El presidente Donald Trump está considerando contratar a la empresa de un asesor multimillonario del mundo de los negocios para auditar el desempeño de las agencias de inteligencia, en medio de las investigaciones del FBI y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), que intentan determinar si el vínculo de sus asesores con espías rusos incidió en los resultados de las elecciones que lo llevaron a la Casa Blanca.
Stephen A. Feinberg, dueño de la empresa Cerberus, sería la figura elegida para supervisar las tareas de los agentes de inteligencia en medio de la controversia entre Trump, el FBI y la NSA. Integrante del consejo económico de Trump, Feinberg tiene vínculos estrechos con Stephen Bannon, el “cerebro” detrás de muchos de los discursos y las decisiones del presidente, y con Jared Kushner, yerno del mandatario.
La vocera de la Casa Blanca señaló recientemente que la administración Trump está tomándose “seriamente” la cuestión de las últimas filtraciones y que harían “una revisión a fondo”, aunque no dio más detalles sobre el tema. Si bien todavía no ha habido una comunicación oficial ni de Washington ni de la empresa, en los pasillos del Congreso y en los escritorios de las agencias ya se encendieron las alarmas.
Los antiguos funcionarios de inteligencia aseguraron que Bannon y Kushner ya habían pensado darle a Feinberg la dirección de la inteligencia nacional, un rol que históricamente es reservado para agentes de carrera, pero finalmente desistieron. Por eso creen que la decisión de Trump es tomar el control de las agencias pero desde otro lugar.
Según el New York Times, funcionarios del FBI temen que una decisión como ésta, que traduciría las críticas del presidente en una acción concreta contra las agencias de inteligencia, podría reducir su independencia y reducir el flujo de información que contradiga a la Casa Blanca.
Ayer y después del escándalo con Michel Flynn, ex director del Consejo de Seguridad Nacional, los organismos de inteligencia afirmaron que otros altos asesores del presidente tuvieron extensas comunicaciones con espías rusos. Automáticamente, Trump volvió a criticar a los servicios secretos, calificó de “ilegales” las filtraciones a la prensa y pidió que "no interfieran en política”. Más tarde, durante su reunión con el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, llegó a calificar lo sucedido como una “acción criminal”.
Trump nominó al principio de su mandato a Mike Pompeo, un senador republicano para liderar la CIA, y reservó para Dan Coats, otro senador de la misma fuerza, la dirección de la Inteligencia Nacional. Sin embargo, todavía esperan ser confirmados. Para encontrar un antecedente similar, habría que remontarse a la presidencia de Ronald Reagan, quien también eligió en su momento a un empresario para el mismo cargo que ocuparía Feinberg, aunque fue forzado a renunciar seis meses después.