoría de los casos se trata de figuras que fallecieron en el último tiempo. Queda claro que la gente se aferra más a los resortes del poder que a las industrias culturales masivas. Y como siempre, es indispensable un artista de la talla de Cascioli para recordárnoslo.