El regreso de Julio Chávez a la pantalla chica es todo un acontecimiento. En noviembre de 2017 había aparecido por última vez en El maestro, donde interpretaba a Abel Prat, otrora exitoso bailarín de danza clásica devenido profesor de danza. Pero en esta oportunidad, la ficción lo aleja del mundo artístico para llevarlo al de la política, un terreno ya explorado por el actor cuando protagonizó El puntero en 2011.
En esta ocasión, Chávez toma el desafío de meterse en el cuerpo de Miguel “El Tigre” Verón, líder sindical y secretario general de la UTCA (Unión de Trabajadores de la Carne), en El Tigre Verón, la nueva miniserie co-producida por Pol-ka, Turner, El Trece y Cablevisión , y que El Trece emitirá todos los miércoles, a las 22.45. También podrá verse completa en Cablevisión Flow desde mañana jueves 11 de julio y por TNT a partir del sábado 13 de julio, a las 23.
En la ficción de doce episodios escrita por Germán Maggiori y Marcos Osorio Vidal, y dirigida por Daniel Barone, las tensiones propias del sindicalismo se entrecruzarán con la vida cotidiana y familiar de los personajes. En ese contexto, “El Tigre” se revela como un referente político poderoso y eficaz al momento de representar a los trabajadores, aunque también ostenta un nivel de vida superior al de cualquier obrero y emprende negociados que parecen opacar sus acciones y decisiones sindicales.
“El Tigre Verón es la historia de un sindicalista de la carne, pero no hay en ella elementos reveladores en sí mismos, sino que la revelación se da en el transcurso de la serie”, anticipa Chávez, quien estará acompañado por un elenco numeroso encabezado por Marco Antonio Caponi (Fabito), Sofía Gala (Justina) y Esteban Masturini (“Juando”), quienes interpretarán a los tres hijos de Verón, y por Andrea Pietra (Marina Paniguini) y Alejandra Flechner (Fátima Ferrari), pareja actual y ex esposa del "Tigre", respectivamente. Finalmente, Manuel Callau, como Antonio “El Chaqueño” Morán, empresario del rubro de la carne, y Muriel Santa Ana, como la fiscal Lorena Raimundi, encargada de investigar los movimientos de Verón y su familia, ocuparán los roles de los principales antagonistas.
“Siempre que aparece una propuesta del equipo de Adrián Suar, ya hay un 50 por ciento de posibilidades de que acepte estar en ese proyecto, porque todo lo que he hecho últimamente en televisión lo he hecho con ellos. Me siento muy cómodo trabajando con Pol-ka, y aprecio mucho el espacio que me han dado para que yo pueda desarrollar mi oficio”, asegura el actor. No obstante, cuenta que hizo sus observaciones antes de dar el sí definitivo. “La primera pregunta que hice fue si iba a ser un programa testimonial, o si iba a ser una ficción. Para mí eso era fundamental, porque yo no hubiera aceptado hacer una serie de denuncia”.
- Precisamente, la serie se estrena en un año electoral, y en ese contexto las lecturas políticas y las especulaciones se agudizan. ¿Cree que la serie puede ser también objeto de esas lecturas?
- Las lecturas políticas no devienen solamente de los objetos que se presentan. El que quiera hacer una lectura política lo puede hacer de cualquier cosa, y tiene el derecho de hacerlo también con la serie. Yo no me ocuparía de que eso no suceda, pero para mí no existe esa posibilidad porque El Tigre Verón finalmente es un drama familiar con elementos vinculados al sindicalismo y, desde mi punto de vista, no tiene ningún tipo de intención subliminal. Ahora, si aquellos que pertenecen a algún espacio de la política o de la militancia quieren utilizar al “Tigre” Verón para hacer algo con eso, lo pueden hacer aunque yo no esté de acuerdo. Porque si hubo alguna escena donde sentí que podía haber algo de provocación eso se ha corregido. Es cierto que alguien puede preguntarse: “¿Justo en un año electoral?”. Y sí. ¿Qué querés que te diga? Hay gente que tiene paraguas guardados en la casa esperando a que llueva. Y cuando llueve, los saca a vender. Pero la serie no provoca, ni es proselitista. Por el contrario, construye una ficción donde aparece la figura del líder, del perro alfa. El "Tigre” Verón es un héroe, en el sentido de que es alguien que se diferencia saliendo y haciendo algo autónomo. Es también, de alguna manera, un caudillo que hace gala de su rol de liderazgo.
