Fue vicepresidente de Capitol Records y Elektra Records; produjo discos de Louis Armstrong y Jack Jones; fundó una división de Warner Communication. Pero al estadounidense Mickey Kapp –veterano del mundillo de la música que acaba de morir a los 88 años– se lo recordará siempre por haber sido el tipo que les hacía los mixtapes a los astronautas que viajaban al espacio. Y no a cualesquiera, dicho sea de paso: la travesía de Neil Armstrong y Buzz Aldrin a bordo del Apollo 11, por caso, no hubiese sido igual sin el aporte de este varón, proveedor no oficial de musiquita de la NASA, responsable de haber amenizado más de un viaje estelar. Tuvo su eureka al enterarse de que la agencia espacial enviaba a sus cosmonautas con grabadoras de casette compactas Sony TC-50, suerte de protowalkman, que les servían para apuntar oralmente, sin necesidad de lápiz y papel, observaciones durante sus misiones. Sugirió entonces a sus amigos de la NASA que las cintas no fuesen vacías: que tuviesen canciones, amén de aligerar la estresante, exigente, peligrosa labor de días; y que, en todo caso, los aeronautas grabasen encima de los temas sus bitácoras verbales. “Podían estar días enteros mirando a la nada misma. Así que obtuve copias de las cintas maestras de todo lo que querían escuchar, y las grabé para ellos”, contaba sin darse ínfulas el varón que tomaba su labor curatorial con seriedad, aprovechando sus contactos con la industria al máximo. Eso sí, más que aportar temas que a él le gustasen, apuntaba antes qué querían oír los viajeros en sus odiseas por el espacio. Así, el mixtape de Aldrin incluye favoritos personales como Galveston, de Glen Campbell; People, de Barbra Streisand; Three O’Clock in the Morning, de Lou Rawls; Angel of the Morning, de Bettye Swann; el cover que Peggy Lee hizo del track de Sly Stone Everyday People. Armstrong, en cambio, solicitó Music Out of the Moon, álbum de 1947 de Les Baxter donde sonaba el instrumento que devendría favorito del género sci-fi: el theremín. Y que incluía, claro está, una rapsodia lunar, muy apropiada dadas las circunstancias... Por cierto: la noche anterior a la histórica pisada a la luna, que por estos días cumple 50 años, se escucha en registros que Aldrin dice: “Vamos a poner algo de música ¿Dónde estás esas cintas?”. Acto seguido, suenan débilmente, de fondo, los frutos del laburo de Kapp. Que recientemente, en una entrevista, explicaba: “El peso era una gran preocupación para la NASA, porque es caro poner cosas en el espacio. La música, por suerte, no pesa nada”.
El hombre que musicalizó la llegada a la luna
Este artículo fue publicado originalmente el día 14 de julio de 2019