Cuenta la leyenda japonesa que cuando se planta una semilla de bambú tarda siete años en salir a la superficie. La metáfora oriental que habla del crecimiento y la constancia, la fortaleza y la flexibilidad fue la inspiración de Maca Mona Mu para dar forma a Bambú, su nuevo material. “No tardé siete años en grabar el disco pero me sometí al proceso del bambú internamente. Me retiré un poco del entorno, no toqué mucho esos años, estuve viendo mis luces y mis sombras, incluso me sometí a procesos en los que dije ‘dejo la música’; tuve crisis muy grandes que me fortalecieron para hoy poder mostrarme y compartir mis canciones desde otro lugar”, dice la cantautora Macarena Muñoz.
Bambú, en el que colaboran Paula Neder, Luciana Mocchi e Hilda Lizarazu, tiene 18 canciones separadas en tres etapas que representan los períodos de la planta: la semilla, la expansión de la raíz y el momento de salir al exterior. “Es muy personal como lo dividí”, dice Maca, que invita a todos a la presentación del disco, aunque no puedan pagar la entrada: “Que se acerquen igual, la idea es reunirnos”.
Las canciones de Bambú son de tinte folclórico y proponen una recorrida conceptual cuyos arreglos de fino gusto embellecen lo que ya era estético. Los estudios de tango y folclore, y música académica se mechan con el espíritu lúdico de la artista. “Lo que hago es una mezcla del Payaso Plin Plin, tangos, sambas y lo que escuché que dijo el colectivero; es un poco de todo, me parece”. Y así canta letras cotidianas y también profundas, anclando en la botánica que, además de las composiciones, está presente en su vida diaria.
El segundo disco de la cantante, que fue seleccionada en la Bienal de Arte Joven entre 600 artistas para producir su próximo trabajo, es de una sutileza, elegancia y sencillez notables. Una recorrida por los videos de diferentes momentos de Maca corrobora las facetas y la espontaneidad con la que la artista se mueve, natural como un pájaro en el aire, dúctil como el bambú que se dobla y no se quiebra. También hay covers (Ya no sos igual, de 2 Minutos; De nada sirve, de Moris y Camafeo, de Spinetta) que exponen la versatilidad de una chica que canta con la fuerza del tango y propone la novedad del presente. Su potencia reside, además de en la voz y en la destreza con la guitarra, en la presencia del juego. “El ‘Mona’ del medio remite a un apodo que tenía en la adolescencia, que era por el calendario maya en el que soy mono espectral azul, y de ahí me gustó mucho ese rótulo porque significa el niño eterno, la persona que tiene el niño y no lo abandona”, cuenta.
A los 18 años Maca firmó contrato con BMV y Emi Odeon por el disco Explotar, con canciones que compuso a los 14. Pensando que iba a generarle trabajo y en consecuencia, dinero, aceptó las condiciones de la discográfica. Sin embargo, eso no sucedió. Así que se independizó y comenzó Mama Mona, un proyecto con el que tocó melodías ciclotímicas, tal como lo define ella. “Eran composiciones de creación mucho más enroscada, cambios de ritmos… En la misma canción pasaba del rock al reggae, una parte de cumbia, era una ensalada de estilos”, cuenta.
Para el disco que ganó la Bienal Maca también pensó en una planta, el calanchoe, que tiene el don de clonarse a sí mismo y cuya raíz se desarrolla en espacios reducidos. Crece hasta por las grietas de los balcones. “De las hojas le salen pequeños brotecitos y le permiten expandirse. Es lo que siento con mis canciones, porque aparece una y otra y otra. El calanchoe es tomado como maleza, como esa cosa medio plaga. Y tiene esa particularidad, que crece y tiene muchas ganas de existir”, dice la cantante.
Maca, la mona graciosa que juega desde niña a dibujar los acordes que fue aprendiendo de oído, que le cantaba a su abuela cuando la llevaba al colegio, que analizaba con su mamá las letras de Charly García sentadas en el balcón de su casa en Saavedra, dice que se apropió del Kin Maya para no olvidarse que todo lo referido a la música empezó como un juego. “Cuando empezás a trabajar con la música y te vas poniendo cada más adulto, por ahí nos olvidamos cada tanto que se trata de algo desinteresado, sin expectativa”. Y aquí se devela el misterio del encanto de esta chica: siempre fue un juego y, según parece, lo seguirá siendo.
Maca Mona Mu presenta Bambú el sábado 20 de julio en el Teatro Xirgu Espacio Untref Chacabuco 875, a las 21.