Por tercera vez en menos de un mes, la canciller alemana Angela Merkel tembló en un acto público y se encendieron nuevamente las alertas sobre su salud. Las especulaciones se extienden más allá del primer episodio, que la canciller atribuyó a un supuesto problema de deshidratación. Los interrogantes son cada vez mayores.

En las imágenes difundidas por las cadenas alemanas se puede ver como la canciller, que el próximo 17 de julio cumplirá 65 años, sufre un episodio de espasmos mientras suena el himno alemán durante la recepción con honores militares del primer ministro finlandés, Antti Rinne. Como en otras oportunidades, Merkel salió rápidamente a aclarar que “se encuentra bien” y que “no hay que preocuparse”, aunque eso no evitó que se desataran especulaciones en todo el mundo sobre su salud.

Esta mañana, cuando la canciller estaba de pie al lado de Rinne en la Cancillería, y mientras sonaban los himnos oficiales de ambos países, tuvo que cerrar nuevamente los puños para controlar los espasmos en todo su cuerpo. Sus brazos, su torso y sus piernas se sacudieron, hasta que pudo volver a caminar tras la ceremonia.

Sus temblores fueron menos intensos que la primera vez en que se hicieron públicos, cuando estaba en presencia del presidente ucraniano Volodimir Zelensky. En aquel momento lo atribuyó a una deshidratación relacionada con el intenso calor que hacía en Berlín.

Aquel episodio tuvo lugar cuando la canciller asistía junto al presidente ucraniano a un desfile militar en la entrada de la Cancillería, donde la temperatura rozaba los 30 grados centígrados. Al sonar el himno alemán, Merkel se apretó las manos y poco después su cuerpo empezó a temblar. Con los brazos levemente tendidos hacia adelante, intentó atenuar los temblores durante al menos medio minuto. Después del himno, la canciller pareció mejorar y pudo recorrer rápidamente la alfombra roja junto a Zelenski hacia el interior del edificio.

Además del anteriormente citado, el último temblor lo había sufrido el pasado 28 de junio durante un acto celebrado en el palacio de Bellevue, en Berlín.

Hoy las temperaturas en Berlín, templadas para la época estival, descartaban un incidente vinculado al calor. "Estoy muy bien. No hay de qué preocuparse", aseguró luego en conferencia de prensa Merkel, quien aclaró no obstante que todavía se estaba recuperando psicológicamente del primer episodio en la cancillería.

"Hay avances y debo vivir con ello durante un tiempo", añadió sin dar mucha más información. También los portavoces del Gobierno afirmaron que la canciller se encuentra bien y capacitada para cumplir con sus obligaciones, sin brindar más detalles al respecto.

Consultada sobre la situación, la portavoz adjunta del gobierno alemán Ulrike Demmer respondió hoy en rueda de prensa a las preguntas insistentes de la prensa que la canciller “se encuentra bien” y que tras los honores militares se entrevistó con Rinne “según lo planeado”.

Agregó que la canciller ha cumplido en las últimas tres semanas perfectamente con toda su agenda y agregó que todas las ruedas de prensa que ha brindado Merkel en estos días “son una prueba de que el gobierno está trabajando magníficamente, de manera constructiva y con mucho empeño”. La versión oficial insiste en que los nuevos temblores se deben a un proceso de recuperación iniciado tras el primer ataque.

A la pregunta de si además de los tres episodios de temblores en público, Merkel ha sufrido más espasmos que no han trascendido, Demmer señaló al respecto que ya ha dicho todo lo que se puede decir.

Cabe recordar que más allá de los tres episodios ocurridos durante este año, la canciller alemana registra otros episodios previos que podrían estar conectados. En 2014, Merkel sufrió un mareo que la obligó a interrumpir una entrevista con la cadena de televisión ZDF. Luego de ingerir alimentos, pudo continuar con la nota sin inconvenientes.

En 2015, se cayó al piso en un entreacto de la ópera "Tristán e Isolda" que inaugurara el Festival Richard Wagner de Bayreuth (Baviera). Por último, en junio de 2017 y durante una visita a México DF, Merkel sufrió unos temblores muy similares a los consignados este año, en la recepción que ofrecía el entonces presidente Enrique Peña Nieto. En ese momento también se dijo que la causa de esos movimientos fue una leve deshidratación.

Lo cierto es que a la canciller no se le conoce ninguna enfermedad grave al día de la fecha. Aficionada al senderismo, cumplirá 65 años dentro de una semana. Llegó al poder en 2005 y fue reelegida para un cuarto mandato en las elecciones generales del pasado 2017. Anunció además en octubre del año pasado que éste será su último mandato.

Tras una serie de derrotas de su bloque conservador en comicios regionales, anunció que no buscará un nuevo mandato, tras 18 años al frente de la Unión Cristianodemócrata (CDU). No pretende asumir ningún otro cargo político, sea a escala alemana o europea. Su decisión está motivada por los malos resultados obtenidos por su bloque en las últimas elecciones, sumado a la debilidad para formar una gran coalición entre conservadores y socialdemócratas que le permita gobernar cómodamente al espacio.

 

“Cuando Angela Merkel tiembla, toda la Unión tiembla”, sentenció por la mañana el periodista Stephan-Andreas Casdorff en el diario Tagesspiegel. Su relevancia para la Unión Europea no admite sospecha alguna, pero su estado de salud sigue siendo una verdadera incógnita.