- Hay una cierta ambigüedad en este personaje. Por un lado, cumple con su tarea de secretario general defendiendo los derechos de los trabajadores, pero por otro lado se involucra en causas que no son tan nobles. Ahí existe una contradicción…
- La contradicción que tiene todo ser humano que, para lograr lo que considera que está bien, hace muchas cosas que no están bien. A mí me gustaría saber qué persona cumple, durante las 24 horas de su día, con el estatuto de la ética en todos sus puntos. El "Tigre” Verón se mueve en un mundo que no es transparente, porque este personaje no es la construcción de un sindicalista de Billiken. Eso sería pueril. Uno mismo ve que en una reunión de sindicalistas y políticos las cosas que se dicen son muy fuertes en relación a lo que ocurre en la ficción. Por eso, en algún punto, la ficción es ingenua.
- ¿La realidad supera la ficción?
- Sí, o la realidad es una ficción escrita por autores muy superiores (risas). Pero si en la ficción te metés en el mundo del boxeo, vas a tener que contar que cada tanto una pelea está comprada o vendida, porque eso forma parte del folklore del asunto, y no es una revelación ni nada nuevo. Eso pasa en la serie en relación con el sindicalismo. Pero no acusamos a nadie, porque es una ficción.
- Para componer este personaje, además de valerse de su experiencia en el oficio y en su intuición, ¿indagó en el campo sindical?
- Sí, por supuesto. Fui a ver a un sindicalista de la carne, que me recibió con mates y facturas, pero cuando me fui me dijo: “Ojo con lo que van a hacer”. O sea, que al final apareció una advertencia del tipo “somos buenos, pero podemos dejar de serlo”. Leí también varios textos, notas y biografías sobre sindicalistas, y miré muchos videos. Y todo eso me fue alimentando, y a veces decepcionando. Además, fui a un gimnasio de box, y eso fue muy interesante, porque a muchos sindicalistas les gusta ese deporte y son muy amigos de los boxeadores. Se arma ahí algo muy particular. Es interesante esa mezcla. De hecho, al “Tigre” Verón le gusta mucho el box y yo elegí para interpretarlo una manera de caminar con la que pareciera estar siempre en una posición defensiva. El es alguien muy estresado por su rol. Yo no elegí este oficio para criticar, sino para comprender algo acerca de la naturaleza humana. Y en ese sentido, para mí “El Tigre” Verón fue muy atractivo para indagar. Es un tipo que tiene una casa importante pero al mismo tiempo tiene una sola campera, y cuando leí el guión la primera idea era que él tuviera un mega auto, pero yo dije: “No, pónganle un Torino”, porque en verdad él tiene un buen coche pero lo que le gusta es el Torino, un coche de hombría. Me gusta mucho construir el personaje.
- Los personajes que interpretó en la ficción televisiva, en los últimos años, fueron muy distintos entre sí. ¿Esa diversidad suele ser un factor que influye al momento de elegir participar de un proyecto?
- Inevitablemente parecería ser que sí. A veces, tampoco sé muy bien dónde radica la diferencia, pero me ocupo de que exista. Yo hice tres películas de cine independiente, que fueron Extraño, El custodio y El otro, en las que he sido catalogado como “el actor mudo”, porque mis personajes tenían la característica de que hablaban muy poco. Pero yo me ocupé, y estoy contento con el resultado, de que esos tres silencios fueran silencios diferentes. Y en ese momento me dije: “Qué suerte que tengo”, porque hice una indagación acerca de lo que son las particularidades de los silencios. Aun en cosas que parecen parecidas, me ocupo de diferenciarlas, porque eso es parte de mi labor.