Desde Madrid
España se acerca al abismo de unas nuevas elecciones generales. La cuarta en cuatro años, y la cuarta en el 2019, después de las autonómicas y municipales, las del Parlamento Europeo, y las que se realizaron el pasado 28 de abril y dieron por ganador al Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
La posibilidad de unos nuevos comicios se abre después de que fracasara la reunión entre el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y el líder de Unidas Podemos (UP), Pablo Iglesias, para intentar destrabar unas negociaciones que naufragan sin rumbo desde hace un par de semanas.
Los dos líderes de la izquierda debían intentar desatar el nudo que se formó desde que la opción de un Gobierno de coalición se puso sobre la mesa, a raíz de la imposibilidad del PSOE de formar un Gobierno en solitario por no contar con una mayoría de diputados en el Congreso español. Ante ese panorama, Sánchez e Iglesias han negociado en público, en secreto, y a través de los medios sin llegar a un acuerdo.
En el entorno de Sánchez apuestan por un Gobierno de “cooperación”, en el que UP sea la fuerza preferente del PSOE para trabajar en un programa de Gobierno. Un acuerdo que excluye la posibilidad de que Pablo Iglesias, o algún otro dirigente de UP, ocupe cargos dentro del Consejo de Ministros. Por su parte, la fórmula del líder de la formación morada pasa por formar un Gobierno de coalición en el que los espacios en el Ejecutivo se distribuyan de acuerdo a la cantidad de diputados que obtuvo cada fuerza el 28 de abril. El PSOE 123, y UP, 42. Un total de 165 parlamentarios que, incluso, precisa del apoyo de alguna otra fuerza para sumar los 176 que exige una mayoría absoluta.
Esa diferencia en los términos del acuerdo se fue ampliando con el paso de los días, y este martes alcanzó su punto más álgido. Cuando finalizó el encuentro entre los dos líderes de la izquierda, la vicesecretaria y portavoz del PSOE en el Congreso, Adriana Lastra, afirmó que la reunión había sido “infructuosa”, y que parecía que “a Iglesias le preocupan más los nombres del Consejo de Ministros que las políticas a desarrollar”. Un dardo que el partido socialista pretende justificar con la publicación este lunes de un posible programa de Gobierno a pactar con UP, y la invitación para que la fuerza morada sugiriera figuras independientes de prestigio para ingresar en el Consejo de Ministros.
La conclusión que se lleva del encuentro UP según fuentes del partido citadas por eldiario.es, es que Pedro Sánchez convocará unas nuevas elecciones si el 23 de julio no logra ser investido presidente del Gobierno. En público, la declaración de Iglesias fue más moderada. Dijo que España necesitaba “un Gobierno de coalición de izquierdas”, y que esperaba “convencer al PSOE de que flexibilice su posición”, para abrirse a una posición integral de Gobierno. Además, puntualizaba que la idea del PSOE de formar un ejecutivo monocolor, iba “en dirección contraria a lo que ha votado la ciudadanía”.
Una de las opciones que baraja UP es votar en contra tanto en la primera votación, del 23 de julio, como en la segunda, del 25 del mismo mes, y esperar que en septiembre, cuando Sánchez podría optar por someter su investidura al voto del Congreso una vez más, lo hiciera con un acuerdo previo que incluya un Gobierno de coalición con presencia de dirigentes de UP en el Ejecutivo. De esa manera, se evitaría ir a unas nuevas elecciones; lo que Iglesias cree que el líder socialista no terminará haciendo puesto que sería “irresponsable”.
Sin embargo, el PSOE no descarta la posibilidad de unos nuevos comicios, e incluso algunos medios aseguran que ya se están preparando. La semana pasada, el Centro de Investigaciones Sociológicas, la encuestadora estatal, publicó un informe de cara a un posible nuevo comicio, en el que el PSOE volvería a ser el partido más votado, y aumentaría su ventaja sobre el resto de los competidores; UP, por su parte, perdería unos siete diputados, mientras que en el arco de la derecha, el PP lograría mejorar su posición en detrimento de Cs y la ultraderecha de Vox. Un escenario que, en cualquier caso, dejaría a Sánchez ante la misma encrucijada de no contar con una mayoría propia, pero, como apuntaba el analista Enric Juliana días atrás en el diario La Vanguardia, traería de regreso el ya conocido predominio del bipartidismo, que tranquiliza al establishment.
La fecha de las nuevas elecciones sería el 10 de noviembre. Un horizonte de fin de año sin las presiones de las elecciones europeas, y las autonómicas y municipales, pero con el fantasma de la abstención flirteando con una sociedad harta de acudir al cuarto oscuro. En este sentido, quien se muestra algo cansada de la incertidumbre política del país ibérico es la Unión Europea. Este fin de semana, El País publicó un artículo en el que recogía el malestar que rezuman las autoridades de Bruselas por el naufragio español. Con la ultraderecha agitándose en Italia y en Francia, los jefes del bloque europeo esperaban que España mostrara una apuesta clara por la democracia y los valores de la Unión. La posibilidad de unas nuevas elecciones, es también la posibilidad de que la derecha sume una mayoría con Vox, y logre llegar a la Moncloa.
Entre el cansancio de Bruselas, el riesgo al impulso de las derechas, y la presión de UP, Pedro Sánchez empieza una cuenta regresiva de dos semanas antes de realizar su primer intento de formar Gobierno y poner fin a tanta confusión.